La diócesis de París reafirmó el martes su deseo de que Notre-Dame mantenga su vocación espiritual a pesar de los importantes trabajos de consolidación y de restauración anunciados
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Seis meses después del incendio, el destino de la catedral de Notre-Dame de París no deja de suscitar un vivo interés, como atestiguan los cincuenta periodistas que se amontonaron el pasado martes 15 de octubre en los locales de la diócesis de París para saber más sobre las etapas previstas y las perspectivas de las obras en Notre-Dame. Mons. Benoît de Sinety, vicario general de la diócesis de París, que abrió la rueda de prensa, venía acompañado de Mons. Patrick Chauvet, rector de la catedral, del padre Gilles Drouin, director del Instituto Superior de Liturgia de París, y de Christophe Rousselot, delegado general de la Fundación Notre-Dame. “Seis meses después del incendio, nos ha parecido necesario hacer recapitulación sobre los proyectos y las perspectivas de la diócesis para Notre-Dame”, señaló el vicario general en la introducción.
¿Misas celebradas durante las obras?
Después de una primera visión sobre el estado general de las obras en curso, Mons. de Sinety recordó rápidamente la vocación espiritual de Notre-Dame, defendiendo la idea de que se mantenga a pesar de las obras. “Notre-Dame es una iglesia católica, abierta a todos (…). La catedral de París siempre fue Notre-Dame y nuestra esperanza es que el culto pueda celebrarse aquí de nuevo en cuanto sea posible”, subrayó. “Para celebrar misa no es necesario que esté colocada hasta la última piedra de la obra”, continuó, insistiendo que las celebraciones bien podían organizarse bajo las lonas y los andamios. Lejos de imaginar una misa en la nave central con 2000 personas, Mons. de Sinety espera que, durante el mes que viene, puedan acondicionarse pequeñas capillas a la entrada de la catedral, cuando la seguridad esté garantizada. “Hay que ir progresivamente”, confesó.
Además, Mons. Aupetit pidió explícitamente que se constituyeran grupos de trabajo en la diócesis con el fin de preparar y anticipar la reapertura del edificio. El padre Gilles Drouin, director del Instituto Superior de Liturgia, recibió el encargo del arzobispo de estudiar esta cuestión. “Me han designado para dirigir un grupo que llamaremos ‘L’Atelier Notre-Dame’, destinado a reflexionar sobre el futuro litúrgico y cultural de Notre-Dame”. Por último, recordando que, en la Edad Media, ya se construían los albergues caritativos por entonces llamados hôtels-Dieu en las proximidades de las catedrales, Mons. de Sinety mencionó también las iniciativas caritativas que se pondrían en marcha en torno a la catedral. La Orden de Malta, que antes distribuía desayunos en el jardín de Notre-Dmae, lo hará nuevamente en el hospital Hôtel-Dieu (AP-HP). En los locales del AP-HP, se ofrecerá atención psicológica a las personas que lo necesiten, en vínculo con Secours Catholique-Caritas France y la asociación Aux Captifs, la libération.
Así es como van las obras (Galería)
Un sitio web para seguir la evolución de las obras
Volviendo sobre los seis meses de obras, Mons. Chauvet manifestó su alegría por el trabajo logrado hasta ahora, a lo que precisó, no obstante, que Notre-Dame ya se encontraba en una fase de consolidación. Aunque no se anunció ningún calendario concreto durante esta rueda de prensa, el rector indicó que esta primera fase debería prolongarse hasta el mes de abril de 2020. ¿La razón principal? El desmantelamiento del andamiaje, que plantea múltiples dificultades para la estabilidad de las bóvedas. En el momento actual, nada asegura que las bóvedas de Notre-Dame no vayan a desplomarse todavía durante esta delicada etapa. Además, va instalarse un gran andamiaje debajo del que ardió para poder retirarlo. Esta fase irá seguida de un diagnóstico preciso del estado de la catedral para proyectar su restauración completa. Dicha restauración debería comenzar a lo largo del año 2021. “Se creará un sitio web para que todo el mundo pueda seguir la evolución de las obras”, aclaró Mons. Chauvet.
Entre las cuestiones todavía en suspenso: la reconstrucción de la flecha, el Tesoro de Notre-Dame y el santuario mariano efímero en el atrio. Aunque la entidad pública encargada de los trabajos fue bien instituida según la ley, sigue sin tener existencia jurídica. Hay contrataciones en marcha y debería ver la luz finalmente en noviembre. De modo que la cuestión de la reconstrucción de la flecha sigue siendo incierta. Aunque tendrá lugar un concurso de arquitectos, es imposible saber por el momento si la flecha se reproducirá de forma idéntica o no. “No podemos desfigurar este edificio. Nos inscribimos dentro de una tradición, la de los constructores de la catedral”, comentó simplemente Mons. Chauvet. “Hace falta mucha humildad para trabajar en Notre-Dame de París. Si comenzamos a meter egos, no lo conseguiremos”, añadió con vehemencia.
Mons. Chauvet aprovechó también esta rueda de prensa para recordar su deseo de ver levantarse un santuario mariano en el atrio: “Hay que devolver la vida al atrio, en particular instalando una copia de la Virgen del Pilar (…). Si mañana tenemos luz verde, estaremos en el atrio”, indicó con determinación. Un deseo compartido por Mons. de Sinety, quien confesó a Aleteia su preocupación por ofrecer a los fieles un lugar de recogimiento, modesto pero acogedor, donde sea posible depositar cirios a la atención de la Virgen María. La estatua original de la Virgen del Pilar, que antes decoraba la entrada del coro de Notre-Dame, fue trasladada esta semana a la iglesia parisina de Saint-Germain-l’Auxerrois, confió Mons. de Sinety a Aleteia. En cuanto al Tesoro de Notre-Dame, todavía se conserva en los almacenes del Louvre. No se ha determinado aún ningún lugar para acogerlo y hacerlo visible al gran público. No obstante, varios objetos litúrgicos, como cálices y patenas, se han recuperado y trasladado a Saint-Germain-l’Auxerrois para que sean utilizados durante las celebraciones litúrgicas.
38 personas despedidas
Entre las noticias más dolorosas, la salida de una partida de 67 empleados que trabajaban al servicio de la catedral antes del incendio. “Vamos a despedir a 38 empleados”, anunció sobriamente Mons. Chauvet. Decidido en acuerdo con los delegados del personal según el rector, esta decisión parecía inevitable desde hace tiempo. Los empleados recibieron su sueldo íntegro hasta el 31 de agosto y se les propuso un contrato de seguridad profesional (CSP). “De los 38 empleados, 20 han aceptado ese contrato”, señaló Mons. Chauvet, añadiendo que serán “formados y pagados hasta un 80%”. “La catedral es una familia y, cuando hay una tragedia, acompañamos a las personas (…). Nos hemos implicado en acompañarles hasta el final”. En relación a los otros 29 empleados, algunos se han jubilado, otros han sido reubicados en la diócesis y ocho continúan trabajando con Mons. Chauvet. “Cuando entremos en la catedral, no puedo estar solo con mi ingenuidad. Se necesita un equipo para pensar en la renovación de la catedral. Necesito personas que conozcan bien la catedral, que sean parte de su historia”, concluyó.
En el plano económico, Christophe Rousselot, delegado general de la Fundación Notre-Dame, reveló que a día de hoy “la Fundación Notre-Dame había recibido 380 millones de euros en promesas de donativos (…) y la mayoría se han convertido en compromisos”. Los desembolsos, en efecto, se han concretado por los donantes bajo la forma de acuerdos firmados. Entre los generosos donantes están los empresarios Bernard Arnault y François Pinault, que ya han depositado 300 millones de euros de los 850 millones prometidos. A este respecto, pues, poca inquietud para Notre-Dame, que posee los recursos necesarios para continuar las obras serenamente. A pesar de todo, si la bóveda terminara por desplomarse tras el desmantelamiento del andamiaje, el coste económico corre el riesgo de dispararse, según Christophe Rousselot.
En imágenes: entre los bastidores de la primera misa de Notre-Dame después del incendio