La temporada de avistaje de la Ballena Franca Austral en esta región patagónica empieza en junio y concluye a finales de año
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El calificativo de grande queda chico para la Ballena Franca Austral. Inmenso cetáceo que navega el extremo sur del Cono Sur, tiene en Península Valdés, Argentina, un lugar privilegiado para su avistaje.
Así lo acaba de reconocer la organización World Travel Award que otorgó a la Argentina su distinción 2019 como destino líder de Sudamérica para el Avistaje de Ballenas, principalmente por esta península, espléndida experiencia turística de la provincia de Chubut. y lo hizo a días de la celebración del Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, conmemorado cada 23 de julio.
A partir de este reconocimiento otorgado en La Paz a principios de julio, en el que el jurado eligió por unanimidad a Península Valdés, el destino patagónico representará a la región en el certamen mundial que tendrá lugar en noviembre.
La temporada de avistaje de la Ballena Franca Austral en esta región patagónica empieza en junio y concluye a finales de año. En la zona, los cetáceos cumplen con su ciclo de reproducción, y puede vérselos tanto en embarcaciones, que permiten navegar a centímetros de las ballenas, como desde la costa, tanto desde Puerto Madryn, desde cuya costanera y con paciencia puede llegar a verse algún monumental salto que irrumpa en la calma del horizonte, como desde playas como las de El Doradillo, donde puede vérselas pasivas y lentas a pocos metros, mientras llevan adelante su ritual de apareamiento.
Imágenes aquí (hacer click en galería):
Esta especie puede alcanzar los 16 metros de largo, cuya magnitud se dimensiona cuando asoman algo de su cuerpo sobre el nivel del agua, principalmente su lomo, y también su cola. Son distintivas sus callosidades, que permiten diferenciar un ejemplar de otro durante una excursión mar adentro, desde donde se puede apreciar también la belleza de los acantilados patagónicos. Si bien las ballenas hacen de Península Valdés una gran “maternidad”, se desplazan hacia otras aguas durante el resto del año para alimentarse.
La política de protección internacional contra la caza de ballenas, así como el regulado circuito turístico que acerca para también concientiza sobre la importancia de promover una cultura de protección de la fauna, y respeta los espacios y tiempos de los cetáceos, permite que haya cada más ejemplares para ser avistados. El año pasado se individualizaron en Península Valdés más de 1000 ejemplares, todo un récord para un promedio que venía siendo de 700.
En general, una hembra pare un ballenato cada tres años. En ese período entre nacimiento y nacimiento, no se la suele advertir en la zona, a diferencia de los ejemplares machos, que suelen regresar todos los años. La población crece a un 6 % o 7 % anual, actualmente la preocupación por su extinción es baja, pero se está muy lejos de los 100,000 ejemplares identificados en siglos pasados antes de que la caza indiscriminada casi la extinga.
Pero el avistaje de la Ballena Franca Austral no es el único atractivo de la zona. La experiencia de fauna marina de Península Valdés se completa con las visitas a las reservas de lobos marinos y elefantes marinos, pingüinos de Magallanes en Punta Tombo, y embarcados, los juguetones delfines que pueden hacer de escolta de lujo hasta llegar a la zona de los cetáceos, y hasta orcas en Punta Norte, aunque las temporadas varían durante el año y quizá sea difícil programar un avistaje de todo en un único momento. Se trata de una zona para visitar más de una vez….
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