Uno de los principales argumentos de quienes buscan la legalización del aborto es la seguridad del procedimiento al que accederían mujeres que podrían pagar espacios privados contra las que por su vulnerabilidad se lo realizarían de manera clandestina.
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Mientras se perfila el final de la campaña para la elección presidencial en la Argentina, un grupo de mujeres de la villa Rodrigo Bueno, al sur de la Ciudad de Buenos Aires, celebró el día de la Madre proclamando a viva voz que no quiere que se use su pobreza como pretexto para promover la legalización del aborto.
#NoSomosExcusa fue el lema de la convocatoria organizada por la plataforma Unidad Provida, de la que participan más de 150 entidades que trabajan por la mujer embarazada y la familia.
“Cuando hablan, comentan y exigen para las mujeres al aborto, nosotras decimos que no somos excusa, ni por vivir donde vivimos ni por ser de bajos recursos”, expresó Aixa, una de las mujeres que dio su testimonio. “Que no nos quieran usar para esta ley. Las mujeres pobres no desechamos a nuestros hijos. Ser mamá es un regalo que no tiene precio”, completó junto con Miriam.
“Acá las mujeres no mueren por aborto, mueren del corazón, por diabetes, así que no somos excusa de las que creen que tienen derecho a decidir por la voz que todavía no fue escuchada”, aseguró Miriam, y evocó: “Hace 20 años que vivo acá y nunca escuché que ninguna chica se haya muerto por un aborto. Acá mueren por otras cosas”.
Uno de los principales argumentos de quienes buscan la legalización del aborto es la seguridad del procedimiento al que accederían mujeres que podrían pagar espacios privados contra las que por su vulnerabilidad se lo realizarían de manera clandestina.
“En la Argentina los abortos ocurren; y la verdad seguir castigando lo único que hace es criminalizar la conducta y hacer que todo se vuelva clandestino. Hay que tender a la legalización, porque con la legalización les vamos a dar oportunidades a las mujeres pobres que hagan su aborto en condiciones de asepsia como lo hacen las ricas en los grandes sanatorios. ¿Saben qué les pido? Terminemos con la hipocresía”, había expresado días atrás el candidato a la presidencia por el Frente de Todos, Alberto Fernández, quien más votos obtuvo en las elecciones primarias.
Ni el testimonio de las mujeres, tanto en el evento del Día de la Madre en la villa Rodrigo Bueno como en el Congreso con motivo de las audiencias previas al debate del año pasado, ni las cifras de mortalidad de mujeres en la Argentina, independientemente de su clase social, se condicen con ese argumento de quienes piden por la legalización del aborto.
Según las cifras del Ministerio de Salud, durante 2017, último dato publicado, se registraron 30 muertes maternas por embarazo terminado en aborto, categoría en la que no necesariamente se incluye aquella que podría haber sido causada por un aborto inducido realizado en la clandestinidad.
Pero de ellas hay 11 que ocurrieron por embarazo ectópico, u otras complicaciones. Por lo que la cifra registrada sería, como mucho, 19, porque puede haber abortos espontáneos dentro de esa categoría. Ese mismo año, se registraron 251 víctimas de femicidios, homicidios concretados contra mujeres por el hecho de ser mujeres, según la Corte Suprema de Justicia. 6049 por tumor maligno de mama, 2888 por tumor maligno de útero, 1228 por tumor maligno de ovario. Además, ese año se supo que el crecimiento de infartos terminados en muerte en mujeres había aumentado un 27% en diez años, mientras que el de varones un 12% en ese mismo período. Había según las cifras conocidas ese año más de 7,000 mujeres que morían por infartos.
Ni los testimonios de mujeres como Aixia y Miriam, ni las cifras oficiales que orientan prioridades de salud pública están en la voz ni de varios medios masivos ni de algunos de los candidatos a la Presidencia de la Nación.
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