La escasez de agua potable la llevó a asumir a esta periodista, experta en gastronomía, la tarea encender y apagar el hidroneumático de su comunidad. Ha podido morir cualquier vecino pero fue ella quien entregó su vida en coherencia con la solidaridad que siempre practicó…
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La promesa de Jesús a los suyos, de recibir en herencia el Reino preparado desde la creación del mundo a quienes vivan a plenitud las obras de misericordia, la solidaridad y el amor entre semejantes, y cuyas condiciones se recogen en el Evangelio de Mateo, con la frase: “Venid, benditos de mi padre (…) porque tuve sed, y me disteis de beber…”, cobró vigencia en la Venezuela de estos tiempos, con el trágico final de la periodista Serenella Rosas Flunger. Su muerte ocurrió el 28 de noviembre, cuando se disponía según su “turno”, a encender o apagar muy temprano la bomba de agua que surte a sus vecinos en Caracas.
“Ha sido un accidente trágico que en una situación de vida normal, nunca hubiese ocurrido”, se lamentaban los directivos y miembros del Colegio Nacional de Periodistas, seccional Caracas, el viernes 6 de diciembre, durante el acto de presentación del balance de gestión de este gremio al que estuvo asociada y muy activa Serenella Rosas.
Recordaron que la falta de agua potable que sufren los venezolanos, asociada a la crisis humanitaria que los azota, también se marcó en el destino de Serenella, cual moderna samaritana que nació en Caracas el 14 de diciembre de 1960. “Lamentablemente, el drama de la falta de agua en Venezuela, la convirtieron en la nueva víctima del régimen instaurado desde hace más de 20 años”, murmuraban algunos colegas todavía apesadumbrados.
Edgar Cárdenas, secretario general del CNP Caracas, en conversación con Aleteia, indicó que el acto estuvo muy emotivo al recordar las cualidades de Serenella. “Participó desde los años 80 en el sindicato de profesionales de la radio, cine y televisión. Desde allí se incorporó al CNP donde ocupó la vicepresidencia del Instituto de Previsión Social y actualmente desempeñaba la secretaría adjunta de cultura y formación profesional”.
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El accidente fue generado por la falta de agua
El día 28 de noviembre, un sonido distribuido por los vecinos de su edificio Florisan de Caracas, narra que al menos tres veces al día al día era necesario supervisar el tanque de agua de esta residencia, como en todos los de cuadra, para conocer si había llegado el líquido, encender la bomba y distribuirlo hacia los apartamentos. “A las 7 y 25 minutos de la mañana se escuchó una fuerte explosión”, dijo la vecina. El compresor hizo estallar un pulmón del cuarto de bomba desprendiéndose de la base e impactando contra la periodista.
“Los bomberos revisaron la tubería y vieron que el diámetro era muy reducido y la presión hizo que explotara”, relataba la vecina tras recibir la información. “Es decir, uno no sabe que con esa prendedera y apagadera de la bomba desde que no tenemos agua corrida, las tuberías se tapan como se tapan las venas del cuerpo y el corazón explota (…) y mató a nuestra compañera, amiga y vecina que estaba haciendo un servicio a la comunidad”, dijo.
Susana Rafalli, experta en seguridad alimentaria y acción humanitaria, escribió un conmovedor hilo en Twitter. “Murió instantáneamente cuando le estalló la bomba de agua cumpliendo como vecina con su turno de encender y apagar, en el plan de racionamiento que casi todos hemos tenido que montarnos. No es esta una muerte solemne para Serenella Rosas”.
“He podido ser yo. Me hubiera muerto entre 7:00 y 7:30 de la mañana o entre 7:00 y 8:00 de la noche que es que puedo tener agua. Y has podido ser tu o cualquier otro venezolano corriente, vulnerado, saqueado, y destituido de su acceso hasta al agua potable”.
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Se labró su propio camino
Serenella Rosas era hija de Dora Flunger y Jesús Rosas Marcano, quien nació en la Isla de Margarita el 5 de enero 1930 y falleció en Caracas el 7 de mayo del 2001. Su padre fue un reconocido educador, periodista, profesor universitario, poeta y compositor de canciones populares como “Botaste la bola”, “Negro como yo” y “María Paleta”, entre otras piezas, que magistralmente fueron interpretadas por la agrupación “Un solo pueblo”.
“Sin embargo, Serenella supo labrarse su propio camino”, dijo Edgar Cárdenas. “En ningún momento su padre significó una sombra para ella; por el contrario, ella pudo destacar por su propios méritos y en áreas tan interesantes como el periodismo gastronómico que es poco explorado en Venezuela y que ella logró activar sobre todo en la investigación”, acotó.
Recibió su formación profesional en la Universidad Central de Venezuela, y formó parte de la redacción de El Observador de Radio Caracas Televisión (Rctv) y del Servicio Iberoamericano de Noticias de España. Durante más de tres décadas se dedicó a la producción audiovisual, producción cultural en medios y a la gastronomía venezolana, siendo una reconocida chef del restaurante La Factoría del Enano hasta el año 2012.
Serenella destacó en un programa “Bueno, bonito y sabroso” transmitido por Radio Uno 1340 AM; el portal web de Radio Comunidad; Radio 88.1 FM Adulto Joven; así como en su Blog y Facebook del mismo nombre, cuyo último trabajo publicó el 23 de noviembre.
Durante la asamblea de periodistas, se proyectó el video: “Serenella siempre con nosotros”, como una manera de recordar la “solidaridad compulsiva” que la caracterizó, y que de alguna manera la involucró con su comunidad en cuyo “turno” para verificar la “llegada” del agua le trajo la muerte. “Gracias Sere, por tu espiritualidad, por tu sensibilidad en los momentos de dolor ajeno, cuando sabías escoger las palabras que fueran bálsamo en las horas de pesar”, expresa el video entregado a Aleteia por el CNP Caracas.
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