Mujeres que encontraron una deliciosa solución a los problemas sociales de una famosa zona del noreste ecuatoriano
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En la zona norte de la provincia de Esmeraldas, Ecuador, hay esperanza con sabor a chocolate. Y esto a través del cultivo y la comercialización del cacao fino y de aroma.
Detrás aparece la Asociación de Productores de Cacao del Norte de Esmeraldas (Aprocane), de alguna manera también una respuesta a los problemas sociales, económicos y sociales de esa zona del país sudamericano, tal cual aparece en este testimonial ofrecido hace unos años:
En ese sentido, según un reciente reporte de El Comercio, que hace énfasis en “este grupo de mujeres que produce el mejor cacao para elaborar chocolates”, son más de 600 los socios que pertenecen a esta organización dedicada también a la exportación de cacao como materia prima a Suiza.
En cuanto a las artesanas del chocolate, para aumentar sus ingresos, más de 30 se han dedicado a la elaboración de barras chocolates (70% de cacao fino y 30% de azúcar), además de otros productos como bombones (leche, azúcar y licor).
[protected-iframe id=”24fb2e7c19fd36dbb7431fdca35ec801-95521297-99574856″ info=”https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2Faprocane.ecuador%2Fposts%2F111956805558980%3A0&width=500″ width=”500″ height=”596″ frameborder=”0″ style=”border:none;overflow:hidden” scrolling=”no”]
Siembra, cosecha y tostado
El emprendimiento y la incursión en el cacao ya tiene varios años y además del producto final aparece todo lo vinculado a la siembra, cosecha y tostado del cacao. El objetivo, prosigue El Comercio, es aumentar la producción local y nacional.
““La rentabilidad del producto va a mejorar las condiciones de vida de quienes creemos en el campo”, expresa Yolanda Ayoví, una de las productoras.
La gran idea, que cuenta con el apoyo de una asociación que tiene ya casi 20 años, parece avanzar y llenar de dulzura el día a día de una población que a través de esta modalidad ha logrado superar obstáculos.
Al mismo tiempo, representa una gran oportunidad de volver a las raíces, de mezclar lo ancestral cono lo moderno a través de talleres de capacitación y nuevas técnicas de siembra.
He aquí un pequeño pantallazo o píldora de una asociación cargada de esperanza y buen sabor, como tantas en América Latina dignas de ser reconocidas. Con mujeres que invitan a soñar a lo grande.
Te puede interesar:
El cacao venezolano gana la pelea a la crisis
Te puede interesar:
Las manos bolivianas que cautivan al mundo gracias al cacao
Te puede interesar:
El cacao en la Amazonia, una ruta para conocer y deleitarse
Te puede interesar:
Esmeraldas (Ecuador), una provincia que quiere ser mensajera de paz