Es en la infancia y en la adolescencia cuando las personas son más vulnerables y quedan marcadas con más fuerza por lo que les sucede
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Un trauma es una herida psíquica que sufren algunas personas como consecuencia de un suceso o conjunto de sucesos negativos en su vida, que les afecta de forma dramática causándoles dolor y angustia emocional. Estos sucesos negativos dejan huella en la persona que lo sufre, modifican su personalidad y también afectan a su actitud y comportamientos futuros ante situaciones similares.
Es importante aclarar que el trauma en ocasiones es el resultado de lo que se percibió y no de lo que realmente sucedió. Puede ocurrir, por ejemplo, que una persona durante su infancia se sintiera rechazada o que no se sintiera querida, pero esto no significa que efectivamente haya sido así. Sin embargo, al haberlo vivido como si así fuera, sufrirá todas las consecuencias que se derivan de un trauma emocional.
¿Quién puede sufrir un trauma y por qué?
Un trauma puede producirse a cualquier edad. Sin embargo, es en la infancia y en la adolescencia cuando las personas son más vulnerables y quedan marcadas con más fuerza por lo que les sucede. A estas edades no se tiene una personalidad definida y se tiene poca capacidad de respuesta para hacer frente a acontecimientos que influyen negativamente en las personas.
Hay sucesos en la infancia que marcan para siempre y que dejan secuelas dependiendo, sobre todo, de la gravedad del suceso y de la frecuencia con la que ocurrió.
Cómo superar un trauma
Todas las personas, y a cualquier edad, pueden quedar traumatizadas por un suceso negativo que ocurra en un momento determinado. Lo importante es afrontarlo y no permitir que le afecte durante toda la vida. Para ello es aconsejable:
– Asumir el pasado. La vida de las personas está llena de vivencias y recuerdos, algunos agradables y otros tristes y dolorosos. El problema surge cuando los recuerdos desagradables dejan huella, es decir, estos recuerdos se viven con especial intensidad y causan un profundo dolor y angustia. Es fundamental descubrir el origen de esos temores para aprender a enfrentarse al problema y así poder solucionarlo.
– Contar con el apoyo de amigos y familiares. En casos concretos se puede encontrar apoyo a nivel social, según el tipo de trauma que se sufre. Las mujeres maltratadas o víctimas de abusos sexuales, pueden acudir a determinados centros sociales que tengan entre sus funciones, la de ayudar a víctimas de la violencia de género o de agresiones sexuales.
– Acudir a un profesional. En determinadas ocasiones no se tiene clara la causa del trauma. Lo principal, en este caso, es descubrirla para comprender el porqué del problema y a partir de ahí poner solución. Es aconsejable acudir a un profesional para que a través de conversaciones o mediante algún tipo de terapia que ayude a encontrar el origen del problema.
– Superar los posibles sentimientos de culpa. Hay personas que se sienten culpables por el suceso que les causó el trauma. Consideran que podían haberlo evitado o que fueron ellas quienes provocaron la situación. En estos casos, lo primero es superar ese sentimiento de culpabilidad, deben tener claro que ellas son las víctimas y que no hicieron absolutamente nada para que eso sucediera.
– Modificar las conductas. Consiste en modificar los pensamientos, sentimientos y emociones. Cuando con relación al suceso traumático aparecen una serie de conductas irracionales. El profesional ayuda a comprender la irracionalidad de esas conductas, desmontando esas ideas y enseñando a modificarlas o a cambiarlas por otras alternativas.
El apoyo de la familia y la vida afectiva estable y serena son uno de los medios mas eficaces para superar situaciones de conflicto y trauma personal. El amor sana las heridas con una eficacia maravillosa.