Histórica decisión prohíbe el ingreso y empleo de elementos que atentan contra ecosistemas marinos únicos en el mundo
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Una ley aprobada por el Congreso de la República dispuso que a estas islas del Caribe no podrán ingresar ni utilizarse utensilios y materiales plásticos de primer uso, es decir, aquellos que son usados solo una vez, se desechan y luego lanzados a la basura, las calles, playas o el mar.
Después de dos años de trámites, discusiones y un fuerte lobby de los fabricantes de plásticos para frenar el proyecto, el Senado y la Cámara decidieron por abrumadora mayoría que en estos enclaves ultramarinos —frente a las costas de Nicaragua—no habrá lugar para platos, vasos, cubiertos, pitillos (popotes o pajillas para sorber líquidos), empaques y bolsas de polietileno u otros materiales sintéticos.
El propósito es proteger la fauna y la flora de San Andrés, Providencia y Santa Catalina y en las que sus ecosistemas contribuyen al sustento de miles de nativos, la mayoría de ellos de origen afrocaribe. Además, el archipiélago suministra parte de la almentación de los habitantes del interior del país.
Pero, ¿por qué esta drástica decisión? La respuesta está en los argumentos planteados por los promotores de la ley (hacer click en galería para conocerlos):
Acciones de protección
A partir de la vigencia de la ley los barcos y buques colombianos y de otros países que ingresen a las islas no podrán disponer ni descargas plásticos de un solo uso como residuos sólidos.
De igual manera, se prohíbe el ingreso, comercialización o uso de bolsas plásticas no reciclables. Tampoco se permitirá el uso y venta de utensilios u objetos plásticos o de poliestireno, un componente conocido en Colombia como icopor.
A partir de 2021, los turistas —colombianos y extranjeros— tampoco podrán ingresar estos plásticos, en cambio sí tendrán permiso para usar recipientes que sean reutilizables. Los infractores podrán ser sancionados con multas o trabajos de responsabilidad ambiental como actividades de limpieza en las islas y de preservación del medio ambiente.
Ante la falta de bolsas plásticas los comercios podrán utilizar talegas de papel o de material reutilizable que se cobrarán a los compradores. Asimismo, se realizarán campañas pedagógicas con nativos y turistas para sustituir paulatinamente los productos contaminantes por elementos de fácil degradación.
El senador Guillermo García Realpe, uno de los promotores de la ley, dijo a Aleteia que “Colombia estaba en mora de regular el uso e ingreso de estos productos al archipiélago ya que los plásticos han causado daños muy serios al área protegida de biósfera Seaflower”.
El legislador anotó que además de la prohibición, la nueva ley también pretende que los colombianos tomen conciencia sobre el impacto que causan los plásticos en general en la vida humana.
La ‘ley antiplástico’ se suma a otras decisiones ambientales. Una de ellas es otra ley que prohíbe el uso, exportación, distribución y explotación del asbesto. Además, hace pocos meses tres pequeños pueblos del interior, Iza y Nobsa —en Boyacá— y Guatapé —en Antioquia— suprimieron el uso del mismo tipo de plásticos que prohibió el Congreso.
En Santa Marta, capital del caribeño departamento del Magdalena, hace varias semanas también se le declaró la guerra a este material sintético con acciones prohibitivas y un lema muy llamativo: “Desplastifica tu ciudad”. El propósito de las autoridades es convertir a Santa Marta en la primera ciudad libre de plásticos en Colombia.
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