Con una frecuencia media de 260 episodios, los Relámpagos del Catatumbo constituyen un fenómeno único y digno de admirarse
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Según investigaciones de la Universidad de Maryland y del Centro de Modelado Científico de la Universidad del Zulia, el Suroeste del Lago de Maracaibo posee la mayor densidad de descargas eléctricas por metro cuadrado… ¡de todo el planeta!
La NASA confirmó en 2016 que el Zulia era la nueva “Capital Mundial de los Relámpagos”. También la Organización Guinness entregó -el 28 de enero de 2014- la certificación que reconoce Relámpago del Catatumbo como un fenómeno meteorológico único.
El fenómeno de los relámpagos puede ocurrir hasta 297 veces al año y durar un promedio de 10 horas por noche, tomando en cuenta que puede alcanzar unas 60 descargas por minuto.
Pero no hay un solo relámpago, sino varios. Al ocurrir en grupos, más o menos localizados en distintos puntos del Suroeste de la cuenca del Lago de Maracaibo, es correcto hablar de “Los Relámpagos” y no del Relámpago del Catatumbo, como usualmente se hace.
El imponente espectáculo
Se estima que, desde finales del siglo XIV, una luminosa presencia ha llamado la atención de locales y extranjeros hacia el Lago de Maracaibo. Con una frecuencia media de 260 episodios, los Relámpagos del Catatumbo constituyen un espectáculo único en el mundo, impresionante y sobrecogedor. Es una especie de tormenta perenne que cae sobre la cuenca del lago de Maracaibo, justo sobre el poblado de pescadores Congo Mirador, perteneciente al estado venezolano de Zulia.
Los Relámpagos del Catatumbo son visibles tanto en Colombia como en Venezuela. En Colombia, se aprecian a cientos de kilómetros de distancia desde Cúcuta; mientras que, en Venezuela, pueden verse desde el propio Lago, donde, por lo general, no hay nubosidad por las noches. Tienen su propio ciclo de actividad: Son más visibles en octubre y noviembre y menos frecuentes entre Enero y Febrero. Sin embargo, en mayor o menor cantidad, puede vérseles durante todo el año.
“El Faro de Maracaibo”, el metano y el ozono
Los Relámpagos del Catatumbo se forman, básicamente, de la misma manera que cualquier otro relámpago. Su unicidad viene dada por cuatro factores que se conjugan para producir el fenómeno: la ubicación tropical de la cuenca del Lago de Maracaibo, su cercanía al Mar Caribe, la configuración montañosa cercana que ayuda a mantener la circulación de los vientos en el sur del Lago y el mismo lago como regulador de humedad.
El ambientalista venezolano Erik Quiroga cree que las tormentas podrían ayudar a reparar el daño en la capa de ozono. Hasta ahora no hay estudios científicos que respalden esta hipótesis, pero el físico y presentador de televisión británico Brian Cox, asegura que sí es posible.
En todo caso, hay procesos más importantes en la formación de los relámpagos que los sugeridos a fines de los 90’s sobre la posible hipótesis de la acumulación de metano.
Gracias a la frecuencia y el brillo de su rayo, visible hasta desde 400 kilómetros de distancia, la tormenta ha sido utilizada como guía por marineros desde tiempos coloniales, ganándose el apodo de “Faro de Maracaibo” y un sitial en la bandera y escudo de su estado, Zulia.
Una leyenda “luminosa”
En la cultura indígenas de la tribu barí existía un cacique llamado Cínera, que gobernaba en las selvas del Catatumbo, zona limítrofe entre Colombia y Venezuela. El hombre tenía una hermosa hija de nombre Zulia, que por su belleza y valores morales era la admiración de todos los de la tribu.
Zulia debía terminar con su soltería a petición del consejo y dos hombres, Gabarra y Tarra (los más fuertes de la tribu), pretendían tomarla por esposa, por eso debían presentar ante el cacique la mejor ofrenda.
Chimichagua, padre de Gabarra, le dio a su hijo una roca sagrada que emanaba destellos de luz incandescentes y que venía de generación en generación, esa sería su ofrenda. El cacique quedó tan deslumbrado con aquella joya que la aceptó de inmediato.
El día del casamiento, cuando Cínera los iba a declarar esposos, Gabarra tomó a Zulia y a la roca, y en medio de la selva huyó. El cacique pidió que los encontraran y los mataran por semejante ofensa, pero nunca lograron encontrarlos. Se dice que se adentraron tanto en el lago que desde la orilla se pueden ver los destellos de la roca que ilumina el cielo.
De Lope de Vega a Francis Drake
El primer escrito donde se menciona a los Relámpagos del Catatumbo es el poema épico “La Dragontea” de Lope de Vega, publicado en 1597.
En sus observaciones y apuntes, ya los célebres exploradores y naturalistas Alejandro Von Humboldt y Agustín Codazzi hacían mención del fenómeno, señalándolo como “explosiones eléctricas” y un “relámpago continuado”.
La incandescencia de los relámpagos ha sido protagonista de, al menos, dos episodios de conocimiento popular: se cuenta que en 1595, gracias a la luz de los Relámpagos, Sir Francis Drake vio frustrados sus intentos por saquear Maracaibo; y el segundo episodio asegura que los rayos sirvieron de “faro” para que la fuerza naval del almirante José Prudencio Padilla lograra derrotar a los navíos españoles en 1823.
Millones de cocuyos
La etnia wari define a los Relámpagos del Catatumbo como “la concentración de millones de cocuyos que todas las noches se reúnen en el río Catatumbo para rendirle tributo a los padres de la creación”. Esa explicación que ellos ofrecen es curiosa pero muy hermosa y metafórica.
Los Relámpagos del Catatumbo son Patrimonio Natural del Zulia desde el 27 de septiembre de 2005. Las tormentas venezolanas generan una elevada cantidad de ozono dando como resultado el 10% de la capa de nuestro planeta. Por sus potencialidades únicas, los defensores de la naturaleza locales buscan catalogarlo como patrimonio de la humanidad bajo la protección de la Unesco.