Prescinde de cosas superfluas es liberador. Apuesta por lo más importante y no en los costosos detalles que te quitan el sueño
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¿Quieres casarte sin arruinarte? Esta es una pregunta clave antes de caer en las garras de una wedding planner que nos llene el presupuesto de boda de cosas superfluas.
La wedding planner es la persona que nos puede ayudar a conseguir la boda de nuestros sueños. Pero antes de comenzar a decir ok a todo lo que propone su catálogo, es preferible hacer una reflexión.
¿Qué espero de mi boda? ¿Qué quiero que ocurra ese día? Conseguir que sea el día más feliz de tu vida no se logra a base de gastos excesivos.
Para la mayoría de las parejas, casarse supone un desembolso económico importante. Muchos llegan a solicitar un préstamo para hacer frente a todo lo que se les viene encima o piden a sus padres que les ayuden. Conviene tener claro qué presupuesto tienes y no pasarte de ahí.
Pero, además, ¿es necesario gastar más dinero del que puedo? Te irá muy bien si con los preparativos de la boda tienes en cuenta que lo importante es el enlace matrimonial y la persona que has escogido para siempre. Ese momento es lo que deseáis compartir con la familia y los amigos. Lo material habla de cómo sois por dentro, de cuál es vuestro estilo de vida y de cuán importante es vuestro compromiso.
Si quieres ser coherente con tus principios, ten en cuenta algunas cosas que la wedding planner te propondrá y a las que puedes decir que no tranquilamente.
Un refrigerio para la salida de la iglesia
Nada más acabada la misa, los invitados suelen esperar a la pareja a la salida de la iglesia para darles la enhorabuena. Algunos wedding planner han visto una oportunidad de negocio ofreciendo un carrito del refrigerio para ese primer momento de jolgorio. A no ser que celebres la boda en el desierto, eso es totalmente superfluo. Es mejor felicitarse y dirigirse ya al lugar de la celebración.
Abanicos y alpargatas
Los novios quieren que todo estén bien y se sientan cómodos. Esa voluntad de facilitar las cosas ha hecho que algunas parejas regalen abanicos para llevar mejor el calor. Teniendo en cuenta que un invitado o invitada conoce perfectamente el clima del lugar y a la hora de vestirse ha buscado en las previsiones meteorológicas, también hay que contar con que llevará un abanico. De esta forma, lo integrará en su look buscando un color y unas formas que le combinen con la vestimenta. Es superfluo, por tanto, que los novios hagan ese gasto.
En cuanto a las alpargatas, algunos dicen que es un alivio para que descansen los pies después de una ceremonia con taconazos y hormas estrechas de un zapato que muchas veces es nuevo y no está hecho a quien lo calza. Otros lo quieren regalar para que las señoras no teman sobre un suelo adoquinado que podría provocar torceduras de tobillo o sobre un terreno agreste en el caso de boda en el campo.
En cuanto a la comodidad de los pies, esa es una cuestión que ha de valorar cada invitado. Hay que ser razonable y crear un equilibrio entre elegancia y comodidad. Por parte de los novios: no escojan lugares que requieren una excursión a pie o un aperitivo con un ojo puesto en el suelo para que el tacón de aguja no se hunda.
Aperitivos
Si hablamos de sostenibilidad, seamos consecuentes el día de nuestra boda. No hay un número determinado de canapés para vivir la ecología en modo “Laudato Sì”, pero es cuestión de dar ejemplo de sobriedad y templanza y no gastar dinero de más.
¿Realmente son necesarios los 14 tipos de aperitivo, que luego harán que los invitados dejen la carne en el plato? Sé razonable, sé inteligente, y opta por un aperitivo de calidad muy bien presentado y servido, sin excesos. Eso es pura distinción.
Tarjetas de invitación
Sí es cierto que las invitaciones han de ser cuidadas, pero de las que te ofrece la wedding planner escoge las que mejor se adaptan a tu presupuesto. Quizá no hace falta que vayan en pergamino del siglo XV, ¿no te parece?
Tampoco es necesario un vídeo personalizado y editado por un equipo de televisión para cada invitado: de verdad que la gente sigue sabiendo leer. Eso sí, ten en cuenta que medios como el Whatsapp pueden dar mucho juego creativo sin gastar excesivamente.
Photocall
Momento de las risas. Se monta un photocall y todos desfilan para hacerse fotos. En grupo, individualmente, por familias, por amigos… Es una idea muy divertida, pero es un complemento que no tiene por qué ser obligatorio.
Seguro que en el lugar de celebración hay espacios que son marco perfecto para una buena foto: un paisaje de fondo, unos jardines, el mar, una terraza… Deja la alfombra roja y la limousine para una fiesta de disfraces o para cuando te inviten a la ceremonia de los Oscar. Algunos photocall son caprichos de nuevo rico y es fácil caer en el punto hortera.
Un candy bar
Las mesas de chucherías y cupcakes son un capricho que las wedding planner añaden a tu lista de pedidos imprescindibles como si lo fueran. Falso.
Las fotos de candy bar son siempre ideales, como de Pinterest, en colores divertidos o románticos, y parecen el complemento perfecto para que los invitados vayan picando mientras dure la fiesta. Pero, ¿hace falta eso si acaban de tener un banquete con aperitivo, platos y postre de nivel?
No más azúcar ni grasas saturadas, gracias. Y, sobre todo, no más añadidos que pueden salirte caros, porque el presupuesto no para de engrosarse: la wedding planner te cobraría por la mesa, el mantel, los botes de chucherías (una docena para 100 invitados), banderitas, rótulos, indicador de cada dulce, los “sin gluten”, los “veganos”, etc… Un no parar.
Solución: descártalo desde el principio y verás que los invitados ni lo notan. Con las bebidas es suficiente.
Menos es más… cuando hay amor
¿Sabes aquello de que “menos es más”? Para acercarte a la reunión con la wedding planner creo que puede servir como punto de partida. Soltar cargas (gastos) es liberador, y la preparación de tu boda no será estresante en este aspecto.
No hace falta que diga que todas estas recomendaciones son orientadoras. Cada pareja escoge lo que la hace feliz y hará feliz a los invitados. Y las wedding planner tienen todo el derecho del mundo a ofrecer un extenso catálogo de servicios. Ese es su trabajo comercial. A ti te queda lo más importante: decidir.