Diálogo publicado por la Civiltà Cattolica del encuentro del papa Francisco con los jesuitas de Mozambique y Madagascar: “Uno se concentra en el sexo y, después, no se le da peso a la injusticia social, a la calumnia, a los chismes, a las mentiras”“Detrás de todo el rígido clericalismo hay serios problemas”, se lee en la transcripción del diálogo publicado por La Civiltá Cattolica sobre el encuentro del papa Francisco con los jesuitas de Mozambique y Madagascar este jueves 26 de septiembre de 2019.
El clericalismo tiene como consecuencia directa la rigidez, además sufre de una fijación moralista exclusiva por el pecado de gula y lujuria y se olvida de otros pecados más graves: orgullo, arrogancia, dominio, explicó el papa Francisco que se encontró de forma privada con un grupo de veinticuatro jesuitas, veinte de los cuales eran de Mozambique, tres de Zimbabue y uno de Portugal, informó el director de la revista, Antonio Spadaro S.J.
“Una de las dimensiones del clericalismo es la fijación moral exclusiva en el sexto mandamiento (no cometerás actos impuros )”. “No cometerás adulterio” (Ex 20, 14; Dt 5, 17) indica la Biblia y Jesús en el Nuevo Testamento enseñó: “Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón» (Mt 5, 27-28)”.
Francisco comentó “que una vez un jesuita, un gran jesuita, me dijo que esté atento al dar la absolución, porque los pecados más graves son los que tienen más carácter “angélico”: orgullo, arrogancia, dominio… Y los menos graves son los que tienen menos carácter angélico, como la gula y la lujuria”.
Y agregó: “Uno se concentra en el sexo y, después, no se le da peso a la injusticia social, a la calumnia, a los chismes, a las mentiras. Hoy la Iglesia tiene necesidad de una profunda conversión en este aspecto”.
El Catecismo de la Iglesia católica (2332) describe que en el misterio de Dios, “la sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma”.
El papa Francisco ya en otro momento había explicado la moral reduccionista de los pecados de la cintura para abajo, que significa negar esa unidad trascendental del ser humano.
En otras palabras, el Papa señaló que la Iglesia necesita una visión holística de la persona: “Los grandes pastores dan a la gente mucha libertad. El buen pastor sabe conducir su grey sin someterla a reglas que la mortifican. En cambio, el clericalismo conduce a la hipocresía. También en la vida religiosa”, abundó.
El Papa ya había hablado de este asunto en el libro entrevista “Política y Sociedad” (Editions de L’Observatoire) con el investigador francés Dominique Wolton. En ese texto, señaló que la moralidad no es “puedes, no puedes” o “debes, no debes”, y anhelaba que los pastores no reduzcan su predicación a la moral “bajo el cinturón”.
“La moral es una consecuencia del encuentro con Jesucristo… Es una consecuencia de la fe, para nosotros los católicos. Y para otros, la moral es consecuencia del encuentro con un ideal, o con Dios, o con uno mismo, pero con la mejor parte de uno mismo. La moral es siempre una consecuencia”.
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