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Si quieres conocer la vida de Padre Pío debes visitar este lugar

PIO
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Maria Paola Daud - publicado el 28/11/19
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Dicen que quien lo visita llega a sentir ese aroma a flores que san Pío emanaba de sus llagas.

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Siguiendo el camino por los lugares que testimonian la vida de Padre Pío, hoy visitaremos la iglesia nueva de santa María de las Gracias, la cripta antigua y el santuario de Padre Pío, en Pietrelcina (Italia).

Cuando muy pronto Padre Pío comenzó a adquirir popularidad, la antigua iglesia de santa María de las Gracias comenzó a quedar chica para la cantidad de los fieles que se acercaban para presenciar la misa celebrada por el santo. Por esa razón se decidió celebrar al aire libre, pero obviamente esto se podía hacer cuando el clima lo permitía. Por lo tanto fue necesaria una iglesia más grande.

La nueva iglesia de santa María de las Gracias se construyó, justo al lado de la antigua, entre los años 1956 y 1959, el arquitecto a cargo de la obra fue Giuseppe Gentile di Boiano.

Empecemos el recorrido:

La iglesia está adornada con hermosos mosaicos que poco a poco se fueron agregando a través de los tiempos. Los últimos fueron añadidos en el 2012, uno dedicado a san Juan Pablo II, santo muy cercano a Padre Pío, y otro dedicado a Madre Teresa.

Del lado derecho de la iglesia se comienza todo un recorrido con aroma a santidad. Un camino que ningún fiel o devoto del santo puede recorrer sin dejar de emocionarse y algunos dicen que hasta llegan a sentir ese aroma a flores que san Pío emanaba de sus llagas.

La primera parada es la cripta, que albergó el cuerpo del santo hasta el 2010. Fue bendecida el 22 de septiembre del 1968 y él falleció al día siguiente. La tumba se encuentra al lado de una imagen de Cristo yacente por petición del mismo santo.

Continuando por el pasillo donde conduce a la celda y a la enfermería de Padre Pío podremos encontrar toda su vida en fotos y objetos que pertenecieron a él. Creo que lo más valioso son las miles de cartas que los fieles escribieron al santo para pedirle algún milagro y que él guardó celosamente una por una.

Al llegar finalmente a su celda, podemos claramente testimoniar la humildad y la pobreza que santo Pío tomó hasta el fin como una gran opción de vida. Podría vivir mucho mejor gracias a la caridad de sus fieles devotos, pero él prefirió siempre hacer algo para mejorar la calidad de vida de los más necesitados, sobre todo de los enfermos.

Quedé por un gran momento contemplando su celda, admirada, pensando en las grandes batallas que tuvo con el demonio en este santo lugar. Una gran lucha para ganarle un alma al diablo, que por fortuna siempre ganaba Padre Pío... pero cuentan sus hermanos religiosos que muchas veces no los dejaba dormir a causa de los tremendos ruidos que se escuchaban salir de su celda y era muy común verlo a la mañana con un gran moretón en su ojo.

Un poco más allá se encuentra la enfermería, dónde Padre Pío el 5 de octubre de 1925 decidió hacerse operar de una hernia inguinal sin anestesia. La razón de esa decisión era para evitar que el doctor Giorgio Festa pudiera examinar sus estigmas. El dolor fue tan fuerte que Padre Pío se desmayó y Festa se aprovechó de la ocasión.

Entre estas dos celdas se encuentra una pequeña biblioteca que Padre Pío usaba para enseñar a los jóvenes seminaristas. Muy cerca de allí se encuentra una pequeña sala con tantos objetos que pertenecieron al santo, reliquias y los rosarios que siempre tenía para regalar a los fieles.

Terminamos este recorrido con la sala coral de la iglesia antigua, un lugar realmente santo. Fue aquí mismo dónde Padre Pío recibió por segunda vez, delante a la cruz, el don de las sagrada estigmas. Porque años antes en Pietrelcina, Nuestro Señor Jesucristo compartió con él las señales de la Pasión, pero el santo humildemente rezó para que desaparecieran, diciendo: “Jesús quítame esta confusión. Quiero sufrir, morir de sufrimiento, pero todo en manera oculta”.

Todo esto que sucedió en la mañana del 20 de septiembre del 1918 en la sala del coro. Quedó atestiguado en una carta enviada por el santo a su padre espiritual. Los estigmas quedaron visibles durante 50 años hasta el día de su muerte.

Este fue para mí la parte más emocionante de mi viaje para conocer y adentrarme un poco más en la beatífica vida de san Pío de Pietrelcina.

Pero no termina aquí, continuaremos a visitar otros lugares que hablan vivamente del “Estigmatizado del Gargano”.

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