En todo el mundo, los migrantes sufren muchas dificultades. Una de ellas es el padecimiento por su situación, la preocupación por los problemas del presente y la ansiedad por un futuro incierto.
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La situación del migrante repercute en su salud mental. “El dolor emocional es tan fuerte o quizá más fuerte que el dolor físico”, explica el doctor Fernando Taveras, quien desarrolla su trabajo en la ciudad de Nueva York.
A través de Somos, una entidad que atiende a personas sin recursos económicos en Nueva York, visita a migrantes con depresión y otras enfermedades psiquiátricas. Reconoce que padecerlas “es muy estigmatizante” y que para muchos migrantes es difícil hablar de ello. Esto dificulta su solución: “Tienen baja estima y hay incapacidad para funcionar”, dice.
En esta situación, mantener las raíces y la identidad es un valor positivo. Además, este médico señala que también “la espiritualidad ayuda a mantener la esperanza”. Visto así, contar con ella es parte del remedio para que sus pacientes superen la depresión.
Este psiquiatra visita a muchos migrantes de origen hispano. Conoce su cultura y la fe que forma parte de sus raíces, porque él es de origen dominicano y comprende el entorno en el que han nacido y en el que ahora se encuentran. Su tarea como médico es vocacional y va más allá de la cualificación científica. Los migrantes que a través de Somos llegan a su consulta, agradecen su tarea.
Es así como ese “factor energético” que él dice encontrar en las personas que deciden emprender una nueva vida en otro país, vuelve a ponerse en marcha y hace que salgan adelante, con ayuda de sus familias y la atención médica necesaria.