No se trata de evitar que los hombres te deseen, se trata de permitir que todos los que te rodean conozcan realmente tu verdadero yo
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Modestia. Antes de seguir leyendo, hazme un favor: detente un momento y piensa seriamente en tu reacción inicial a esta palabra. Desafortunadamente para muchas mujeres en los círculos cristianos puede evocar sentimientos incómodos como la vergüenza, la culpa, la ansiedad y la restricción. Pero no debería.
¿No es la modestia una virtud, después de todo?, ¿y no se supone que las virtudes son liberadoras y hermosas?
Este tema puede ser tan polarizado porque algunas personas tienen opiniones muy variadas. Sin embargo, el tema de la modestia es muy profundo para ser tratado como un asunto de blancos o negros.
Perder el punto
“Las faldas deben estar a la altura de las rodillas”, “mantén tus hombros cubiertos”, “los leggings no son apropiados”. Estoy segura de que estás familiarizada con estas reglas y muchas otras. Tal vez las hayas escuchado en la dirección bien intencionada de personas con más experiencia que tú, o tal vez las hayas percibido, en miradas de juicio que han sido dirigidas a ti o a otros.
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Las pautas son necesarias para mantener un orden, pero se trata de reflexionar en lo que hay en el fondo de ellas.
Modestia = autenticidad
Entonces, si la modestia no tiene que ver con un conjunto estricto de reglas o una mentalidad universal, ¿de qué se trata y por qué es importante?
En última instancia, la modestia tiene que ver con dejar que la gente vea cómo es todo tu ser. Es importante que lo que decidamos usar no nos reduzca a solo un cuerpo ante los ojos de los demás o eleve nuestros aspectos físicos por encima de nuestros corazones, mentes y almas.
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Merecemos ser atesorados, no objetivados en función de partes del cuerpo o características que son solo un pequeño fragmento de lo que somos.
Dios no quiere que nos sintamos limitados o reprimidos; de hecho, todo lo contrario, Él desea nuestra libertad. Como mujeres debemos vestirnos del amor propio como regalos buenos y sagrados que somos, ¡pero también de una forma que nos haga sentir bien acerca de quiénes somos!
Está bien querer lucir hermosa y experimentar con diferentes estilos que complementen tu apariencia y resalten tu personalidad, solo no te tomes por poco en el proceso.
Una distinción importante
Existe un mito cristiano popular: que las mujeres deben vestir modestamente para evitar ser deseadas de forma impura por los hombres.
Esta mentalidad es perjudicial porque pone injustamente la responsabilidad de las acciones de los hombres en los hombros de las mujeres. A todas aquellas que llevan dolor y vergüenza en sus corazones debido a este malentendido: lo siento sinceramente.
Y es que la carga de este mensaje a menudo no es descaradamente obvia. He sido testigo de su impacto inconsciente en la vida algunas mujeres.
Porque las he visto vestirse de una forma diferente en ambientes cristianos y fuera de ellos, porque he sido testigo del tiempo que pasan frente al espejo tratando de decidir cuál es la línea sobre qué tan corto es demasiado corto o qué tan escotado es demasiado escotado y he observado la preocupación constante sobre los comentarios de los demás.
Modestia… no se trata de evitar que los hombres te deseen, se trata de permitir que todos los que te rodean, hombres y mujeres, conozcan realmente tu verdadero yo.
La verdad es que si un hombre piensa o actúa de manera irrespetuosa hacia una mujer no es por la forma en la que ella se viste. Los hombres que se esfuerzan sinceramente por la virtud no darán ese tipo de excusas por su comportamiento.
Punto medio
He presentado todas mis quejas en contra de la perspectiva dominante de la modestia cristiana, pero dicho esto, definitivamente hay un punto que se debe tener en cuenta.
Devolviéndonos a Adán y Eva en el Jardín del Edén podemos ver que al principio, cuando estaban desnudos, no estaban siendo inmodestos. Fue solo cuando cedieron a la tentación que se abrió la puerta para el pensamiento dañino.
Desafortunadamente el pecado es una realidad que aún enfrentamos en nuestras relaciones y es por eso que importa cómo nos vestimos. La tentación es real, eso es un hecho.
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Llegados a este punto podemos concluir que a todos nos viene bien ayudarnos mutuamente a amar bien examinando la motivación detrás de nuestro modo de vestir y practicando la pureza de corazón en nuestras vidas.
La modestia no es importante porque los cuerpos de las mujeres son malos o pecaminosos. La modestia es importante porque las mujeres son hermosas, por dentro y por fuera.
Dios ha diseñado a las mujeres para que ellas reflejen de manera única un lado de sí mismo del que, sin nosotras, el mundo carecería.
Nuestros cuerpos son regalos increíbles de Dios, manifestaciones físicas de su belleza y de su bondad. Ellos, junto con nuestras personalidades únicas, dan testimonio de su creatividad y generosidad.
La práctica de la modestia demuestra que reconocemos el don de quiénes somos y la dignidad que Dios nos ha dado y la honramos en la forma en que nos presentamos ante el mundo.
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Entonces, la próxima vez que te estreses frente al espejo, en lugar de revisar esa lista interna de reglas, verifica la disposición de tu corazón.
Pídele a María que te ayude a encontrar ese equilibrio saludable entre el esfuerzo personal y el espacio para que la gracia obre en tu vida, para que abierta a esto puedas vivir la verdadera modestia o puedas dejar de lado la vergüenza y el juicio.
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