Las emociones son importantes, pero ¿es bueno dejar que tomen el control tu vida?
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En consulta, atendí a una inteligente joven sobre su decisión de contraer matrimonio.
—Vengo aquí solo para complacer a mi madre, pero mi decisión está tomada —, dijo con firmeza aceptando el pañuelo que le ofrecía para las lágrimas; cuando comunicar tal cosa debía ser motivo de gran alegría.
Luego, sin poder ocultar una íntima contrariedad se desahogó: llevaba tres años con su único noviazgo, limitandose a divertirse y abrirse en el trato a más jóvenes, como lo propio de su edad. Ahora, su novio le había propuesto matrimonio y no se sentía verdaderamente enamorada.
Admitió que por su novio tenía tanto sentimientos de afecto y apego, así como ahora pena de saberlo muy ilusionado, por lo que consideraba que “lo justo” era aceptar su ofrecimiento.
Lo que en realidad me decía es que estaba punto de tomar la decisión más importante de su vida, solo por sentimentalismo.
Al terminar su explicación, nuevamente volvió a silenciosas lágrimas, por lo que decidí pedirle asistiera conmigo a un hospital de cancerología, en un voluntariado de acompañantes tanalológicos. Ahí fue inevitable presenciar la realidad del duro sufrimiento de enfermos y familiares.
Luego caminando por sus corredores, a propósito, le señale a un grupo de enfermeras que discretamente bromeaban.
— ¡Son unas insensibles! —murmuró con amargo tono.
Ya en el consultorio, le explique:
Tanto las enfermeras, como médicos y demás personal del hospital, no necesariamente están instalados en un penoso estado de ánimo por el ambiente en que trabajan, lo cual no significa que no tengan sentimientos de conmiseración. Dicho de otro modo, no es que sean unos insensibles, sino que han aprendido a no ser presa de sentimientos exacerbados, es decir del sentimentalismo, que no ayuda en nada en su trabajo profesional, por lo que dejan “pasar” aquello que les causa desagrado o les apena.
De esta manera logran sustraerse emocionalmente a la realidad del dolor, lo cual con el tiempo, va estabilizando su decisión de trabajar en un lugar así. Significa que han aprendido a dirigir su vida sin condicionarla a sus sentimientos, y eso es aplicable en todos los aspectos de la misma.
Sin embargo, los sentimientos son importantes y muy humanos, porque intensifican positivamente nuestras acciones y esfuerzos por conseguir cosas, cuya bondad nos hacen crecer y ser felices.
El peligro respecto de ellos, es otorgarles la dirección de nuestra conducta tomándolo totalmente como criterios de acción, y a eso se le llama sentimentalismo, lo que suele ser cosa frecuente en lo referente al amor.
Y es desde esta perspectiva —le dije con delicadeza—, que debes considerar la situación por la que estás pasando, ya que puedes estar tomando la decisión de casarte en base a sentimientos aún inmaduros, con el riesgo de que nunca lleguen a serlo.
De esta manera, por sentimentalismo, le estarías quitando a tu novio la oportunidad de rehacerse afectivamente al conocer a otra persona que verdaderamente lo ame, y llegar así a un matrimonio exitoso de por vida.
Que queriendo ser justa, puedes terminar siendo muy injusta.
Finalmente, no se trata de buscar convertirnos en insensibles, pero es necesario reconocer que los sentimientos moderados reflejan un verdadero amor a nosotros mismos y a los demás, mientras que el exceso de sentimientos no indica más que insensatez.
Imagínate como capitán de un navío en el océano de tu vida, que aprovechando el viento de los sentimientos te orientas a buen puerto. Lo harías cuidando de no dejarla al garete de su impulso, pues los vientos como los sentimientos, soplan cuando menos lo esperamos y muchas veces en la dirección menos conveniente.
— ¡Ah, ya sé por dónde va…! —me interpeló bajando los ojos en actitud reflexiva.
En definitiva, te invito a reconocer que, como persona, no te puedes sólo reducir a estados de ánimo sensibles, ya que al valorarlos en exceso te estas instalando en una especie de bajo romanticismo, dejando al margen tu capacidad de razonar.
Mi consultante ahora sí se desbordó en llanto, luego, en unas entrecortadas gracias, se despidió.
Tiempo después me ha hablado para comentarme que termino la relación y después de una cierta etapa de duelo, ahora se siente animosa, abriéndose al mundo y descubriendo nuevas amistades.
El sentimentalismo es el argumento principal de películas, canciones y otras formas de expresión masiva. Se trata de una actitud ante la vida que se puede volver una forma de adicción y llevar a tomar decisiones que bien pueden afectar irremediablemente toda una vida.
Consúltanos en: consultorio@aleteia.org