Las dietas familiares inadecuadas y la alimentación de la familia son las causas fundamentales de la malnutrición en África, Asia, América Latina y en otras partes del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cuando de alimentación se trata, todos sabemos algo, unos más que otros, ya que hoy se cuenta con mayor accesibilidad a la información, la cual es muy diversa y a veces puede resultar algo confusa, por lo que siempre debemos buscar fuentes de confianza y/o asesorarnos con profesionales ante cualquier duda.
Hay un sinnúmero de factores que pueden influir sobre los hábitos alimentarios familiares, desde factores culturales, religiosos, económicos, sociales o psicológicos, hasta preferencias alimentarias. Tener buenos hábitos alimentarios en la familia es posible si cada uno pone de su parte.
Para ello, es necesario que evaluemos nuestra alimentación y reflexionemos si algunos de estos errores nos están ocurriendo en casa, de esta manera podremos solucionarlo y mejorar la alimentación entre todos.
8 errores frecuentes
1Improvisar todos los días.
Llegamos a casa luego de la jornada laboral, cansados miramos el reloj y vemos que se acerca la hora de preparar la cena y/o las viandas para el almuerzo del otro día y ¡queremos salir corriendo sin saber que hacer!
Muchas veces la salida más fácil es improvisar con el pretexto de que es “solo por hoy” y luego resulta que no es así, las elecciones para estas ocasiones no suelen ser muy sanas, suelen ser ultraprocesados (hamburguesas, papas pre- fritas, empanadas, pizzas, tartas precocidas, entre otros).
La solución: Organizar, planificar un menú sano, de fácil elaboración o que podamos congelar y tener a mano. Este planeamiento ahorra tiempo y dinero ya que solo se compra lo necesario, y no requiere tener que salir todos los días al mercado, además los comensales ya conocen con antelación lo que comerán cada día.
2Un menú diferente para cada miembro de la familia.
No es necesario, todos pueden comer lo mismo. Pensar y preparar una comida diferente para cada miembro de la familia es agotador e innecesario. A pesar de que los aportes energéticos varían según la edad, la rutina o actividades que realiza cada uno, entre otras cosas, se puede solucionar sin pasarse todo el día en la cocina.
La solución: Lo primero es planificar el menú semanal de acuerdo a las preferencias de todos, si las edades o actividades que realizan son muy variadas podemos acudir a un nutricionista para que nos ayude en esta tarea. Sino puede ayudarte tomar nota en este artículo.
3“Es mejor desayunar algo (lo que sea), que irse sin comer nada”.
Una frase típica principalmente cuando hay niños pequeños en casa y estamos apurados por llevarlos al colegio. La excusa es porque se levantan sobre la hora por lo que desayunan solo lo que les gusta más (cereales azucarados, chocolatadas o jugos azucarados, bizcochos… ) así es más rápido y creemos que es también “saludable”.
Pero no porque es desequilibrado (alto en azúcares y grasas), incluso es mejor que no coman nada antes de irse o que lo hagan después en el colegio (en el primer receso) con algo sano que se lleve de casa, en lugar de comer estos alimentos ultraprocesados, de alto aporte calórico y sin valor nutricional.
La solución: Primero tener a mano, pan integral, semillas, frutos secos, aceite de oliva virgen, huevos, queso, atún, legumbres pisada, frutas o yogur natural.
Segundo, que se levanten unos minutos antes para hacer un desayuno de calidad, dejando algo preparado la noche anterior como ser la leche o el yogur en el vaso, o las frutas peladas y cortadas para hacer un licuado con yogur o frutos secos. De lo contrario otra posibilidad es dejarles una vianda lista, ya sea con yogur natural y una fruta o frutos secos, o un sandwich de pan integral con aceite de oliva y tomate, entre otros.
4A terminar todo el plato servido.
Recuerdo algo muy común era ir a la casa de los abuelos, servirnos un plato copioso y decirnos que no nos podíamos levantar de la mesa hasta no haber terminado de comer todo. Pues bien, ahora eso ya no corre más, debido a que desconocemos la saciedad de la otra persona, y el único que lo sabe es la propia persona, por lo tanto, no se debe forzar.
La solución: Que cada uno se sirva, en base a su capacidad digestiva del momento o según lo que piensa que va a comer. Otra opción es servir sin colmar el plato, dejando luego la opción repetir si es necesario.
5Colocar sobre la mesa refrescos azucarados o jugos.
Por supuesto que, a la hora de comer necesitamos tomar algo si sentimos sed, o para algunos dicen que “bajar la comida”. Lo habitual es colocar sobre la mesa refrescos, o jugos azucarados, pero lo ideal, más sano, y que nos hidrata realmente es el agua.
La solución: en lugar de llevar a la mesa refrescos o jugos, cambiar por agua con o sin gas, o puede para aquellos que estén desacostumbrados o no les guste el agua sola, saborizarla.
6Recurrir siempre a las carnes como fuente de proteína en las comidas.
Es común que cuando se sirve una carne acompañada de vegetales y/o cereales pensemos que es más importante comer la carne antes que el resto porque es más nutritiva. Pero no así, las carnes deben consumirse de forma semanal y no a diario. Hay otras fuentes proteicas importantes a las que podemos recurrir diariamente, además de las carnes rojas, como es el pescado, el huevo, las legumbres.
La solución: En el momento de hacer el menú semanal contemplar el uso de otras fuentes proteínas y que ocupen cuarta parte del plato, el resto vegetales, hortalizas, cereales. Más huevos, legumbres, lácteos, combinado con vegetales, cereales integrales, frutos secos.
7Comprar todo light o bajo en grasa.
No, porque no todas las grasas son malas y además necesitamos una cierta cantidad de grasa saludable para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Normalmente nos detenemos a elegir alimentos bajos en grasa como los lácteos, pero no son sus grasas las que nos malas de la película sino su contenido de azucares.
La solución: para los niños y personas sanas no es necesario el consumo de lácteos bajos en grasa, lo más recomendable son la leche entera a la descremada. Prestar más atención en el contenido de azucares que de grasa, preferir un yogur natural (y agregarle si se quiere la fruta en casa) o un postre lácteo sin azúcar agregada.
8Cocinar con sal y el salero en la mesa.
El exceso de sal en las comidas favorece la aparición de enfermedades como hipertensión y cardiovasculares, por lo tanto, se debe disminuir su consumo y no fomentarlo.
La solución: Debemos elegir cocinar sin sal, buscar alternativas para no perder sabor en las preparaciones a través del agregado de distintas especias y condimentos que ayudan a resaltar el sabor de las comidas.
Si cocinamos con sal evitar poner en salero en la mesa, porque si está allí lo más seguro es que se quiera añadir más de lo que ya tiene. Además, para los niños no es bueno que desde pequeños relacionen apetitoso o sabroso según el contenido de sodio que tenga la preparación.