Cada vez que acuden a un entrenamiento o que celebran una victoria, suman valores a su educación. Cuida que tus hijos aprovechen estos momentos de su semana. El deporte forma parte del horario escolar y de la diversión que todos los niños tienen habitualmente. Algunos juegan a pelota delante de casa, otros lanzan a canasta en el barrio, otros están federados y entrenan disciplinadamente con un profesional…
Desde muy temprano el ejercicio físico les permite desarrollar al máximo sus habilidades y complementa las horas sedentarias que dedican al estudio y la formación intelectual.
Los niños son como una esponja, por eso es importante saber cómo aprovechan las horas de deporte y tratar de que vayan en la misma línea que nuestro proyecto educativo.
¿Quieres que un niño sea respetuoso? Está muy bien que lo lea en los libros y que se lo digáis en casa, pero también necesita “grabar” ese criterio a base de decidir él mismo que se lo aplica en el deporte. Ser respetuoso se concreta entonces en: saludar y despedirse educadamente, escuchar a los compañeros cuando proponen algo, atender a lo que dice el entrenador, valorar al equipo rival como un compañero no como un enemigo, aceptar la derrota en un encuentro…
También si se trata de deporte en solitario, es importante subrayar que muchos valores siguen siendo aplicables: al resto de compañeros que se preparan, al entrenador, a mis padres…
Aquí tienes una galería con 15 valores para que tu hijo crezca bien haciendo deporte. En conjunto los llamaríamos “espíritu deportivo” o “deportividad”:
Dedicación, entrega
El deporte hace que madruguen, que aprovechen el rato de estudio. Hay que jerarquizar y emplear bien el tiempo. Además, exige constancia y regularidad: una o dos veces por semana, los fines de semana… Habrá temporadas en que se hace cuesta arriba y es entonces cuando se nota si han asumido su responsabilidad en la tarea.
Esfuerzo, fortaleza
Todo ejercicio físico cuesta al principio y exige superación constante. El deporte ayuda a mantenerse en pie de lucha frente a los obstáculos que uno encuentra en la vida.
Responsabilidad
En el deporte los niños encuentran sus primeros ámbitos de responsabilidad: cuidar el material, ser puntuales en los encuentros, jugar y defender la posición que les toca tanto en días buenos como en los días en que no se encuentran al cien por cien…
Amistad
Un equipo es una plataforma maravillosa para conocer a otros niños y crear un nuevo grupo de amigos. Con ellos van a pasar muchas horas de la infancia y eso crea lazos para toda la vida. Eso se multiplica si los padres conocen a otros padres y establecen relaciones sociales como pasar fines de semana juntos o acudir en grupo al torneo.
Convivencia
Al hacer deporte, los niños “liman” su carácter con el de otros niños que no son sus hermanos. Aprenden a compartir, a ser serviciales, a dialogar y explicar las cosas fuera del entorno escolar (del aula) y familiar.
Compañerismo
Hasta la preadolescencia, en el niño crecen y arraigan todas las virtudes de una forma más rápida que en otras etapas de la vida. Es el momento de encontrar amigos y compartir vivencias.
Ilusión
Cada encuentro y cada entrenamiento puede potenciar el sentido optimista de la vida. Los niños tienen derecho a tener ilusiones con sus pequeños retos (una victoria, visitar una ciudad donde se celebra un torneo, estrenar un material deportivo…). Trabajando la ilusión es más fácil superar después los malos momentos de derrotas, lesiones o fracasos.
Constancia
El gota a gota del entrenamiento hace que los niños aprendan a tener rutinas con más facilidad. Vencen la pereza de forma más rápida y sin quejas.
Solidaridad
En el deporte aprenden a observar a los demás y detectar lo que le ocurre, lo que necesita… Despertará su generosidad.
Respeto
Atender a las llamadas del entrenador, de su familia o de los compañeros activa su capacidad de respeto, su paciencia y su autocontrol, también en momentos emotivos (una injusticia de arbitraje, por ejemplo).
Tolerancia
Los niños detectan la diferencia, pero aprenden que el juego permite establecer lazos de amistad con niños de diferente raza, religión o cultura.
Diversidad, inclusión
La diversidad funcional puede verse de forma clara en el deporte. Esto permite que los niños aprendan a generar conductas de inclusión entre sus compañeros: en la escuela, en el pueblo, en el barrio…
Cooperación
En el deporte todos suman, desde los jugadores hasta el entrenador y desde el portero hasta el goleador. A eso se añade la relación que pueden establecer los niños con los espectadores cuando estos manifiestan deportividad.
Empatía
El niño aprende a detectar qué le ocurre al compañero y a ponerse en su lugar. Hay que dejar que hablen y que se expliquen entre ellos lo que les sucede y lo que piensan. Pueden ir adquiriendo así la madurez interior.
Trabajo en equipo
La bondad del deporte hace que un equipo sea casi una obra de arte, por la belleza que transmite ver a un grupo de amigos jugando y entrenando. El trabajo en equipo ayuda a cada uno a despertar su capacidad de liderazgo, de apoyo incondicional y de lealtad se esté en el puesto en que se esté. Ayuda a vivir la humildad y a sentar a los niños en la realidad del juego.