El artista uruguayo Leandro Gómez Guerrero y una muestra en honor a San Francisco de Asís
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“Todas las imágenes sorprendieron a la gente, a los creyentes y no creyentes. El mensaje trascendió lo puramente religioso y caló fuerte en toda la gente que siente que debemos cuidar a los animales y a la naturaleza”.
Estas palabras –sobre una muestra que homenajea a san Francisco de Asís presentada en lugares como la Universidad Católica del Uruguay, el World Trade Center de Montevideo y Club Católico- pertenecen al artista uruguayo Leandro Gómez Guerrero, quien luego de 25 años de carrera publicitaria llena de éxitos y logros decidió renunciar a su trabajo para dedicarse a pintar.
“Dejar la comodidad de tener resuelto el medio económico para mantener a mi familia, dejar atrás los cargos, la sociedad en la empresa, los premios por los que tanto trabajé durante años y años, todo una reputación ganada y reconocida en mi país y en la región, me daba miedo. Sentía el llamado de mi nueva misión, pero me estaba armando de coraje para tomar definitivamente la decisión”, confiesa Leandro en diálogo con Aleteia.
Fue en ese momento de incertidumbre cuando Leandro se puso a rezar, y de manera especial también a san Francisco de Asís, instancia que tuvo un antes y un después, pues ahí estaba naciendo esta curiosa obra “AnimÁngeles, Criaturas Hermanas”.
-¿Qué fue lo que te cautivó de San Francisco de Asís?
A mí me pasó que siendo chico fui a ver “Hermano Sol, Hermana Luna”, nunca lloré tanto con una película como en el momento en el que Francisco se despoja de todo y se lo da a su padre… y esa austeridad, ese no querer ser protagonista, esa inocencia y esa pureza que él tenía -y que yo siento que la tuve y que la quiero recuperar, quiero volver a conectar con ella- yo lo trabajo mucho en creatividad: el descontaminarse de cosas y volver a ser como niños, tener esa mirada donde todo es posible, siendo mucho más imaginativos, creativos, donde las cosas más locas pueden llegar a ser.
Yo conecté con eso, y bueno, un también querer ayudar a los demás, creo que tengo empatía en entender la problemática del otro, siento una vocación de ayudar, de colaborar con el hermano necesitado, ¡hacer que esta llamita se convierta en una llama más linda!
¿Y qué te llevó a dedicarte a este tipo de arte?
Lo que me motivó a dedicarme al Arte Sacro, a crear una nueva iconografía religiosa para nuestra era, fue el haber conocido al Padre Cacho. Un sacerdote que decidió ir a vivir entre los más pobres de Montevideo, él sentía que allí encontraría a Jesús, que el Señor habitaba entre ellos. Entonces dedicó su vida a ayudar a los más necesitados, mostrarles a través de un camino de fe que era posible que los mismos transformaran su realidad y así construir una vida digna aún en medio de la pobreza absoluta. Hoy está en camino a ser canonizado.
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Y gracias a que mis padres ayudaban en su obra, tuve el honor de conocerlo. Incluso a veces venía a su casa como en una especie de pequeño retiro para tomar un poco de distancia, se quedaba el día o pasaba una noche. Lo que me marcó para siempre fue que él me encargó “el Cristo del Carrito”. Yo tenía 17 años. Que creyera en mi, un adolescente, para pedirme algo que para él era el símbolo que resumía toda su búsqueda.
Encontró a Cristo no sólo en la necesidad de las personas pobres, sino también figurativamente en la imagen del hombre que para tirar del carro levantaba sus brazos tomando las dos varas de los costados y así -como un Cristo crucificado- recorría toda la ciudad cargando su carro (o su Cruz) y recogiendo la basura para poder vender algo de lo recolectado.
Cacho hizo así una gran obra en mí, realmente me transformó, gracias a él entendí que tenía un don ¡y para qué lo tenía! Para mí, pintar es rezar. También fue muy importante para mí que Blanca, mi madre, al momento de su Pascua me incentivara a dedicarme a pintar siguiendo este camino. Siento que ella me ha acompañado en todo este proceso.
-¿Por qué es importante una exposición sobre estos temas hoy?
Siento que estamos en una época donde el individualismo y egoísmo están llegando a un punto donde “lo demás” y “los demás” no importan. Así se está destruyendo todo el planeta por el interés económico individual, las industrias buscan su lucro y rentabilidad a toda costa, sin pesar en lo que estamos provocando con los procesos de producción, los combustibles, la basura y el maltrato animal y ambiental de todos los rincones del planeta.
Me parecía que lo que me estaba pidiendo San Francisco era actualizar su mensaje a lo que estamos viviendo hoy. Y comenzar por crear consciencia sobre lo que está pasando con los animales, resaltar que son criaturas puras e inocentes. El camino elegido para esto era evocar su dimensión espiritual. Los animales alados nos llaman la atención porque nunca los vemos así. Era la manera gráfica y artística de resaltar su condición de criaturas de Dios.
Los trazos dibujados en las obras buscan transmitir el alma de cada animal, evitando la discriminación que hace el ser humano entre animales buenos y malos, otorgándole a todos una condición de creación divina que tenemos la responsabilidad de proteger y cuidar.
Me pareció que para sensibilizar era mejor provocar una mirada piadosa, de ternura sobre cada animal y no el “terrorismo visual” de todo lo horrible que está pasando, eso ya se ve en las redes sociales.
Sentí que la iluminación venía por el camino de la misericordia, crear una conciencia ecológica en torno a la protección de los animales, en un contexto actual del mundo afectado por el desarrollo industrial irresponsable y por el cambio climático provocado como consecuencia. Es una manera de representar en imágenes parte fundamental del contenido de la encíclica del Papa Francisco “Laudato Si”.
-¿Cuál consideras que es la imagen de la muestra que ha generado mayor sorpresa?
Recibí muchísimos mensajes hermosos de las personas valorando la propuesta, muchas muy emocionadas y conmovidas de diferentes maneras. De todas formas, “La Piedad de las Hermanas Gaviotas”, esta versión de La Pietá de Miguel Ángel realizada con animales es muy emblemática. Resume muy bien todo el espíritu de la exposición.
Ver las obras en galería (hacer click):
Pero también el “Hermano Oso Polar” sufriendo el hambre por el deshielo, el “Hermano Cordero”, la “Hermana Vaca”, el “Hermano Chancho”, el “Hermano Ciervo”, el “Hermano Lobo” causaron gran impresión. Los amantes de las mascotas amaron al “Hermano Perro” y al “Hermano Gato”.
Finalmente, todos quedaron impactados con la reflexión final que provocaba el “Hermano Prójimo”, este niño alado, este angelito que representa a todos los prójimos. Porque está muy bien tomar conciencia y tener una mirada piadosa sobre los animales y la naturaleza, pero no podemos destratar al niño que nos pide en la esquina, discriminar a los que viven en la calle o dejar sin puerto a los inmigrantes que tanto están sufriendo.
Nace en Montevideo, Uruguay, el 30 de mayo de 1971. Está casado con Margarita García desde el año 1995, con quien tiene dos hijos: Camila de 20 años y Santiago de 15 años. Durante su infancia cursa talleres de expresión plástica y cerámica.
En 1991 se vincula al taller de Norman Bottrill, profundizando sus estudios de dibujo y pintura, llegando a ser asistente del mismo. En 1994 realiza una muestra individual titulada “Así en la Tierra como en el Cielo” en homenaje al Padre Cacho, sacerdote que dedicó su vida a ayudar en las zonas más pobres de Montevideo.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación egresado de la Universidad Católica del Uruguay, donde actualmente se desempeña como docente de Creatividad en la licenciatura opción Publicidad.
Con más de veinte años en la industria publicitaria uruguaya, fue Partner, CEO y Director General Creativo de McCANN Montevideo, tras su larga trayectoria en Ginkgo Saatchi & Saatchi, Lowe Lintas & Partners, Teorema, Cámara TBWA, Corporación JWT e IdeasLab, el laboratorio de ideas que fundó en el Parque Tecnológico del LATU.
En su carrera ha logrado premios que la publicidad uruguaya nunca había conquistado. Como el primer León en Cannes, los primeros Clios y las primeras estatuillas en Londres. Gómez Guerrero ha obtenido más de 350 premios en festivales locales e internacionales. Todas estas distinciones lo convierten en uno de los creativos más premiados de la publicidad uruguaya.