Una relación fuerte y feliz no se basa solo en apoyarse y ayudarse a crecer mutuamente, sino también en la entrega…
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El matrimonio es como un baile, exige que la pareja practique y colabore. A veces, uno u otro tropezarán, pero es importante dejar atrás esos traspiés para que el baile final sea un hermoso reflejo del amor mutuo.
Desde mi función como fundadora de marriage.com, he tenido la oportunidad de trabajar con asesores especializados en ayudar a las parejas a construir matrimonios más sólidos.
Mary Kay Cocharo, terapeuta de relaciones titulada que ha trabajado con parejas y familias durante más de 25 años, me contó que, en ocasiones, forjar un vínculo más fuerte implica dejar atrás algunas ideas preconcebidas sobre el matrimonio.
Llena de curiosidad, le pedí que compartiera conmigo las siete cosas que ella recomienda a las parejas. En pocas palabras, las claves son: ganar consciencia, desprenderse y olvidar; vuestro matrimonio será más fuerte gracias a ello.
La idea de una pareja perfecta
¿Realmente piensas que existe el hombre o la mujer perfectos? Y si esa persona perfecta existiera, ¿qué te hace pensar que querría estar contigo? Es momento de superar la idea de que tu marido o esposa debería tratar de ser una versión “perfecta” de como suele ser, común, corriente y con defectos.
“A veces creo que las mujeres, en particular, se casan con el hombre de sus sueños y luego lo ponen de inmediato en un programa de ‘rehabilitación’ para que cambie y sea el hombre que ella había proyectado que fuera al principio. Esto, como puedes imaginar, ¡confunde y molesta a los hombres!”, afirma Cocharo.
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De todas formas, ¿qué es eso de la mujer o el marido “perfecto”? Si preguntas a diez personas, tendrás diez respuestas diferentes.
Trish*, de Los Ángeles (EE.UU.), detalló que su pareja ideal sería alguien que hiciera pequeñas cosas por ella. Su marido durante cinco años, Al, dice que la pareja perfecta sería alguien que le dedicara muchos gestos afectuosos. Ambos necesitan ser amados a su manera única. Ninguno tiene más razón que el otro.
En vez de dedicar sus energías a “arreglar” o “cambiar” a vuestro cónyuge, mejor salgan de esa mentalidad para centrar sus fuerzas en celebrar lo que aman de esa persona que tienen justo delante y hacer de ustedes mismos la mejor versión que puedan ser.
Comparar su relación con la de otros
Mirando por los bancos de su iglesia en la Ciudad de Nueva York, Mike no podía evitar fijarse en las demás parejas. Esa pareja siempre estaba abrazada o de la mano. Aquella otra pareja era simpática y extrovertida, siempre invitaba a los demás a noches de juegos. Otra pareja más allá parecía tenerlo todo: trabajos estupendos, tiempo para hacer ejercicio… Luego, a veces, Mike miraba a su esposa Nina y se preguntaba por qué no se parecían más a los demás.
Es difícil no comparar su relación con la de otros. Pero si quieren un matrimonio feliz, tienen que evitar las comparaciones.
Lo que Mike no sabía era que la pareja que iba siempre de la mano estaba trabajando en su falta de intimidad, la pareja de las noches de juegos tenía problemas de comunicación, así que tener otras personas en casa era una buena distracción, y que la pareja que “lo tenía todo” en realidad estaba estresada y endeudada hasta las cejas.
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Recuerden que el césped no siempre es más verde en el patio del vecino. Tu cónyuge y tú son personas únicas y su relación es especial. Dejen de mirar fuera de su relación y, mejor, céntrense el uno en el otro, así no tendrán necesidad de comparar.
La necesidad de tener razón
Jacob y Sarah llevan casados más de doce años y viven en Florida. En su matrimonio, tienen un dilema recurrente por el que llevan peleándose con uñas y dientes durante años: si poner o no una televisión en el dormitorio. Él quiere una porque le encanta relajarse y ver una serie antes de quedarse dormido en la cama. A ella le horroriza la idea porque considera que el dormitorio debería ser una zona libre de distracciones. ¿Quién tiene razón?
La respuesta corta es: los dos y ninguno. Este es uno de esos problemas que no tienen una respuesta correcta o incorrecta (descubrirán que el matrimonio es un campo sembrado de estos escenarios sin respuesta única).
Aun así, Sarah, en su misión por demostrar que tiene razón, le mostró a Jacob una serie de estudios que constatan que una televisión en el dormitorio tiene consecuencias negativas para la relación. Sin embargo, lo que debía hacer realmente era escuchar a su marido, cuya opinión no estaba siendo tenida en cuenta.
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¿Es posible aprender a discutir con la pareja?
Hay algunos valores no negociables que deberíamos defender, pero, en un matrimonio, hay que tener en cuenta siempre a la otra persona.
Háganse una pregunta: ¿es más importante tener “razón” o un matrimonio feliz? ¿Este asunto en particular significa mucho o poco para mí? ¿El tema por el que discutimos tiene mucha relevancia a fin de cuentas?
Dejar atrás el dolor
Los matrimonios no pueden seguir adelante si alguno de los dos se aferra a transgresiones del pasado. Este fue un problema enorme para el matrimonio de ocho años de May y Alex. Ella no podía dejar atrás un tremendo error que él había cometido en el pasado y eso dificultaba su capacidad para avanzar como pareja.
Quizás haya peleas o incidentes del pasado a los que se estén aferrando. Si están estancados, es importante acudir a un consejero para descubrir cómo pasar página.
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Cocharo señala que, “si están pasando por un conflicto, eso no implica que hayan escogido a la persona incorrecta con la que casaros. Lo cierto y verdad es que no se trata de eso. El conflicto en las relaciones deriva del esfuerzo por crecer. Es su invitación a desarrollarse para ser mejor pareja para su ser querido”.
Pensar que son la misma persona
A Hillary le encanta salir y hacer ejercicio, pero su marido Paul, con quien lleva seis años de matrimonio, prefiere quedarse en casa leyendo o viendo vídeos.
Durante los primeros años de matrimonio, ella suplicaba a Paul que le acompañara a hacer senderismo o practicar algún deporte, a lo cual él accedía porque amaba a su esposa y quería pasar tiempo con ella. Sin embargo, después de un tiempo, ella se percató de que él no disfrutaba realmente de ese tipo de actividades.
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Por eso, Hillary encontró a una amiga a la que también le encanta el senderismo y se va con ella en vez de con él; también, se apuntó a un gimnasio al que asiste regularmente.
Paul la anima a hacer ejercicio y está encantado de recibirla con una sonrisa cuando vuelve a casa. En la actualidad, pasan tiempo juntos yendo al cine o saliendo a cenar por Orlando.
Solo porque estén casados no significa que tengan que hacerlo todo juntos. De hecho, un poco de tiempo separados puede ayudarles a desarrollar sus inquietudes personales, lo cual enriquece la experiencia de la relación en pareja.
Creer que el sexo siempre va a ser fantástico
Cocharo aconseja que “tienen que abandonar la idea de que el sexo siempre va a ser tan espléndido como era al principio (…) pero tengan en mente que todavía pueden mantener relaciones cariñosas, donde haya una conexión y un vínculo emocional”.
La idea de que tener hijos mejorará automáticamente su relación
“Dejen de lado la idea de que los niños mejorarán su relación”, insta Cocharo. “No me entiendan mal, no hay duda de que tendrán un vínculo de amor y compromiso hacia su bebé. Pero lo más probable es que también se encuentren faltos de sueño, irritables y sin tanto tiempo que dedicar al matrimonio como antes de ser tres con el bebé”.
Así que, ¿cómo lo hacen los padres nuevos?
“Es un buen tiempo para simplificar su agenda social y girarse hacia adentro, hacia la relación. Encuentren algo de tiempo de calidad solamente para los dos, aunque sea un paseo de 20 minutos o unos arrumacos durante 10 minutos. Los niños necesitan y merecen un compromiso enorme de tiempo y energía por parte de sus padres, pero no olviden que los cimientos de la familia los forma su relación”.
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*Algunos nombres en esta historia han sido cambiados para proteger su privacidad.