El mundo está cambiando y se necesitan nuevos comportamientos en la gestión de equipos. Los objetivos no solo se persiguen, sino que se comparten, dentro de los límites de cada uno
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Nuestra cultura de management es, por tradición, “militar-industrial”. Está hecha de racionalidad, estrategia, obediencia. Este repositorio a menudo es válido, no debe lanzarse demasiado rápido al olvido: siempre necesitará sentido común, alineación estratégica, rendimiento.
Pero está claro que el mundo está cambiando y que debemos integrar nuevos comportamientos: complejidad de los procesos, gestión cada vez más eficiente de los recursos, internacionalización de los intercambios, velocidad de las decisiones, tecnologías en evolución…
Está claro que en términos de gestión, el “siempre hace más de lo mismo” (la expresión es el teórico de la comunicación Watzlawick) puede ser infructuosa en misiones que requieren agilidad, capacidad de respuesta, transversalidad …
Un equipo y “recursos”.
La cultura de gestión francesa insiste voluntariamente en la técnica, el pilotaje, el know-how, como afirman nuestros diccionarios, muy reveladores sobre este tema: “Conjunto de las técnicas de organización y gestión de una empresa” definen Le Robert y Larousse.
Los anglosajones prefieren “El proceso de tratar o controlar cosas o personas” (diccionario de Oxford), distinguiendo correctamente dos tipos de recursos: las cosas y las personas. Un gerente lidera un equipo y tiene recursos para lograr un resultado consistente con los objetivos de su organización.
Entonces, hay, en nuestra opinión, cuatro elementos clave para definir la gestión de un gerente: la búsqueda de un objetivo (visión); la motivación de su equipo (relación); la gestión de sus recursos (organización) y la obtención de resultados (actuación).
¿Por qué un nuevo management?
En el “nuevo management”, la definición sigue siendo la misma, pero el contenido se enriquece: el objetivo no solo se logra, sino que se comparte. Pasamos de la pedagogía al compromiso recíproco de una decisión que tiene sentido para todos. Las personas administradas ya no son solo fuerzas ejecutoras, sino que también proponen fuerzas.
Pasamos de una lógica de obediencia a una dinámica de cooperación. La gestión de recursos ya no es solo efectiva sino eficiente. Hablaremos sobre la austeridad, la escasez de recursos y el ingenio (innovación) para desarrollar la calidad incluso cuando aumentan las restricciones. El resultado es ahora global y no parcial.
El resultado técnico y financiero es, por supuesto, necesario pero más que suficiente: ahora integramos las dimensiones “sostenibles” de la sociedad y el medio ambiente.
Estas nuevas tendencias de management se enfrentan a una seria objeción. Se pueden interpretar como un requisito adicional para los empleados que ya están sobrecargados, bajo el pretexto de una retórica “ganar-ganar”. Esta objeción debe ser tomada en serio.
La clave es darse cuenta de que los verdaderos actores de la gestión son siempre seres humanos, talentosos y dinámicos, pero también frágiles y limitados. La responsabilidad del gerente que sabe cómo despertar lo mejor de sus equipos, también discernirá y defenderá el límite que nadie debe cruzar, en términos de energía y participación. Y eso, a veces, contra el propio gerente.