“Si usamos una metáfora, hacer nudging es como colocarse en uno de los niveles inclinados que nos empujan allá donde nuestros propósitos nos quieren llevar”
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Leí en un número de octubre de la revista BenEssere, la salud con el alma (ediciones San Pablo) un interesante artículo del profesor Alessandro Antonietti, catedrático de psicología en la Universidad Católica de Milán. ¿El tema? El nudging. ¿Sabes de qué se trata? Yo nunca había oído hablar de esto.
¡Esos malditos buenos propósitos (tan difíciles) de mantener!
¿Tienes presente los buenos propósitos que nos fijamos para seguir después del verano, o la lista que hacemos para el año nuevo? En fin, esos objetivos que deseamos alcanzar para vivir mejor, como por ejemplo: hacer ejercicio, seguir una dieta saludable, leer más, pasar menos tiempo en la computadora, reducir el número de llamadas de teléfono.
Me limito a enumerar los propósitos más comunes pero obviamente cada uno tiene los suyos respecto a la vida que lleva y a lo que busca para su propio bienestar.
Desde el no encontrar el tiempo para ir a caminar, a no lograr rezar el rosario con constancia. A menudo la desilusión es mucha (y también el desánimo) cuando nos damos cuenta de no haber respetado el propósito que habíamos establecido y escrito incluso en la agenda o el calendario.
Vencer los malos hábitos, dejar la pereza, resistir a las tentaciones no es fácil, tiene su costo. El artículo nos informa que los psicólogos hablan al respecto del ego depletion, “agotamiento” del yo.
Recordar constantemente el objetivo a alcanzar, esforzarse por no ceder nunca, puede agotar con el tiempo nuestros recursos mentales.
Un válido intento para todo eso es el nudging, expresión que deriva de nudge, “empujón”.
Nudging: ¿en qué consiste?
“Si usamos una metáfora, hacer nudging es como colocarse en uno de los niveles inclinados que nos empujan allá donde nuestros propósitos nos quieren llevar”(BenEssere, profesor Alessandro Antonietti).
Los “impulsos” que nos ayudan en la alimentación
En el caso de la nutrición, la investigación experimental en psicología ha observado que una forma exitosa de empujar a las personas al ir fuera a comer para que escojan alimentos más saludables es trabajar en la ubicación espacial de los alimentos, cambiando los estantes en los que están colocados y el diseño de la presentación.
Lo mismo vale para cuando se come en casa: si organizamos la despensa de manera tal que los alimentos que queremos evitar consumir se encuentren en posiciones incómodas para alcanzar mientras aquellos saludables estén a la mano, al abrir la despensa obtendremos el “empuje” necesario para elegir los alimentos más sanos.
Es importante además tener en lugares separados los alimentos saludables de aquellos “basura”, si los encontramos en el mismo lugar de alguna manera tendemos a equiparar su valor y, por lo tanto, las consecuencias para nuestra salud. La ubicación separada en cambio es el “empujón” que nos ayuda a recordar el diverso valor nutricional.
Para reducir la cantidad de comida que comemos un excelente truco, nudge, es consumirla en un recipiente pequeño para que parezca más grande la dosis, la misma, de hecho, en un contenedor grande parece inferior induciéndonos a consumir más.
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Nudging ambiental: luz, orden y aire puro
Los “impulsos” nos son útiles también en el ambiente físico en el que vivimos y trabajamos todos los días. Por ejemplo el artículo de BenEssere nos informa que los espacios bien iluminados ayudan a mantener los propósitos establecidos.
Sí, has leído bien. Dejar entrar la luz a través de las ventanas es un excelente nudge para llevar adelante lo que hemos organizado para ese día.
No solo la luz es importante, sino también el olor. Un delicado perfume de detergente extendido en la sala impulsa a las personas a tener más cuidado y limpieza del ambiente.
Lo mismo vale para la decoración: si tenemos los espacios en orden será más fácil mantener los compromisos asumidos y volver menos pesado el trabajo.
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Una novela en el gimnasio: un incentivo para seguir entrenando
El profesor Alessandro Antonietti, autor del artículo, nos muestra un dato interesante. En muchos gimnasios en el extranjero al momento de la inscripción se recibe de regalo una novela del género preferido que, sin embargo, no se puede llevar a casa.
Se puede leer exclusivamente en el gimnasio mientras se usa la caminadora o la bicicleta. Así, la curiosidad de saber qué pasa en la novela impulsa y motiva a las personas a seguir entrenándose. A menudo sabemos cuán fácil es inscribirse con mucho entusiasmo y dejarlo poco después por los más disparatados motivos.
¡También podemos auto-estimularnos! Por ejemplo cargando en el teléfono un audiolibro para el que no encontramos nunca el tiempo, una lección que grabamos en la universidad, o unir al ejercicio (no solo en el gimnasio) el rezo del rosario o escuchar una catequesis en formato audio que descargamos desde hace tiempo y no la hemos escuchado.
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El nudging viene también de los demás
¿Sabes que ha sido probado que decirle a otras personas los propios propósitos aumenta la probabilidad de respetarlos? Por eso exponte con amigos y parientes, decirlo te llevará más fácilmente a mantener los intentos.
Esto sucede puesto que las personas a quienes hemos informado nos preguntarán cómo va el gimnasio, como va la dieta, etc., recordándonos así los objetivos que deseamos alcanzar, y para no “perder la cara” somos inducidos a comportarnos como hemos dicho.
Funciona mucho más compartir nuestros propósitos con otros que quieren alcanzarlos. ¿Cuántas veces nos inscribimos a un curso porque nuestra amiga nos ha animado? O dejamos de fumar porque también el marido ha decidido hacerlo?
La red en estos casos se demuestra muy útil porque existen comunidades virtuales de personas que están persiguiendo nuestros mismos objetivos y de los que podemos recibir apoyo y compartir. Los estudios demuestran que un buen apoyo social es fundamental.
¡Ánimo! Lista de buenos propósitos no te temo, nudging te amo!
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