El cuento con el que C.S. Lewis explica la dificultad del hombre para conocer a Dios
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Es difícil que Lewis retrocediera en su obra para reescribirla después del cambio que supuso en su vida su conversión al cristianismo. Esto lo hizo con una parábola destinada a explicar las dificultades que tenemos los hombres para conocer las verdades de Dios. La explicaba de la siguiente forma:
Una mujer, embarazada, es puesta en prisión. La mujer da a luz durante su pena. El niño va creciendo. En la celda no hay más que una pequeña ventana, pero está muy elevada para el niño.
La mujer había sido una artista y le han permitido tener una caja de lápices y un cuaderno. La mujer va dibujando las cosas que ve por la ventana, para mostrarlas al pequeño.
Cuando el niño sale al mundo exterior, tiene una gran sorpresa: las figuras no tienen un contorno dibujado, las montañas no siguen las reglas de perspectiva del dibujo, sino que tienen otra dimensión, la profundidad, y el agua de los lagos no es el blanco del papel, sino que se siente deslumbrado por el brillo de la luz del sol reflejado en su superficie.
Para conocer las verdades de Dios, los seres humanos tenemos dificultades y carencias análogas a las del pequeño que sale de la prisión.
Conocemos la Revelación, lo que Dios ha creado, sus obras, pero carecemos del contacto directo con las verdades divinas y de la visión de Dios.