Bendición Urbi et Orbi, el Pontífice pidió dignidad para el pueblo de Venezuela y otras naciones en dificultad: “Que la alegría de la Resurrección llene los corazones de todos los que en el continente americano sufren las consecuencias de situaciones políticas y económicas difíciles”. El papa Francisco ha presidido la Misa en el Sagrario de la Basílica Vaticana este 21 de abril en la mañana, durante la Solemnidad de la Pascua de Resurrección del Señor y la bendición Urbi et Orbi, en la que exhortó a encontrar para Nicaragua, lo antes posible, una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses.
Delante a 70.000 fieles y peregrinos presentes, el Pontífice instó para que “ante los numerosos sufrimientos de nuestro tiempo, el Señor de la vida no nos encuentre fríos e indiferentes”.
Venezuela
Asimismo, pensó “en el pueblo venezolano: en tantas personas carentes de las condiciones mínimas para llevar una vida digna y segura, debido a una crisis que continúa y se agrava”.
“Que el Señor conceda a quienes tienen responsabilidades políticas trabajar para poner fin a las injusticias sociales, a los abusos y a la violencia, y para tomar medidas concretas que permitan sanar las divisiones y dar a la población la ayuda que necesita”.
En la fiesta de la Pascua de Resurrección, el Obispo de Roma pidió a cada hombre y mujer en el mundo a ser constructor de puentes, no de muros.
Dejar la carrera de armamentos
“Que Él, que nos da su paz, haga cesar el fragor de las armas, tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades, e impulse a los líderes de las naciones a que trabajen para poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas, especialmente en los países más avanzados económicamente.
Que el Resucitado, que ha abierto de par en par las puertas del sepulcro, abra nuestros corazones a las necesidades de los menesterosos, los indefensos, los pobres, los desempleados, los marginados, los que llaman a nuestra puerta en busca de pan, de un refugio o del reconocimiento de su dignidad”, destacó.
El Silencio del Papa
La celebración inició con el rito del “Resurrexit”, ante 25.000 fieles romanos y peregrinos venidos de varios países con motivo de la fiestas pascuales, y conmemorar la victoria de Cristo contra la muerte.
A diferencia de años anteriores, donde improvisó una breve homilía, el Papa prefirió quedarse en silencio, posiblemente para favorecer la meditación de los fieles. La ceremonia continuó, incluyendo la lectura canto del Evangelio (Jn 20, 1-9) en latín y griego.
Sucesivamente, desde el balcón central de la Basílica Vaticana, el Papa impartió su bendición Urbi et Orbi, es decir a la ciudad de Roma y al mundo entero. Un saludo con el que renovó el anuncio de los primeros discípulos: “Jesús ha resucitado”.
Volver a empezar a pesar de la tristeza, los miedos y los rencores
Volver a empezar, invitó. En esta mañana de Pascua, el Papa recordó sus palabras de la reciente Exhortación apostólica dedicada especialmente a los jóvenes: “Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza» (Christus vivit, 1-2)”.
Una vida nueva, liberados de la esclavitud
Un mensaje – destacó – para cada persona y al mundo. “La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida para todos los hombres y mujeres, porque la verdadera renovación comienza siempre desde el corazón, desde la conciencia”.
La Pascua es “también el comienzo de un mundo nuevo, liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte: el mundo al fin se abrió al Reino de Dios, Reino de amor, de paz y de fraternidad”.
La esperanza para los países y los pueblos en conflicto
Jesús está vivo y se queda con nosotros, pues, “no abandona a los que se encuentran en el momento de la prueba, en el dolor y en el luto”.
Así, el Papa recordó a los varios pueblos y naciones que atraviesan por momentos de violencia y conflicto. En especial rememoró la situación del “amado pueblo sirio”, víctima de un conflicto que amenaza con “hacernos caer en la resignación” y indiferencia. En cambio, “es hora de renovar el compromiso a favor de una solución política que responda a las justas aspiraciones de libertad, de paz y de justicia”.
Destacó el papel que ha tenido Líbano y Jordania en la acogida a los refugiados sirios.
También dirigió su mirada a Oriente Medio, “desgarrado por continuas divisiones y tensiones”. En especial, recordó a los “cristianos de la región” para que no dejen de dar “testimonio con paciente perseverancia”.
Una mención especial la reservó para la gente de Yemen, sobre todo para “los niños, exhaustos por el hambre y la guerra”.
“Que las armas dejen de ensangrentar a Libia, donde en las últimas semanas personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares”, expresó.
África
Luego fue el lugar para los países de África que sufren tensiones sociales, conflictos y extremismos violentos, especialmente en Burkina Faso, Mali, Níger, Nigeria y Camerún”.
Francisco habló de Sudán “que está atravesando un momento de incertidumbre política y en donde espero que todas las reclamaciones sean escuchadas y todos se esfuercen en hacer que el país consiga la libertad”.
Asimismo, pidió que el Señor resucitado “sostenga los esfuerzos realizados por las autoridades civiles y religiosas de Sudán del Sur, apoyados por los frutos del retiro espiritual realizado hace unos días aquí, en el Vaticano”. En esa ocasión, el Papa cumplió un gesto inusual: besó los pies de los líderes del Sur de Sudán.
Francisco también tuvo palabras de esperanza para las regiones orientales de Ucrania, que siguen sufriendo el conflicto todavía en curso.
“Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo vive! Él es la esperanza y la juventud para cada uno de nosotros y para el mundo entero. Dejémonos renovar por Él. ¡Feliz Pascua!”, concluyó.
No a la resignación
En la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo, el Papa había recordado que existen piedras en la vida que bloquean la resurrección del corazón: “El Señor no vive en la resignación. Ha resucitado, no está allí; no lo busquéis donde nunca lo encontraréis: no es Dios de muertos, sino de vivos” y exclama: “¡No enterréis la esperanza!”.
Jardín de flores
También este año la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro se engalanó, adornada con más de 55.000 flores y plantas, procedentes directamente de Holanda, como regalo tradicional de esta nación que llega ahora a su 33ª edición.
Se trató de un gran jardín en el que ha trabajado un equipo de treinta floristas holandeses. Entre las flores se destacan: 25.000 tulipanes, blancos, rojos, amarillos y anaranjados; 7.000 narcisos, amarillos y blancos; y 6.000 jacintos, azules y blancos.
Durante los últimos quince años, también Eslovenia ha estado enviando trabajadores a la Ciudad del Vaticano para la Pascua a fin de colaborar con el Servicio de Jardinería de planta estable.