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Unos amigos míos se acaban de separar, ¿es nulo su matrimonio?

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María Álvarez de las Asturias - publicado el 19/11/19
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Unos amigos míos se acaban de separar; su matrimonio ha durado muy poco y desde el principio las cosas no fueron bien. ¿Tú crees que es buena idea hacer una consulta por si fuera nulo? Es que los dos son muy jóvenes y no sé qué será de ellos en el futuro pero ¿no sería bueno saber cuál es su situación real, si podrían plantearse más adelante otra relación?

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Con relativa frecuencia me llegan consultas de personas que se preguntan cuándo conviene plantearse si detrás de un matrimonio que se ha roto hay un matrimonio nulo.

Lo primero que hay que tener claro es que matrimonio roto no equivale a matrimonio nulo: hay muchos motivos que pueden llevar a una pareja a separarse y que no afectan a la validez de su matrimonio (cansancio, desgaste de la relación, dificultades que sin ser excesivamente graves les han superado)

Ahora bien, en ocasiones hay indicios de que las dificultades en un matrimonio han tenido un peso especial. Por ejemplo, las cosas fueron mal desde el principio; el matrimonio ha durado poquísimo tiempo; las familias y amigos no se han sorprendido de la ruptura porque lo veían venir desde antes de la boda; o ha habido comportamientos de extraordinaria gravedad en la convivencia…

En estos y otros casos, puede ser conveniente consultar con un especialista para saber si son indicios suficientes para iniciar un proceso de declaración de nulidad de matrimonio.

¿Con qué fin? Con el de conocer la verdad, si esa unión era o no verdaderamente matrimonio. Y, como consecuencia, saber cuál es la situación personal ante Dios y la Iglesia, para vivir en adelante en coherencia con esa situación personal real.

(Si el matrimonio es válido, no podré volver a casarme puesto que estoy casado; si el matrimonio es nulo y por tanto esa unión no fue realmente un matrimonio, podré plantearme una nueva relación).

Además de la búsqueda de la verdad, el proceso debe servir para detectar los motivos que han provocado la ruptura (sean o no causa de la nulidad del matrimonio) para poder poner remedio, en la medida de lo posible, y para curar las heridas.

Todo esto necesita un acompañamiento que ayude a despejar las dudas sobre qué es o no es la nulidad del matrimonio; entender si hay motivos o no para plantearse iniciar un proceso; en caso afirmativo, decidir si es el momento oportuno o no, por las circunstancias personales y familiares… que requiere no sólo conocimientos técnicos sino mucho tiempo de oración y de escucha, paciencia, compartir el sufrimiento y las dudas de cada uno, buscar otros apoyos si son necesarios (espirituales y psicológicos) y estar ahí para explicar y ayudar a asumir la decisión del tribunal, que debe coincidir con la verdad: si ese matrimonio es o no nulo.

Porque no siempre la verdad coincide con lo que uno desearía escuchar, en ese momento es más importante que nunca ayudar a asumir esa verdad, que puede ser dolorosa.

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