Ideas para no perder la relación con los amigos cuando vivimos en otra ciudad u otro país
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Cada vez es mayor el número de emigrantes en el mundo. Los traslados a otro país son frecuentes entre los jóvenes (y no tan jóvenes) que buscan nuevas oportunidades en el trabajo. Si el mercado laboral de tu país no ofrece suficientes expectativas, llega la decisión de viajar a otros lugares. Y, sin marcharse del propio país, es habitual cambiar de ciudad por razones familiares o profesionales.
También otros aspectos como la inestabilidad económica o política, y la persecución religiosa, han hecho que los flujos migratorios sean cada vez mayores.
En este marco, uno deja atrás familia y amigos. Y no deseamos perder el contacto, antes bien a muchos los echamos de menos estando en el nuevo país. Nos acordamos de ellos y querríamos verlos como antes, para conversar, acompañarnos y compartir la vida, pero la distancia lo pone difícil.
¿Qué puedo hacer para que la distancia no deteriore la amistad y sigamos conservando los lazos de unión con los amigos?
La falta de tiempo suele ser el otro enemigo de la amistad. Nos cuesta llegar a todos y, lógicamente, los que no están a nuestro alrededor físicamente son los que más acusan el vacío.
Hoy disponemos de instrumentos que hacen más fácil poder mantener viva la amistad aunque sea entre miles de kilómetros. Veamos estrategias para emplearlos con éxito:
Primero, prioriza tu tiempo. Si miras tu lista de contactos, tal vez tengas 5.000. No exagero. Los del trabajo, los amigos, los de aficiones y compromisos sociales… Ya que tu tiempo es limitado, establece prioridades acerca de tus amistades. Elabora una lista como si fueran círculos concéntricos: tu núcleo de amigos del alma primero, a continuación los muy amigos, y luego los amigos. Marca una línea para que queden fuera los “conocidos”, los compromisos y los que en realidad no son amigos. No es para que los eches de tu vida, sencillamente es para que trates en primer lugar a los imprescindibles.
Mensajes directos de las redes sociales y vídeollamadas. Dispones de Messenger, Whatsapp, Line, Telegram y Linkedin para mandar una frase personal a quien quieras. Sin olvidar los mensajes de texto de toda la vida. Y eso lo tienes en tu mano, es decir, en el móvil. Es como si en el siglo XVII te hubieran colocado papel, pluma y tintero delante. Solo tienes que pensar una frase, escribirla y mandarla. Además, hay mecanismos de vídeo como Skype, Hangouts o el mismo Whatsapp.
Cuando lo pienses, hazlo. Si algo te recuerda al amigo que está lejos, envíale un mensaje en ese mismo momento. Aunque a continuación no puedas hablar más, dejas constancia de que te acuerdas de él por algo que te lo ha recordado. Por ejemplo, al pasar por un lugar asociado a esa persona, al asistir a un acto que sabes que le gustaría, tomando un plato que habéis saboreado juntos…
Crea una agenda perpetua y señala fechas inolvidables: cumpleaños, santos, aniversarios destacables… Puedes emplear un calendario de Google o, si prefieres, anótalo en una libreta de papel.
Armoniza vuestros horarios. Para poder hacer una llamada en buen momento, toma nota de cuándo acaba vuestra jornada laboral, por ejemplo. Establece cuál es la mejor hora del día para conversar si os llamáis por teléfono. Ten en cuenta las diferencias horarias entre países. Recuerda que existen redes que permiten la telefonía gratis (entre ella Whatsapp, Line y Telegram).
Anticípate a los días de colapso. Por ejemplo, para Navidad. Adelántate para que el último día no tengas mil cosas por hacer. Si no, es posible que ese día no puedas hablar con tus amigos.
Menos es más. Decía Voltaire que lo mejor (lo perfecto) es enemigo de lo bueno. Si esperas a disponer del día ideal para hablar con los amigos, pasarán meses y años y nunca lo harás. Mejor a poquitos y que haya una relación más constante. Ya llegará un día en que podáis hablar un buen rato.
Únete a su propósito de vida. No hay nada que refuerce más la amistad que querer el bien del otro, ya que es ta es su esencia. Rezar es un bien para ti y para tus amigos. Si rezas por esa persona, además de manifestar tu interés por sus cosas, muestras que valoras sus anhelos y que le acompañas en su camino.
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