Hoy en día se hace cada vez más difícil adquirir miel pura, de calidad que no haya sido procesada
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La miel es uno de los endulzantes naturales más antiguos que existen, las abejas en su continua búsqueda de alimento, recogen y dispersan de forma involuntaria el polen, convirtiéndose en el eslabón esencial de la producción de frutos.
Salen todos los días a pecorear, con una frecuencia diaria de 15 o 20 viajes de unos 35 minutos, y en cada salida visitan unas 30 o 50 flores, por lo que para fabricar tan solo un kilo de miel, deben realizar cientos de miles salidas en busca de alimento.
San Bernardo de Claraval las llamaba “Un símbolo del Espíritu Santo que vuela y se alimenta del perfume de las flores” y gracias a estas laboriosas abejas nosotros nos favorecemos de su deliciosa y nutritiva miel hace siglos, así como también utilizamos la cera, el polen, jalea real, el propóleos.
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Tradicionalmente se ha considerado a la miel como un producto 100% natural y saludable para el organismo, ¿pero siempre es así?
La miel que encontramos en el supermercado y compramos habitualmente ¿es la misma miel natural, pura, considerada buena para la salud y con propiedades beneficiosas para el organismo?
No, hoy en día se hace cada vez más difícil adquirir miel pura, de calidad que no haya sido procesada. Tanto es así que la gran mayoría de mieles que podemos encontrar en los supermercados han sido tratadas mediante algún proceso industrial que acaba con muchos de los antioxidantes y bacterias benignas presentes de manera natural en la miel cruda.
Por lo tanto, es necesario aprender a diferenciar los diferentes tipos de miel y sobre todo estar informado acerca de lo que compramos y consumimos.
¿Qué diferencia hay entre la miel cruda y la miel procesada (supermercado)?
La miel procesada, es aquella que sufre algún tipo procesamiento como la pasteurización (se calienta a altas temperaturas alrededor de 70º centígrados y a continuación se vuelve a enfriar rápidamente) esto hace que sea un producto más “bonito y práctico para el consumidor” pero en el cual se pierden sus riquezas de antioxidantes, aromas y la mayoría de sus propiedades.
La miel puede calentarse sin perder su valor nutritivo y seguir siendo pura mientras la temperatura no supere los 35º celsius, ni lo haga de manera brusca. Pero a diferencia de otros alimentos como la leche, la miel no necesita ser pasteurizada porque por su propia naturaleza es antimicótica y antibacteriana.
A nivel industrial es sometida a un filtrado, ya que antes de envasar la miel, hay que extraerla para eliminar todas sus impurezas. El filtrado a presión expulsa la miel a altas velocidades directamente en los envases para su comercialización, pero durante este proceso se calienta la miel y luego la bombea a través de microfiltros diminutos, eliminado con ello también todo su valor nutritivo.
La miel pura, de abeja en su estado natural se denomina miel cruda, es un alimento vivo y como tal, conserva todas sus propiedades intactas, porque no ha sufrido ningún proceso de transformación (pasteurización, filtración) desde que se recolecta del panal hasta que se envasa para su consumo.
Se utilizan medios artesanales de extracción, como la centrifugación para eliminar los trozos de cera más grandes presentes en la miel, y los más pequeños a través de un colado. Este colado puede hacerse de forma casera con un colador de cocina, en la cual pasa la miel a través de ella sin que se pierdan los diminutos compuestos medicinales como el polen o restos de jalea real.
Por lo tanto, la miel que encontramos en el supermercado seguramente no sea esa miel saludable y cruda con sus propiedades beneficiosas y de valor nutricional.
¿Cómo saber si la miel que compro es pura?
Apariencia, lo primero que debemos ver es su apariencia, la miel pura con el tiempo tiende a solidificarse, si está completamente líquida, observar si con el correr de los días se cristaliza o no, de lo contrario hay altas probabilidades de que no se trate de miel pura.
Etiqueta, en el momento de comprar miel, leer la etiqueta para verificar la lista de ingredientes, en la cual no debe aparecer ningún aditivo e ingrediente que no sea miel.
Tiendas especializadas, el lugar de compra es importante, la tiendas gourmet, ecológicas, ferias artesanales, entre otras, son los lugares donde de seguro se puede encontrar.
Pruebas: puedes hacer varias pruebas en casa, una de ellas consiste en colocar una cucharada de miel en un vaso de agua y si se disuelve significa que no es pura.
Pero ¿no es lo mismo comer azúcar que miel?
El azúcar como la miel son endulzantes calóricos, por lo que, si hablamos del aporte calórico, ambos endulzantes están al mismo nivel, una cucharada de miel tiene las mismas calorías que una de azúcar (aproximadamente 4 calorías por gramo).
Además, ambos son ricos en hidratos de carbono simples (monosacáridos) en proporciones similares, la miel contiene la mitad de fructosa, el resto es glucosa y agua.
Pero las calorías que nos aporta el azúcar son como las del alcohol, se les llama “calorías vacías” porque únicamente nos brindan energía, pero ningún nutriente.
No es recomendable para personas diabéticas porque tiene un índice glucémico alto (medida de la rapidez con la que un alimento puede elevar su nivel de azúcar o glucosa en la sangre).
Mientras que la miel contiene diversos azucares o hidratos de carbono en gran concentración, pero además contiene principalmente antioxidantes y también algo de vitaminas y minerales.
A diferencia del azúcar hay estudios que muestran que los diabéticos pueden consumir miel en cantidades controladas ya que se absorbe más lento que el azúcar.
Diabetes y miel
El índice glucémico en la miel varía va de alto a bajo, dependiendo mucho del ambiente en el cual las abejas cosecharon su néctar, pero modula positivamente la respuesta glucémica. La miel hace subir la glucosa en sangre, pero el cuerpo no responde de la misma manera que con el azúcar, porque se absorbe más lentamente y por lo tanto no produce picos de azúcar demasiado elevados en la sangre.
Puede ser utilizada por personas diabéticas bajo control nutricional, ya que hay estudios que muestran que la miel presenta efectos beneficiosos en el tracto gastrointestinal, sobre la microbiota, en el hígado y en el páncreas y estos efectos podrían mejorar el control glucémico y las alteraciones metabólicas. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22811614
También se ha visto que personas con diabetes tipo 2 o intolerantes a la glucosa disminuyen la glucosa sanguínea en mayor medida con la miel que con azucares o edulcorantes. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24328699
Los antioxidantes de la miel y sus beneficios comprobados científicamente
La miel sin refinar (pura o cruda) contiene varios antioxidantes que pueden tener importantes implicaciones en la salud, en la dieta están asociados con mejoras en la salud y menor riesgo de enfermedades.
Uno de ellas es que ayuda en la prevención de enfermedades cardiovasculares mediante la inhibición de la inflamación, mejorando la función endotelial así como el perfil lipídico en sangre. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23298140
Se observa que existe evidencia de alta calidad para afirmar que la miel es mejor que el placebo para la reducción de la frecuencia de la tos y que mejora los síntomas del resfriado. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22419319
No se recomienda su consumo en niños
La miel cruda es una fuente potencial de esporas Clostridium botulinum causante del botulismo, por lo tanto, no se recomienda darles miel cruda a niños menores de 12 meses porque esta enfermedad causa ciertos grados de parálisis. Es recién a partir del año de edad que ya se cuenta con el sistema digestivo maduro, lo cual evita que esta bacteria prospere.
Entonces ¿debemos consumir más miel porque es sana?
No, la miel no es un “superalimento” que va a solucionar todas las enfermedades como la obesidad, el cáncer, la diabetes porque son enfermedades multifactoriales, pero si puede ayudar dentro de una alimentación variada y saludable a prevenir su aparición o mejorarlas.
Es cierto que es más saludable que el azúcar, pero debemos controlar la cantidad que consumimos por su aporte calórico. Por lo tanto, lo ideal es basar nuestra alimentación en alimentos que nos ayuden a mejorar nuestra salud, como los alimentos frescos, los menos procesados posible y la miel cruda, si se quiere puede ser uno de ellos.