Discutir la nacionalidad del poncho puede llevar a un camino sin retorno.
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Los hay y muy buenos, y muy usados, en Perú, Chile, Argentina, Bolivia… Pero que es un ícono del vestuario sudamericano, pocos pueden cuestionarlo. Algunos de tramas fascinantes y novedosas, otros más sobrios y previsibles, nunca el poncho, si es poncho, lleva poco trabajo: es fruto de hasta meses de amorosa confección, de técnicas y tradiciones que sólo se pasan de familia en familia y que hacen de sus artesanos un auténtico reservorio cultural.
Desde nazcas e incas hasta campesinos e incluso citadinos contemporáneos, los americanos usaron el poncho como práctico abrigo y hasta signo de pertenencia. Y si bien hay muchas ciudades que pueden jactarse de su tradición con el poncho, Catamarca, en la Argentina, aloja desde finales de la década del 60 la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho, la más tradicional de las festividades populares argentinas celebradas en el frío invierno del cono sur.
La edición de este año comenzará el 12 de julio y culminará el 21 en el predio Ferial de la capital catamarqueña. Convocará, como es habitual, a lo mejor del repertorio folclórico argentino, para escuchar comiendo los más clásicos platos típicos argentinos, en particular aquellos calientes para combatir el frío, y por supuesto, a los mejores artesanos del poncho. Es una oportunidad no tan solo de reivindicar una prenda, sino el trabajo artesanal que hay en su confección, el proceso de obtención de la fibra del animal, su cría… toda una cadena productiva que se conserva desde siglos aportando un valor agregado único a cada prenda.
Para dimensionar el trabajo que puede demandar un poncho, en el caso de los ponchos realizados con lana de camélidos, para uno solo se necesita un kilo y medio de lana. Pero fibra de buena calidad por animal pueden obtenerse 100 gramos, por lo que se necesitan al menos 15 esquilas por poncho… Una prenda de esas características puede llevar hasta cuatro meses en un telar.
En la inauguración de la Fiesta, estará presente el denominado “poncho más grande del mundo”, de 16 metros de largo por dos de ancho, representando con el largo a los 16 departamentos de la provincia catamarqueña. Poncho que será precedido por quien abre formalmente la Fiesta, la patrona de Catamarca, Nuestra Señora del Valle. No falta nunca a esta Fiesta “La Morenita”, que camina hacia la celebración de los 400 años de su hallazgo, y cómo no, para la Fiesta del Poncho, cubre su manto celeste y blanco con un abrigado poncho mientras encabeza el misachico, tradicional procesión por las calles.
Como siempre, la música será epicentro de la celebración hasta el 22, convocando cada noche a los artistas más emblemáticos de la música popular argentina, pero permitiendo intercalar entre ellos a artistas locales que se prepararon duro durante el año con el certamen Pre Poncho.
No hace frío en Catamarca para esta Fiesta, porque si hay prenda que abriga, es el poncho, ícono de un continente.