Líderes religiosos africanos condenan la brutal represión de las protestas en Sudán
Desde el 3 de junio las fuerzas de seguridad de Sudán llevan a cabo una redada violenta contra cientos de manifestantes acampados frente a la sede del Ejército. El ejército ha prohibido a los médicos tratar a los heridos en ciertos hospitales. Las cifras de muertos siguen en aumento.
La situación se remonta al 19 de diciembre de 2018 en la ciudad de Atbara, donde comenzaron las revueltas inicialmente por razones económicas, como por ejemplo lo fue la subida del precio del pan que aumentó 3 veces.
De inmediato se transformó por razones políticas y se extendió por todo el país. Desde el pasado 6 de abril muchos ciudadanos acampan frente a la sede del Ejército para que la Junta Militar entregue el poder a los civiles, después de que los propios militares, tras destituir el presidente Omar Al Bashir, formaran un Gobierno de transición con los jefes del ejército prometiendo involucrar al pueblo.
“Se ha demostrado que estos militares no quieren dar poder al pueblo, y quieren continuar gobernándolos, especialmente el vicepresidente – jefe de un grupo de paramilitares llamado Aldam Alsaree – responsable junto con las Fuerzas de seguridad de las masacres perpetradas desde el 3 de junio y que han dejado más de 160 muertos, de las cuales 50 son mujeres y 30 niños” aseguran a través de un comunicado Amsi (Asociación de Médicos de Origen Extranjero en Italia) y Co-mai (Comunidad del Mundo Árabe en Italia).
Ambas asociaciones también señalan que “existe una gran preocupación de un aumento continuo en el número de muertos no declarados” pues las Fuerzas Armadas arrojaron a muchas personas al río Nilo con un peso atado al cuerpo, para evitar que flotaran sobre la superficie. Aunque las redadas también han dejado otras imágenes dramáticas como “dos mujeres quemadas dentro de su tienda de campaña en la ocupación frente a la sede del Ejército”. Y a todo esto se le suma – aseguran las asociaciones – “que el ejército prohíbe a los heridos ir al hospital y obliga a los médicos a no tratarlos en ciertos hospitales”.
Los últimos acontecimientos son que el pasado 9 de junio comenzó la desobediencia civil en las ciudades sudanesas con el cierre de tiendas y negocios prohibiendo a las personas ir a trabajar hasta la caída del poder, “pero el temor de los sudaneses es muy grande e inquietante”, informan fuentes médicas de las asociaciones, quienes explican además que la intención del Gobierno es “matar a personas en masa, especialmente en las mezquitas, mientras rezan”.
Líderes religiosos africanos condenan la brutal represión de las protestas en Sudán
Cuatro personas murieron el primer día de protestas en Jartum para inducir al Consejo Militar de Transición, que sustituyó en abril al presidente Omar El Bashir, a entregar el poder a un gobierno civil. Según fuentes de la oposición, al menos 118 personas han muerto desde el sangriento ataque del 3 de junio contra la sentada de los manifestantes en Jartum. Las protestas condujeron a la dimisión y al arresto de Bashir, pero la junta militar que tomó el poder no quiere entregarlo a los civiles.
La represión de las manifestaciones pacíficas ha sido duramente criticada por el Consejo Africano de Líderes Religiosos – Religiones por la Paz (ACRL-RfP, por sus siglas en inglés) en una declaración firmada por el cardenal Onaiyekan, arzobispo de Abuja (Nigeria) y copresidente de la ACLR-RfP. “Condenamos la respuesta del Consejo Militar de Transición a las protestas pacíficas que tuvieron lugar en las calles de Jartum. El uso brutal de la fuerza para dispersar a los manifestantes pacíficos en Jartum es verdaderamente escandaloso y trágico”, dice la declaración recibida por la Agencia Fides, que denuncia “la violencia física, el uso de municiones letales, los ataques a centros de salud y la detención sin juicio de activistas y manifestantes en busca de libertad de expresión. Nos solidarizamos con ellos”, dicen los autores del mensaje. “Pedimos al ejército sudanés que ponga fin a los ataques contra los centros de salud, respete el estado de derecho y libere a todas las personas detenidas sin juicio”.
El mensaje concluyó con un llamado al diálogo entre el Consejo Militar de Transición y la alianza de la oposición en Sudán para restaurar la paz y crear las condiciones para que se forme un gobierno que satisfaga las necesidades de la población.