Hay niños muy inteligentes que son incapaces de desarrollar su máximo potencial por alguna falla en alguna de estas funciones
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El escenario es muy común: es hora de salir al colegio y nuestra hija no puede conseguir sus zapatos, mientras los busca se distrae con una muñeca que dejo encima del sofá y se pone a jugar con ella.
Es una niña muy inteligente y no entendemos por qué le cuesta tanto concentrarse en una tarea, manejar su tiempo o trabajar sin distracciones. Tal vez nuestra hija tiene algunas debilidades en sus funciones ejecutivas.
Pero ¿qué son las funciones ejecutivas? Muchas personas pueden pensar que se trata de las funciones o habilidades que debe tener un ejecutivo, y aunque tiene alguna relación con eso, la verdad es que las funciones ejecutivas son las habilidades neurológicas que requieren las personas para ejecutar distintas acciones.
Las funciones ejecutivas son necesarias para llevar a cabo cualquier acción, y especialmente para funcionar independientemente en una sociedad.
Según los psicólogos Richard Guare y Peg Dawson en su libro “Smart but Scattered¨ las principales funciones ejecutivas son:
1. Razonamiento
2. Planificación
3. Fijación de metas
4. Toma de decisiones
5. Inicio y finalización de tareas
6. Organización
7. Inhibición
8. Monitorización
9. Memoria de trabajo verbal y no verbal
10. Anticipación
11. Flexibilidad
Muchas de estas funciones se desarrollan desde muy temprana edad y los padres debemos ser capaces de reconocer si nuestros hijos tienen alguna falla que no les permite ejecutar alguna tarea con facilidad. Estas funciones no tienen nada que ver con la inteligencia, hay niños muy inteligentes que son incapaces de desarrollar su máximo potencial por alguna falla en alguna de estas funciones.
Existen algunas funciones que se refieren más al razonamiento (memoria de trabajo, razonamiento o planificación) y otras que se refieren más a la voluntad (Inicio y finalización de tareas, inhibición y toma de decisiones) es importante reconocer si la función que necesitan reforzada nuestro hijo se refiere más a su mente que a su voluntad.
Para las funciones más racionales se requerirán técnicas de ejercicio mental o memoria, mientras que las funciones que corresponden más con la voluntad se pueden desarrollar con el ejercicio de hábitos y rutinas.
Algunas actividades que pueden ayudar con el desarrollo de las funciones ejecutivas son: elaboración de un horario, planificar actividades que ayuden con la autonomía, realizar guías de autoinstrucciones para las tareas que más les cuestan, o sencillamente dar ordenes sencillas y concretas.
Recursos como este video, o una gran cantidad de literatura disponible ayuda a los padres a reconocer la importancia de las funciones ejecutivas.
Es importante conocer cómo funcionan y cómo remediar las fallas, porque es muy común que un niño sea estigmatizado en la escuela o en el hogar por ser “distraído” o “desordenado” y a lo que nos enfrentamos la mayoría de las veces es a un niño que, aunque tenga muchas otras fortalezas en su personalidad, lo que muestra es un pobre desarrollo de algunas de estas funciones.
Es nuestra labor como padres reconocer estas deficiencias e informarnos sobre cómo podemos ayudar a nuestros hijos a alcanzar su máximo potencial.
