Milos Alcalay y Leiv Marsteintredet analizan con Aleteia el complejo panorama de Venezuela tras el desesperado intento noruego por destrabar la crisis. El diplomático asegura que las acciones de Estados Unidos confirman la excepcional importancia del Vaticano como actor de peso para lograr el “cese de la usurpación” en la nación sudamericana
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Aleteia analizó el caso venezolano con especialistas de amplia experiencia internacional en procesos de paz, diálogo y diplomacia para la resolución de conflictos. Tras la declaración de las partes en un complejo acercamiento entre gobierno y oposición en Noruega, hay una agenda clara, pero más incertidumbre que optimismo.
Consultados con respecto al papel de la Santa Sede como un actor crucial ante Estados Unidos y la Unión Europea para la agenda Venezuela, coinciden en la importancia de su actuación en la esfera internacional, donde el poder, la fuerza y la diplomacia pugnan por ser protagonistas.
Milos Alcalay, uno de los más respetados diplomáticos de carrera de América Latina, exembajador con más de tres décadas de experiencia ante el Parlamento Andino, el Latinoamericano y el Europeo, considera que la diplomacia es clave en un caso sin precedentes históricos y evidencia la necesidad de una “actuación inmediata”.
Leiv Marsteintredet, investigador de la Universidad de Bergen (Noruega), experto en fenómenos políticos y especialista en estudios de resolución de conflictos, sostiene que “si la iniciativa de Estados Unidos y la Santa Sede está coordinada con la de Noruega, puede jugar un rol positivo de presión moral y político, además de fortalecer la iniciativa noruega de negociaciones”.
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En las últimas horas, el gobierno de Noruega emitió un comunicado en el cual confirma “que esta semana se ha producido en Oslo un encuentro entre representantes de los principales actores políticos de Venezuela”.
Sostiene que “las partes han mostrado su disposición de avanzar en la búsqueda de una solución acordada y constitucional para el país, que incluye los temas políticos, económicos y electorales”.
“A los fines de preservar el proceso que permita llegar a resultados, se solicita a las partes tomar la máxima precaución respecto a la reserva del mismo, tanto en sus comentarios como en sus declaraciones”.
“Noruega reitera su reconocimiento a las partes por los esfuerzos realizados, afirma la ministra de asuntos exteriores Ine Eriksen Søreide”.
No obstante, al concluir el encuentro entre los actores venezolanos, existen al menos tres lecturas distintas de un acercamiento que no tiene un claro “ganador”, en medio de acusaciones que aseguran se trata de una maniobra para dar oxígeno a la administración Maduro, y los temores de un diálogo sin fecha límite de tiempo. Esto fue lo que Milos Alcalay le dijo a Aleteia:
“Infelizmente, el proceso de Oslo fracasó, pues hay tres interpretaciones distintas. Uno escucha el comunicado de la canciller de Noruega, el cual plantea que hubo avances en lo político, en lo constitucional y en lo electoral, y les pide a ambas partes que no comenten los resultados”.
“Pero Nicolás Maduro plantea que fue un gran triunfo por la paz, por la democracia, y que se continuará en el diálogo, que es una forma de oxigenarse”.
“Una tercera posición es la de Juan Guaidó, quien dice que fue claro en que primero debe ocurrir el cese de la usurpación (la salida del poder de Maduro)…”
“Si continuamos en ese mecanismo al estilo noruego, no se puede, porque es con una duración indefinida en el tiempo, cuando hay que buscar una solución inmediata”.
“De manera que yo me aferraría a esa declaración, independientemente de los matices que puedan presentar tanto la cancillería del gobierno de Noruega, como el gobierno bolivariano, para señalar que las condiciones son muy claras: cese de la usurpación, mantener un gobierno de transición, para ir a las elecciones”.
“Y continuar evitando que se resquebrajen las posiciones, que se defienda el fin de la usurpación”, con el apoyo de un grupo de países que “desconocen a Maduro, y así buscar una solución que nos permita salir del colapso”.
Tanto Alcalay como Marsteintredet creen que los spoilers -quienes desnudan cada posible avance o acercamiento- son algunas de las razones por las que fracasan los procesos de negociación y diálogo en Venezuela.
El investigador noruego advierte que “no se puede descartar que sea otro proceso dilatorio que termine debilitando a la oposición, como en las veces anteriores”.
Y dice que “Noruega debe estar consciente de la historia de las negociaciones fallidas y organizar las negociaciones de una manera que evite repetir el pasado”.
“El riesgo de los spoilers sigue. De ambos lados. Vimos las críticas contra Guaidó la semana pasada, y hay muchas personas de ambos lados que no estén interesados en que tengan éxito las negociaciones. También es posible que ambas partes entiendan que la situación es tan grave que logren aislar a los anunciantes. Pero el riesgo de spoilers continúa, y especialmente la oposición depende de logros concretos muy pronto para que las negociaciones y Guaidó no pierdan más apoyo”.
El embajador y analista internacional Milos Alcalay refuerza esa tesis al explicar que la “metodología de Oslo, que ha resultado a veces muy bien, está basada en el ‘confidence meeting’, que consiste en crear confianza a través de reuniones secretas”.
Recuerda que “era embajador en Israel cuando iniciaron los contactos de la parte israelí y la parte palestina, y durante mucho tiempo estuvieron buscando a través de la metodología de la mediación noruega lograr acuerdos de paz”.
Sin embargo, aclaró que es “una vez logrado el acuerdo, cuando se da a conocer a la opinión pública; y solamente de ahí se tiene la base para alcanzar tratados de paz, independientemente de que después eso haya funcionado o no”.
“Lo mismo sucedió con respecto a la metodología de Noruega en el caso de Colombia para llegar a la firma de los acuerdos de paz. Más allá de lo que fue el resultado ulterior: se trató de contactos secretos y discretos”.
“El contacto entre el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Fidel Castro se hizo de manera secreta. Pues con la única excepción del Vaticano, que estaba enterado, nadie sabía nada”.
“En el caso nuestro, se mata la posibilidad de una mediación al estilo secreto porque con bombos y platillos, entre otros, el Gobierno lo ha anunciado, lo cual representa un mecanismo perverso, no porque Noruega no quiera dar su apoyo, sino porque al anunciarlo: todo lo que puede ser positivo se convierte en una carga y genera una serie de resquebrajamientos de posiciones internacionales”.
En opinión de Alcalay, ¿cuáles serían los elementos principales del “resquebrajamiento internacional” en lo que tanto el experto noruego LeivMarsteintredet como el ex funcionario del Pentágono Frank Mora califican como un ajedrez geoestratégico, una lucha de poder por Venezuela?
“Lo que hace poco era una evidencia de que había casi 60 países que apoyaban al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, con respaldo a una transición y el apoyo a elecciones, ahora se ha venido afectando con el efecto Noruega, el Grupo Internacional de Contacto (GIC), el enfrentamiento entre Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE).
A ello se le suman las declaraciones del canciller español Borrell; amén de la relación distante entre el Grupo de Lima y la Unión Europea, la posición de una OEA que se quiere poner como enfrentada a la posición de la ONU.
Visto así, el resquebrajamiento es parte de la dinámica que el gobierno (de Nicolás Maduro) ha hecho. Es una estrategia de: divide y vencerás.
Y con respecto a Noruega, yo no creo que esa metodología pueda funcionar porque además lleva tiempo. Y la situación dramática que vive Venezuela exige una solución inmediata, urgente, una vía exprés. Lamentablemente, Noruega no es la vía exprés.
En las últimas horas se confirmó una reunión entre el enviado especial de Estados Unidos, Elliot Abrams, y el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, en Vaticano, con la presencia del cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de Caracas. ¿Qué busca EEUU del Vaticano para el caso Venezuela? Tomando en cuenta que “todas las opciones” -también las diplomáticas- están sobre la mesa…
Primero debemos recordar que la diplomacia vaticana nunca ha dejado de estar presente en Venezuela. Lo ha hecho con la prudencia y la cautela que le caracteriza, pero ha sido muy firme. La respuesta del cardenal Pietro Parolin ha sido absolutamente contundente y es el que fija la diplomacia vaticana.
Por supuesto, el Santo Padre tiene una visión como pastor universal de la Iglesia, y él tiene una visión absolutamente clara de la necesidad de dar un mensaje trascendental, pero la diplomacia vaticana ha estado presente: a través de la Conferencia Episcopal y Su Santidad, el Papa, el apoyo del Secretario de Estado, y la posición del cardenal Porras que también ha sido clara.
El hecho de que los Estados Unidos haya tenido una gravitación más allá de su posición unilateral, caracterizada por ejemplo en las conversaciones entre Donald Trump y Vladimir Putin, o los encuentros que ha tenido Mike Pompeo con el canciller ruso Lavrov, o las acciones que ha tenido con la Unión Europea…
Y ahora en este caso, el atar, el unir esta relación del responsable de la política estadounidense hacia Venezuela, Abrams Eliotts, con el Secretario de Estado de la Santa Sede, pero además con la presencia del cardenal Porras, demuestra y remarca que el Vaticano es uno de los actores absolutamente imposibles de dejar de lado, porque la Iglesia venezolana y la diplomacia vaticana juegan un papel crucial.
Veo eso muy positivo en la búsqueda del objetivo de la oposición venezolana, tanto de la que está institucionalizada, como de todas las demás, en el papel de unificar esa posición objetivo final y no resquebrajarla como ocurre con Noruega, sino de unificar todas las posiciones hacia el cese de la usurpación, reafirmación del gobierno de transición; y elecciones libres, justas y democráticas.
Pero los tiempos de la comunidad internacional y los de Venezuela son distintos…
“Evidentemente, los tiempos internacionales son distintos a los tiempos nacionales. La agenda vaticana tiene sus reglas, al igual que la agenda americana, al igual que la agenda de la Unión Europea y la de la ONU. Nosotros no podemos esperar que esos grandes factores y actores internacionales hagan el cumplimiento de la agenda venezolana. La agenda venezolana la tenemos que cumplir los venezolanos”.
“Pero ahí lo inteligente es ciertamente una estrategia común que se base en los apoyos que pueda dar cada una de esas estructuras. Eso significa una fina relación estratégica en donde se puede jugar varios tableros al mismo tiempo y buscar consolidar desde el interior las acciones”.
“Por ejemplo, medidas como la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que es regresar al entorno hemisférico; la presencia en la OEA, utilizar algunos mecanismos internacionales como la invocación del artículo 187-11 (intervención extranjera), o la solicitud de que haya un respaldo para proteger a Venezuela desde el exterior; es decir, todo eso unido va a implicar una acción interna, apoyada por las acciones internacionales”.
“Debemos aprovechar ese respaldo que es único en el mundo” para dar una salida rápida a la grave crisis que aún afrontamos los venezolanos, y que Dios mediante, muy pronto vamos a superar.
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