León X enseguida se encariñó con él, y muy pronto el animal comenzó a formar parte de los personajes más populares de la Roma renacentista
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Annone fue un hermoso ejemplar raro de elefante albino donado al papa León X por el rey de Portugal, Manuel D’Aviz.
El Papa esperaba con ansia su llegada en Castel Sant’Angelo, y apenas el animal estuvo en su presencia se arrodilló tres veces para homenajearlo, luego, obedeciendo un asentimiento de su cuidador, roció de agua con su trompa no solo a los cardenales presentes, sino también a la multitud de espectadores curiosos.
León X enseguida se encariñó con él, y muy pronto Annone comenzó a formar parte de los personajes más populares de la Roma renacentista. Los romanos corrían a verlo cuando el elefante participaba a los eventos más importantes de la época, o en el establo con todas las comodidades que hicieron construir para Annone en el Cortile del Belvedere en los jardines del Vaticano.
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Por desgracia, Annone murió de angina a los dos años de su llegada, a pesar de los muchos cuidados de los que fue rodeado, quizás debido al clima muy húmedo de Roma.
El Papa, afligido, hizo enterrar a Annone en el Vaticano, y pidió a Rafael Sanzio que le hiciera una pintura para recordarlo. Esta pintura se extravió, pero no así los bosquejos que el artista que realizó con anterioridad, cuando iba a admirar al gracioso paquidermo.
Y no fue el único artista: fueron varios los que inmortalizaron el paso del elefante por Roma: Francisco de Ollanda, entre 1539 y 1540, lo reprodujo en su cuaderno, transcribiendo también el conmovedor epígrafe. Giovanni da Udine lo recordó en una fuente colocada en un nicho en la terraza del Palazzo Madama. En las Stanze di Raffaello, en el museo Vaticano, a la derecha de la Sala della Segnatura se puede también ver una imagen de Annone realizada por Fra Giovanni da Verona.
Y el mismo papa León X escribió el siguiente epitafio para recordarlo:
Bajo esta gran colina yazco enterrado
Poderoso elefante que el Rey Manuel
Habiendo conquistado el Oriente
Envió cautivo al Papa León X
Donde al pueblo romano maravilló,
Una bestia no vista en largo tiempo.
En mi vasto pecho percibieron sentimientos humanos.
El Destino me envió a mi residencia en la bendita Latium
Y no tuvo la paciencia de dejarme servir a mi señor tres años completos.
Pero deseo, oh dioses, que el tiempo que la Naturaleza me asignó,
y el Destino me arrebató
Lo añadáis a la vida del gran León.
He vivido siete años
He muerto de angina
He medido doce palmos de altura
Giovanni Battista Branconio dell’Aquila
Chamberlán privado del Papa
Y preboste de la custodia del elefante,
Ha erigido esto en 1516, el 8 de junio,
En el cuarto año del pontificado de León X.
Lo que la Naturaleza ha arrebatado
Rafael de Urbino con su arte ha restaurado.