Los albergues de organizaciones católicas y parroquias diseminados en el país están rebasadosLa Iglesia mexicana se está quedando sola en la atención a los miles de migrantes centroamericanos que cruzan por el país hacia Estados Unidos. ¿Sola? No. En un gesto de extraordinaria cercanía, el Papa Francisco acaba de donar medio millones de dólares a la Iglesia de México para reforzar sus albergues y programas de atención a los migrantes.
La política del presidente Andrés Manuel López Obrador, a través del Instituto Nacional de Migración, ha sido extremadamente ambivalente: por un lado reconocimiento de los derechos del migrantes y por el otro deportando miles de migrantes a Centroamérica.
La Iglesia en primera fila
Esto último obedece, efectivamente, a la presión ejercida por el principal socio comercial de México (y del que México se ha convertido ya en su principal socio comercial), Estados Unidos, cuyo presidente Donald Trump ha amenazado una y otra vez con cerrar las fronteras si “México no detiene y deporta a los migrantes” en su tránsito por el país.
Desde luego, nada de esto importa a la atención de los migrantes por parte de La Iglesia y del Papa Francisco, quien ha llamado, de forma incansable, a los países de tránsito y receptores de las nuevas oleadas migratorias, a acogerlos como si se acogiera a Cristo… o a la Sagrada Familia en Egipto.
Por cierto, el aumento de familias completas es escalofriante y se puede percibir en ciento de cruceros de las ciudades de México, donde mujeres con niños de brazos piden ayuda a los automovilistas, o venden cualquier chuchería para financiar su viaje hasta el norte o, simplemente para poder sobrevivir ese día, trasladarse a un albergue y pernoctar en él.
Trece proyectos ya aprobados
El dinero donado por el Papa Francisco proviene del Óbolo de San Pedro, mismo que se recibe cada año y con el cual el Papa financia obras de caridad de la Iglesia en el mundo.
Será destinado, según el anuncio hecho este fin de semana por la Santa Sede, a la asistencia de los migrantes en México a través de 26 proyectos tanto diocesanos (16) como de organizaciones católicas “para seguir dando alojamiento, comida y artículos de primera necesidad a los migrantes”.
Trece de esos proyectos ya han sido aprobados para ejercerlos en las diócesis de Cuautitlán, Nogales, Mazatlán, Querétaro, San Andrés Tuxtla, Nuevo Laredo y Tijuana, y por las congregaciones de los Scalabrinianos, del Sagrado Corazón de Jesús y María y de las hermanas Josefinas.
Otros catorce proyectos de ayuda a los inmigrantes se encuentran aún en fase de valoración pues, antes de asignar fondos, las reglas del Vaticano reclaman una información transparente sobre su uso.
Miles de migrantes que no tienen dónde vivir
“Gracias a estos proyectos, a la caridad y a la solidaridad cristiana, los obispos mexicanos esperan poder seguir ayudando a los hermanos y hermanas que migran”, explicó un comunicado publicado por quienes manejan el Óbolo de San Pedro.
“La cobertura mediática sobre esta emergencia ha ido disminuyendo y como consecuencia se ha reducido también la ayuda a los inmigrantes por parte del Gobierno y de los privados”, comentó la Santa Sede.
Se calcula que alrededor de 75.000 migrantes están varados en México, y tras el descenso, también, de la ayuda privada, es la Iglesia católica la que, en su mayor parte, se hace cargo de brindarles casa y comida, lo indispensable para vivir.