En el casco histórico de Bratislava, una de las iglesias más famosas es la de la Santísima Trinidad. Está dedicada a los fundadores de la Orden de los Trinitarios: san Juan de Mata y san Félix de Valois. Ellos se dedicaron a liberar a esclavos de manos de los turcos atacantes.
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La iglesia de la Santísima Trinidad se encuentra en el núcleo histórico de Bratislava, la capital de Eslovaquia. Al visitarla, se descubre la vida de los santos fundadores de la Orden Trinitaria, san Juan de Mata y san Félix de Valois, dos franceses que llevaron a cabo una misión extraordinaria en el siglo XII: liberar a los cautivos que habían caído en manos de los musulmanes.
San Juan de Mata nació en una fecha próxima a 1150, en Faucon, en la Provenza francesa. Su familia era de buena posición económica y pudo facilitarle los estudios en Aix-en-Provence y en Marsella. Allí su madre le llevó a practicar las obras de misericordia con personas que estaban en la cárcel y con enfermos del hospital.
Estas obras de caridad se unían a su vocación sacerdotal, que a los 20 años ya se le había manifestado. La familia decide entonces enviarlo a París, para que cursara el Studium Generale. París era ya entonces el centro intelectual de Europa (en 1206 se fundaría la Universidad de la Sorbona). Por aquella época, sin embargo, el sosiego del estudio se veía confrontado a las invasiones de los turcos, que amenazaban todo el continente. Es la etapa de las cruzadas, organizadas para defender y recuperar los territorios cristianos.
En 1187, Saladino (apodado “azote de los cristianos”) invade Jerusalén y destruye monasterios y templos. La cristiandad se ve seriamente amenazada y en París aquella noticia retumba con fuerza.
Una visión en la que ve lo que Dios le pide
Juan de Mata va a celebrar su primera misa el 28 de enero de 1193. Reza al Señor para que le dé luces acerca de qué orden religiosa es la más adecuada para que él ejerza su ministerio sacerdotal. Pero de repente tiene una visión, de la que un texto anónimo del siglo XIII se hace eco: «Juan invitó a su primera misa al obispo de París, al abad de San Víctor y a Prevostino, quien había sido su maestro. En el momento central de la misa suplicó al Señor que, si era su voluntad, le mostrase en qué orden religiosa podía ingresar con toda seguridad. Y elevando los ojos al cielo, se le apareció el mismo Señor sosteniendo en sus manos a dos hombres encadenados por las tibias: uno negro y feo, y el otro blanco y pálido».
Juan de Mata se retira entonces a meditar y a hacer oración. Va a Certfroid, un bosque solitario situado a unos 80 kilómetros de París, y allí encuentra a cuatro ermitaños, de los que el principal es Félix de Valois. Les habla de su experiencia en la santa Misa y les propone la fundación de una orden religiosa. Félix y sus compañeros deciden unirse a esta nueva misión y en 1194 se pone en marcha oficialmente la Orden de los trinitarios en el propio Certfroid.
La Orden solicita la aprobación de la regla elaborada por Juan de Mata y el permiso del papa Inocencio III para actuar internacionalmente y poder ser efectiva en su labor de redención de cautivos. El papa no solo da su vistobueno oficial sino que el 8 de marzo de 1199 redacta una carta al rey de Marruecos para presentar a los trinitarios y pedirle su apoyo.
Entre traficantes de esclavos
Juan de Mata manifiesta verdadera hambre de servir a Dios en este nuevo empleo y, venciendo el miedo a los peligros, viaja a Marruecos y en los meses de abril y mayo del mismo año libera a cautivos comprándolos a los traficantes de esclavos.
La Orden de los trinitarios se expande e instala sus casas en zonas cercanas a la presencia musulmana o en puertos del mar Mediterráneo, donde el tráfico de esclavos era parte del comercio de la época.
El retablo que puede verse en el altar mayor de la iglesia de la Santísima Trinidad en Bratislava es una obra de estilo barroco en la que se plasma la labor de los dos santos, san Juan de Mata y san Félix de Valois, llevando a cabo la transacción con los comerciantes de esclavos para liberar a cautivos encadenados.
La iglesia fue construida en 1717 y diez años después se consagró. Sin embargo, por razones políticas el emperador José II suspendió la Orden de los trinitarios en 1782 en un episodio histórico que se ha llamado “Klostersturm”, el enfurecimiento contra los monasterios. El edificio original, que se había construido en 1529 sobre la antigua iglesia de San Miguel, quedó casi destruido por completo.
Pese a ello, se procedió más tarde a su recuperación y cuenta en su interior con obras de gran valor. El cuadro del altar representando a los dos santos es de 1745 y su autor es el artista Franz Xavier Palko.
Frescos en la cúpula y la imagen de la Virgen de Regensburgo
Las paredes del interior de la cúpula son trampantojos que crean la ilusión óptica de un mayor trabajo arquitectónico. Su autor fue el pintor barroco italiano Antonio Galli Bibiena y están fechadas en 1774.
Hay un altar lateral dedicado a la Virgen, que cuenta con una copia de la preciosa imagen de Santa María de Regensburgo (la original está en la ciudad alemana). Fue encargado por el conde Zichy y elaborado en 1736. Los seis altares restantes están dedicados (empezando por la derecha y en el sentido de las agujas del reloj) a Santa Ana, los ángeles, san Juan Nepomuceno, san Juan Evangelista, santa María Magdalena y san Miguel arcángel.
La iglesia de San Juan de Mata y san Félix de Valois sigue teniendo mucha importancia. Entre 2003 y 2009 fue catedral del Ordinariato Militar de la República Eslovaca. Hoy es una de las iglesias parroquiales de la archidiócesis de Bratislava.
Una iglesia muy activa en el apostolado con los turistas
Por tratarse de un punto turístico clave, esta iglesia tiene una actividad apostólica importante con sus visitantes internacionales. A la entrada, unos voluntarios ofrecen información acerca del templo y folletos en diversos idiomas sobre cómo volver a la fe católica. Una vitalidad que sorprende cuando alguien piensa que hasta hace menos de 30 años el país estaba sometido a la represión del comunismo soviético.