Cada elemento del cáliz tiene un simbolismo profundo, que lo vincula con la Pasión, la muerte y la resurrección de Jesús
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Casi todo lo empleado en la Misa católica tiene una honda historia detrás con varios niveles de simbolismo. Un ejemplo son el cáliz y la patena que se usan durante la Misa para poner el pan y el vino eucarísticos que se transforman en cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo.
Concretamente, el cáliz y todos los elementos en torno a él se conectan simbólicamente con la muerte y el enterramiento de Jesús, recordando al sacerdote la Pasión y Resurrección de Jesús cada vez que celebra Misa.
Parte de este simbolismo, de hecho, se hace explícita en la consagración tradicional del cáliz y la patena, cuando un obispo o sacerdote recitan antiguas oraciones sobre los objetos sagrados para prepararlos para la liturgia.
Aquí tenéis una pequeña galería fotográfica que detalla este fascinante simbolismo para así añadir otra dimensión más a la Misa sobre la que todos podemos reflexionar.