El Pontífice reflexionó sobre la cultura del descarte y del odio virulento contra personas homosexuales y pertenecientes a minorías
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El papa Francisco denunció la cultura del odio que contradice el valor mismo de la vida, de la política y del bien común. Por ejemplo, cuando en los discursos políticos se alza la bandera del odio y se instiga a perseguir a personas pertenecientes a minorías, por ejemplo, homosexuales, gitanos o judíos, así como sucedió con Hitler y los nazis en 1933.
El Pontífice recordó que la cultura del descarte genera odio este viernes 15 de noviembre de 2019, durante la audiencia a los participantes en el XX Congreso de la Asociación internacional de derecho penal.
“La cultura del despilfarro, combinada con otros fenómenos psicosociales generalizados en las sociedades del bienestar, muestra la grave tendencia a degenerar en una cultura del odio”.
En este sentido, sostuvo: “No es casual que a veces reaparezcan emblemas y acciones típicas del nazismo. Yo les confieso que cuando oigo algún discurso, a alguna persona a cargo del orden o del gobierno, me vienen a la mente los discursos de Hiltler en 1934 y en 1936”.
El Papa explicó que estas acciones de los nazis, “con su persecución contra los judíos, los gitanos, las personas de orientación homosexual, representan el modelo negativo por excelencia de la cultura del descarte y del odio. Así se hacía en aquel tiempo y hoy renacen estas cosas. Se necesita vigilar, sea en el ámbito civil, sean el ámbito eclesial, para evitar cada posible compromiso – que se presupone involuntario- con estas degeneraciones”.
En su amplio discurso, el Pontífice ha puso de manifiesto algunos de los problemas que se han agravado a nivel social. Entre ellos, “el uso indebido de la prisión preventiva”. De ahí, señaló: “La situación ha empeorado en distintas naciones y regiones, donde el número de los detenidos sin condena ya supera con creces el cincuenta por ciento de la población carcelaria”.
Entretanto, demostró su preocupación por el “incentivo involuntario a la violencia”. Pues, “en diversos países se han llevado a cabo reformas del instituto de legítima defensa y se ha pretendido justificar los crímenes cometidos por los agentes de las fuerzas de seguridad como formas legítimas del cumplimiento del deber”. El Papa señaló que esas son “conductas inadmisibles en un Estado de derecho” y, en general, “acompañan los prejuicios racistas y el desprecio por los grupos sociales de marginación”.
De esta manera, “con los instrumentos propios de la ley, la lucha siempre necesaria contra la corrupción se instrumentaliza para luchar contra los gobiernos no deseados, reducir los derechos sociales y promover un sentimiento de antipolítica que beneficia a quienes aspiran a ejercer el poder autoritario”.
Francisco explicó que también los paraísos fiscales sirven “para ocultar todo tipo de delitos”, y sea curioso que no se perciban “como una cuestión de corrupción y crimen organizado”. Del mismo modo, “los fenómenos masivos de apropiación de fondos públicos pasan desapercibidos o se minimizan como si fueran meros conflictos de intereses. Invito a todos a reflexionar sobre esto”.
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