Los estudios muestran que el tamaño familiar ideal está creciendo una vez más… y quizás estas sean algunas de las razones
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Se ha dicho que el amor no se puede comprar. Y a mí me encanta escucharlo, porque mis seis hijos se han chupado todos mis ingresos extras y no puedo permitirme ningún gasto adicional. Sin embargo, no querría que fuera de ninguna otra manera. Con ingresos disponibles o sin ellos, vivir con una gran familia es una gozada.
Espero que no suene a fanfarronería, pero soy un hombre rico. No me lo he ganado y no lo merezco, pero me rodean una esposa y unos hijos que me dan mucho más amor del que jamás podría haber soñado tener.
Nuestra prole en particular se compone de seis pequeñajos de entre 1 y 12 años. Sospecho que, si la vida hubiera sido ligeramente diferente, el número de hijos que habríamos recibido en este mundo habría podido variar fácilmente hacia arriba o hacia abajo. Tal y como estamos, tenemos el número perfecto.
Nuestra familia se considera numerosa para los estándares actuales y la gente pregunta a menudo por qué decidimos tener tantísimos hijos. Dejando al margen por un momento lo raro que es que te pregunten algo así, no me importa responder que tenemos muchísimos hijos porque creemos que son estupendos.
Sí, lo sencillo de la cuestión es que es divertido tener niños cerca. La pasada noche estaba jugando al ajedrez con mi hija de cuatro años y me habló de su sueño de que más personas pudieran sentarse en un graderío para verla jugar y admirar sus habilidades estratégicas. Cree que es tan buena al ajedrez que merece toda una multitud de espectadores. Después de capturar a su reina, tomé nota mental de apuntarla el año que viene al Club de ajedrez.
Tiene razón, sería divertido verla jugar. También es divertido ir a ver a los niños competir en partidos voleibol y fútbol. Es divertido ir al zoo y a coger manzanas y a montar en bici. Es divertido hacer hogueras e invitar a otra familias para sesiones de improvisación de poesía y música.
Mis hijos me están dando la oportunidad de vivir una segunda infancia, cosa que, siendo sincero, me está gustando más incluso en esta segunda vuelta.
Hace años, el tamaño de nuestra familia no habría despertado ningún asombro. Por ejemplo, en 1976, el 40 % de las madres de entre 40 y 44 años tenían cuatro hijos o más. Hoy, el porcentaje ha bajado hasta el 13 %. Así que sí, una familia con seis hijos o más se ha vuelto cada vez más rara.
Pero hay un giro en los acontecimientos. Después de descender durante años, el tamaño familiar ideal está en alza una vez más. El porcentaje de estadounidenses encuestados que cree que el tamaño perfecto para una familia incluye al menos tres hijos está creciendo. Las familias siguen siendo mucho más pequeñas de lo que eran hace décadas, pero quizás este hecho empiece a cambiar pronto, ya que las personas empiezan a desear tener familias más grandes.
Parece que las familias numerosas se están poniendo de moda otra vez. Por supuesto, estar de moda no es una buena razón para tener hijos, pero mi experiencia muestra que existen muchas otras buenas razones. Dicho de forma sencilla, Mark Oppenheimer, como padre de cinco, dice en un reciente artículo en The Wall Street Journal: “Cada uno de nuestros (…) hijos ha mejorado mi vida”.
Así me siento yo exactamente. Incluso cuando mi presupuesto alimentario y otros gastos han seguido vaciando mis bolsillos, he sentido como si con cada hijo mi corazón se volviera más pleno.
Y otra cosa que me encanta de nuestra familia: los niños cuidan entre sí. Los chicos, que normalmente son más bruscos y agresivos, muestran su lado más tierno cuando paran para pasear por el patio en la carreta a su hermana más pequeña.
Las chicas mayores preparan sándwiches de queso tostados a sus hermanos más pequeños. Algunos incluso se han ayudado mutuamente a leer de una forma mucho más paciente de la que yo habría podido lograr. Les encanta estar juntos y tener siempre un amigo cerca. Aprenden a socializar, compartir y practicar el altruismo. Siempre sucede algo en nuestra casa y los chicos del barrio acuden para sumarse a la diversión.
Por supuesto, también existen costes en una familia numerosa. Suelo bromear sobre lo caro que es mantener una, pero es que de verdad es cierto. Para tener más hijos, los padres tienen que estar dispuestos a renunciar a otros lujos. Nuestra familia no va mucho de restaurantes. Nuestras vacaciones son breves y locales. Los dos coches que tenemos tienen más de 10 años. Hace años que no compro un artículo nuevo de ropa y ya no recuerdo la última vez que fui a un cine.
La otra comodidad que escasea en nuestra casa es la privacidad. Todos los niños comparten dormitorios y, cuando tienen pesadillas, terminan en la cama con mamá y papá. No bromeo cuando digo que ayer me desperté por la mañana y descubrí a tres niños apilados dentro de nuestra cama que se habían abierto paso en algún momento de la noche. El espacio personal es limitado y eso puede ser frustrante tanto para padres como para hijos.
Dicho todo esto, ¿cambiaría mi familia numerosa por cualquier otro lujo del mundo? De ninguna manera. Basándonos en las encuestas, parece que cada vez más personas empiezan a coincidir en este amor por las grandes familias.