Las muertes aumentan tras la legalización, en 2016, del suicidio asistido por un médico
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Según un informe del gobierno publicado este mes, más del 1% de todas las muertes en Canadá el año pasado se debieron a suicidio asistido por un médico.
Según el informe, de enero a noviembre de 2018, 2,613 personas recibieron “asistencia médica para morir”, lo que representa el 1.12% de todas las muertes.
Desde que el parlamento canadiense legalizó el suicidio asistido por un médico en junio de 2016, más de 6.700 han muerto acogiéndose a este supuesto legal. La legislación surgió después de que la Corte Suprema de Canadá dictaminara en 2015 que los adultos afectados por afecciones médicas “graves e irremediables” cuyas muertes eran “razonablemente previsibles” deberían tener el derecho de ser sacrificados.
La mayoría de los que murieron de esta manera fueron ancianos, con 72 años como edad promedio. El sesenta y cuatro por ciento de los que buscaron y recibieron una dosis letal de su médico tenían cáncer. Los problemas circulatorios y del sistema respiratorio fueron la segunda aflicción más común, constituyendo el 16 por ciento de los casos de suicidio asistido. Los que padecían enfermedades neurodegenerativas constituyeron el 11% de las muertes.
La Catholic News Agency señala que si se registrara una proporción similar de muertes en los Estados Unidos, donde el suicidio asistido es legal en ocho estados, “aproximadamente 30.000 personas, la capacidad equivalente del estadio de fútbol de la Universidad de Harvard, morirían cada año a manos del médico o de la enfermera”.