Miles de personas viven una intensa semana de procesión en honor a San Fermín, encierros, corridas de toros y diversión en las calles.
Pamplona, en Navarra (España), celebra cada año la fiesta de San Fermín, que popularmente se conoce como Sanfermines. Duran ocho días y consisten en hacer honor a San Fermín de Amiens, patrón de la ciudad, con una procesión el día 7 de julio (día del santo) y una semana de encierros y corridas de toros.
La tradición taurina es multisecular y se remonta a la época medieval, en que los ganaderos llevaban los toros desde los pastos de la montaña hasta el mercado de Pamplona. El hecho de tener que conducir a los animales derivó en la celebración de los encierros que vemos en la actualidad.
Cada mañana a las 8.00, los mozos se disponen a correr delante de los toros y las vaquillas hasta que entran en la plaza de toros. Antes, van a encomendarse a la pequeña imagen de San Fermín de Amiens y se colocan en posición de salida en la Cuesta de Santo Domingo. De ahí circularán por la calle Estafeta hasta la plaza de toros. Hay que fijarse en el calzado que llevan los mozos: unas alpargatas con el escudo de la ciudad bordado en el empeine.
Faja y pañuelos rojos en honor a la sangre del mártir
De san Fermín, el hijo de un patricio romano del siglo III después de Cristo que fue a Francia a evangelizar y se convirtió en obispo de Amiens, tenemos pocos datos históricos confirmados, aunque la tradición es secular y se le tributa homenaje en estos días recordando que murió mártir porque lo ataron a las patas de un toro. Esto hizo que se desangrara y en recuerdo de la terrible muerte los mozos (y en general muchos pamploneses y turistas) se visten de blanco con fajín rojo y pañuelo rojo al cuello.
Todo arranca con el chupinazo, el lanzamiento de un cohete estruendoso (de 120 decibelios, el máximo permitido) desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. Abajo, en la plaza, unas 12.000 personas se unen al festejo que acoge personas de más de 30 nacionalidades. Muchos de ellos conocen Pamplona por la novela “La fiesta” de Ernest Hemingway, que dio a la ciudad y a los toros una dimensión literaria y festiva.
Lugares que debes visitar
Si viajas a Pamplona, no te pierdas la visita a la catedral gótica, la iglesia de San Saturnino, la iglesia de San Nicolás, las murallas, la Universidad de Navarra y el casco viejo, del que es esencial la Plaza del Castillo con el café Iruña. Además, está el parque Yamaguchi (Pamplona está hermanada con la ciudad japonesa del mismo nombre): en él puede verse una escultura de Rafael Bartolozzi.
La oferta gastronómica es muy amplia, pero en fiestas son un clásico las tapas y los vinos de Navarra. Es típico almorzar en la calle y ¿cómo distinguir a los auténticos pamploneses? Verás que al hablar emplean con frecuencia el sufijo -ico: pañuelico, santico, vinico…