Padeció una terrible meningitis pero ahora practica snowboard, baila y corre. Con su testimonio quiere ayudar a quien tiene una discapacidad.
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“Era una adolescente y no quería ser distinta. Me avergonzaban las cicatrices de mis piernas y mis pies”. Así comienza su testimonio Marleen Verbeek, una mujer holandesa que a los 13 años padeció una meningitis bacteriana.
Pasó 8 meses en el hospital. De ellos, las tres primeras semanas estuvo en coma. La joven narra algo que para ella resultó traumático: el 35 por ciento de su piel quedó afectada por la bacteria y perdió parte de sus pies.
Aquella muchacha se encontraba terriblemente afectada por cómo veía que había quedado su cuerpo: “Sentía que no encajaba”.
Una lucha diaria con el dolor
Como ella misma recuerda, hizo todo lo posible por adaptarse, aunque le resultaba muy difícil. Llevó calzado ortopédico y sobre todo se enfrentaba a diario con el dolor que le producían los pies. El izquierdo estaba mucho peor que el derecho.
Pese a todo, Marleen trató de seguir adelante con su vida. Estudió, fue a la Universidad, hizo un máster, se mudó a España, tuvo dos hijos… “Siempre he tenido trabajo”, explica.
Una decisión trascendental
Pero la barrera vital era el dolor. “Vivir siempre con dolor era algo que no quería”. Sabiendo que sobre todo era el pie izquierdo el que se lo producía, se debatía entre amputárselo o no. Con la amputación, ella veía que tendría una discapacidad mayor y que a los ojos de todos quedaría expuesta su situación.
Pero, por otro lado, comenzó a fijarse en los atletas paralímpicos, en personas que con una pierna artificial podían practicar esquí, hacer snowboard o bailar, algo que ella soñaba con volver a hacer.
Finalmente, en 2016 Marleen decidió que se le amputara el pie izquierdo. Un año antes comenzó a emplear las redes sociales para mostrar su situación y explicar lo que quería hacer: fue un modo de afrontar el reto y superarlo.
“Eres perfecto tal y como eres”
Echando la mirada atrás, hace un balance muy positivo sobre aquella decisión: “Aunque con dolor, he llevado una vida completamente normal. Nunca me he sentido discapacitada“, asegura, “y ahora quiero verlo como algo positivo, no negativo. Y quiero que otra gente vea que si es como yo, o distinta de los demás, o no eres feliz porque te ves distinto a los demás, en el fondo todos somos distintos“.
El mensaje de Marleen es para todos: “Eres perfecto tal y como eres”.
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