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La “compañera de viaje” de la Virgen de Luján

SUMAMPA
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Esteban Pittaro - Aleteia Argentina - publicado el 22/07/19
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En julio se celebra la fiesta de la visitación en honor a Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa (Argentina)

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Santiago del Estero, en la Argentina, se prepara esta semana para celebrar la Visitación de Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, la “compañera de viaje” de la Virgen de Luján. Se trata de la imagen de la Madre de Dios enviada desde Brasil en 1630 junto con aquella que quedó a poco de partir del puerto de Buenos Aires, a orillas del río Luján.

Por aquellos años, Antonio Faría de Sá, estanciero portugués apostado en Sumampa, actual provincia de Santiago del Estero, pidió a un amigo suyo residente en Brasil que le envíe una imagen de la Inmaculada Concepción. Su amigo accedió al pedido, pero le envió dos. Una efectivamente de la Inmaculada, y otra de la Madre de Dios con el niño Jesús durmiendo en sus brazos. Desde Recife, Brasil, hasta las orillas del río Luján, en la actual Zelaya, las imágenes viajaron juntas. Pero allí, sitio del milagro, la imagen de la Inmaculada quiso quedarse, y comenzó la historia de la patrona argentina Nuestra Señora de Luján.

La otra imagen siguió su recorrido hasta el destino final, donde pese a que esperaban la imagen de la Inmaculada, fue muy bien recibida. No obstante, para ello, cuenta la tradición, debió mediar otro milagro. Es que a la altura de Córdoba la imagen fue trasladada del carro que la llevaba a una mula, para ser llevada sobre ella hasta su destino final. Pero la mula se habría extraviado en el camino, y sola, sin guía alguna, arribó caminando a la estancia en la que era esperada en junio. Hasta que no descargaron la carga, la mula no se movió, tal como había ocurrido con la carreta que llevaba a su compañera de viaje a orillas del río Luján.

 

SUMAMPA

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Aquel prodigio pronto se extendió por la zona y la imagen comenzó a recibir la visita de peregrinos que se encomendaban a ella en la capilla que le mandaron construir. Se dice que la imagen llevó consuelo gozo y paz a la zona, venerada tanto por españoles como por indígenas. La sencillez del actual santuario recuerda el estilo de aquella primera capilla, que fue siendo enmendada y reconstruida a lo largo de estos cerca de 390 años de devoción. Hoy, es el único edificio del virreinato que queda de pie en Santiago del Estero.

Fue coronada recién hace diez años, con coronas para la Virgen y para el niño hechas con material donado por la comunidad y bendecidas por el papa Benedicto XVI, en una jornada histórica que este año se recuerda con especial devoción.

 

 

Se la celebra el 23 de noviembre, día de su festividad y aniversario además de su coronación, pero en julio se celebra la Fiesta de la visitación en honor a Nuestra Señora de la Consolación de Sumampa, su Fiesta Chica, recordando su arribo a los pagos, para la cual estos días se está rezando una Novena bajo el lema “Hagan lo que Él les diga”.

Se espera que para la fiesta central el 28 de julio arriben peregrinos y devotos de todo el país. En el sitio donde se habría detenido la carreta que llevaba a la Virgen de Luján, en la actual Zelaya, se erige una pequeña ermita con una imagen de Nuestra Señora de Sumampa, su compañera de viaje. Junto a la imagen, un cartel se pregunta: “¿Es casual la relación entre las dos imágenes y entre los dos Santuarios, o hay un mensaje que interpretar? ¿Por qué quiso Dios que también el lugar de llegada de la segunda imagen se convirtiera en un Santuario?

Son misterios divinos que vale la pena meditar. Como decía Monseñor Presas: ‘Ir a Luján es un deber’; queda en pie también que debemos conocer y amar mejor a Nuestra Señora de Sumampa y su Santuario. Las riquezas que Dios nos ha dejado en los Santuarios Marianos son como los Tesoros: salvo algunas excepciones, los encuentran los que los buscan…” .


NEGRO MANUEL
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