“Sea bendita, oh María, aquel bienaventurado momento en el que de tu carne vestiste al Hijo de Dios…”Una humilde oración para recordar el anuncio del ángel Gabriel y el sí de María:
Sea bendito, oh María, aquel saludo celeste que dio al anunciarte el ángel de Dios. Ave María…
Sea bendita, oh María, aquella gracia sublime de la que plena te predicó el ángel de Dios. Ave María…
Sea bendito, oh María, aquel anuncio feliz que desde el cielo te trajo el ángel de Dios. Ave María…
Sea bendita, oh María, aquella profunda humildad, con la que te declaraste Esclava de Dios. Ave María…
Sea bendita, oh María, aquella perfecta resignación con la que te subyugaste a la voluntad de Dios. Ave María…
Sea bendita, oh María, aquella angélica pureza con que recibiste en tu vientre al Verbo de Dios. Ave María…
Sea bendito, oh María, aquel bienaventurado momento en el que de tu carne vestiste al Hijo de Dios. Ave María…
Sea bendito, oh María, aquel afortunado momento en el que te convertiste en madre del Hijo de Dios. Ave María…
Sea bendito, oh María, aquel afortunado momento, en que comenzó la humana salud con la Encarnación del Hijo de Dios. Ave María…
Fuente: Maria con te, Año II, n. 12, pag. 34