¿El trabajo en casa es una prisión? Existen peligros a los que tú puedes poner remedio para convertir el hogar en territorio de crecimiento personal en positivo.
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¿Trabajar en casa tiene múltiples ventajas?
Estás en tu entorno más familiar. Por la mañana no tienes que salir corriendo hacia la oficina. Desayunas, te preparas y ya en ese momento estás en el lugar de trabajo: tu casa. Te evitas el tráfico, el uso del automóvil, el gasto de gasolina…
No tienes obligación de vestir con carácter formal como lo harías en un trabajo de cara al público.
Estás más cerca de los tuyos. Si tienes hijos pequeños, puedes hacerte cargo de ellos y no tener que llevarlos a la guardería. Puedes plantearte incluso el home schooling si pensáis que es la mejor opción. Si hay abuelos en tu casa, puedes estar con ellos y te pueden ayudar en la educación de sus nietos. Cuando hay enfermos, puedes ser tú misma (o tú mismo) quien los atiende, lo cual es un tesoro en el plano interior porque hace crecer en el amor y el servicio.
Puedes gestionar de primera mano las tareas del hogar. Eso puede suponer un importante ahorro para las cuentas domésticas. Al mismo tiempo, el trabajo hecho por ti no solo implica una acción física sino también el hecho de que pones la inteligencia para llevar la casa dándole tu estilo propio.
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Amenazas
Todo parece muy positivo, pero sabemos que trabajar en casa no siempre es fácil. Existen varias amenazas:
1) La vida social se reduce porque tu ámbito de trabajo queda en tu propia vivienda. No hay colegas con quienes compartir experiencias o ampliar el grupo de amigos. Pierdes la posibilidad de enriquecerte personalmente con las relaciones profesionales.
¿Existe solución a eso? Es una realidad que solo puedo paliar con el uso de las redes sociales, el teléfono y -algo que es muy importante- el descubrimiento de la red profesional que conlleva el trabajo en casa: desde la asociación de vecinos hasta los proveedores (tiendas o servicios) y la red de personas que también optaron por trabajar en casa y hoy comparten su experiencia a través de las redes sociales.
2) La vida profesional adquiere otra forma que casi nunca está reconocida en la sociedad. Ser “ama o amo de casa” todavía en muchos países y culturas es sinónimo de “no trabajar” y eso desmerece. La carrera profesional queda afectada porque el currículum tiene un vacío y porque se hace más difícil si dentro de unos años quieres volver a trabajar fuera de casa.
En algunas profesiones, sobre todo las de la “clase creativa” como guionistas, diseñadores, periodistas, informáticos… puede darse la fórmula del trabajo a distancia. Las empresas cada vez más ven esta opción como económicamente rentable y enormemente productiva.
3) La vida personal se confunde con el trabajo en casa 24 horas al día y 7 días por semana. Tú te conviertes en la persona que lo sabe todo acerca de la casa y que lo hace todo en la casa.
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¿Qué soluciones hay para que no te quemes?
En este punto debes poner soluciones, si quieres que tu hogar sea maravilloso y no un agujero negro para ti:
- Gestiona el tiempo. Las tareas del hogar pueden reclamar tiempo infinito, así que ordena y limita las horas que vas a a dedicar a cada cosa. No siempre hay que estar limpiando, ni las compras se pueden eternizar… Marca días y horas para cada tarea en función de lo que necesite el volumen de tu familia.
- Quién hace qué. Luego establece qué tarea hace cada persona de tu familia: los hijos, según su edad, el marido, los abuelos… cada uno según sus capacidades. Es importante también decidir si es necesaria ayuda externa para tareas como la limpieza, cocina y plancha, o la atención de los enfermos (un fisioterapeuta, por ejemplo) o de los niños.
- Los extras. Trabajar en casa hace que todos -o al menos gran parte- de los “extras” recaigan sobre ti: una avería, un cambio de planes, un problema familiar… Eres la persona adulta que está en la casa y a la que se sabe que se puede acudir en caso de urgencia. En eso conviene no asumir la carga al cien por cien como un castigo irremediable, sino que hay que “surfear”: toma el problema y derívalo hacia donde se solucione lo más rápido posible.
- Tú eres la cabeza. Tu labor fundamental es pensar, programar, decidir y coordinar el funcionamiento de la casa. Recuerda que eso no implica que tú lo hagas todo sino que seas quien gobierne.
- Tu jerarquía de valores. Es importante que asumas el trabajo en casa como lo que es: un aspecto de tu misión en la vida. Para eso, antes debes haberlo hablado en el matrimonio y previamente en el noviazgo. La familia es de los dos y el trabajo en casa ha de estar integrado en el proyecto común. Así encontraréis las mejores soluciones para cada etapa de la vida, os adaptaréis a los cambios y afrontaréis los retos sabiendo que son parte de un objetivo por el que lucháis juntos.
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