El lugar en donde vemos a un Cristo humano, sensible y vulnerable
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Una resurrección que preanuncia una resurrección más grande. Sucedió; en Betania. Este es el lugar en donde el Señor lloró por la muerte de su amigo Lázaro y lo resucitó. El lugar en donde emerge toda la humanidad de Cristo, en donde cumple el último milagro antes de su Pasión y Muerte.
Así lo explica nuestro colaborador Carlos Padilla en su artículo sobre la resurreción de Lázaro y las lágrimas de Jesús.
“Me conmueve esa amistad profunda de Jesús con Lázaro, con sus hermanas. Jesús era capaz de amar. Con su cuerpo y con su alma: “Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro”. No suele aparecer una expresión así en el evangelio. Nombres concretos.
Jesús amaba a la familia de Betania. Allí solía ir a descansar, a compartir la vida. Con Lázaro, con Marta, con María. ¡Qué humano es Jesús que ama tanto!
Me conmueven sus lágrimas cuando ve muerto a Lázaro. Llora cuando ve llorar a María: “Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, sollozó y, muy conmovido, preguntó: -¿Dónde lo habéis enterrado?”
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