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El libro de Génesis puede ser confuso para el lector moderno por muchas razones. Uno de los ejemplos más llamativos es el hecho de que el autor del Génesis afirma que muchas personas vivieron durante cientos de años antes de morir.
"Después del diluvio, Noé vivió trescientos cincuenta años. Todos los días de Noé fueron novecientos cincuenta años; y murió".
¿Cómo es eso posible?
La Iglesia católica no tiene una interpretación "oficial" de este pasaje y permite una amplia gama de opiniones.
¿Antes se vivía más tiempo?
Una posibilidad es que los humanos realmente vivieran mucho más tiempo que nosotros ahora, especialmente antes del gran diluvio que cubrió la tierra.
Varias teorías pseudocientíficas afirman que existió una "barrera protectora" en la atmósfera de la tierra que prolongó la vida de los humanos antes del diluvio.
Después de la inundación esa barrera fue eliminada y los humanos progresivamente vivieron vidas más cortas. Obviamente, estas teorías no tienen credibilidad.
¿Carácter simbólico?
Otra teoría es que los primeros humanos no tenían una forma confiable de contar años, y que lo que se registra en Génesis simplemente significa "una vida larga".
Esta es una interpretación posible, ya que el número 40 contiene un simbolismo bíblico similar de un "tiempo largo tiempo ", y no está necesariamente fijado a un número particular de días o años.
El erudito bíblico Scott Hahn explica en su comentario sobre el Génesis:
"Quizás la mejor hipótesis, y una que ayudaría a explicar tanto los datos bíblicos como los de Oriente Medio, es que dar a las figuras primitivas vidas extremadamente largas fue una forma de conceptualizar la gran antigüedad de la humanidad.
En otras palabras, esto puede ser simplemente una técnica literaria utilizada para afirmar la notable edad de la raza humana misma".
El significado espiritual
Al mismo tiempo, si bien esto podría explicar una explicación histórica del sistema de numeración, puede haber una dimensión espiritual adicional.
El p. Edward McIlmail explica:
"El plan original de Dios para Adán y Eva era la inmortalidad: no morirían. Pero Adán y Eva cayeron, y el pecado entró en el mundo.
A medida que revisamos el Libro del Génesis, vemos que la vida de las figuras clave se acorta. Esto parece representar en sentido figurado cómo el pecado trae la muerte al mundo".
El libro de Génesis, entonces, nos recuerda no solo nuestro origen, sino también nuestro destino.
Fuimos creados para la inmortalidad, y aunque podemos haber perdido ese don en nuestras vidas mortales en la tierra, experimentaremos esa inmortalidad una vez que pasemos de esta vida a la siguiente.
Algún día experimentaremos la longevidad que poseía Noé, pero la buena noticia es que 900 años solo serán un abrir y cerrar de ojos, ya que vivimos con Dios por varios años que no tendrán fin.