El cuidado de la Creación consiste en ser administradores sabios de los recursos naturales y en pensar en las siguientes generaciones
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Muchos entienden la conversión ecológica a la que llama el papa Francisco como solamente una conversión espiritual: mirar al mundo con “buenos ojos” y amar, de forma abstracta, a los animales y las plantas; otros, los más convencidos, la ven, sí, como un amor a lo ya dado y como un hacer algo para salvar a la Creación, desde luego cambiando hábitos y mirando por los demás.
Sin haber leído Laudato si’ la comunidad de pescadores de la pequeña isla de “El Pardito” en el llamado Mar de Cortés o Golfo de California (Baja California, México) inició en 2012 una acción que hoy mismo podría convertirse en ejemplo de conservación, repoblación y aseguramiento de la actividad pesquera, principal fuente de recursos de una decena de comunidades que habitan en la enorme bahía que alguna vez el célebre buzo francés Jacques Cousteau nombró (él sabía lo que estaba diciendo) “el acuario del mundo”.
Desde el siglo XIX, exploradores y pescadores han referido de múltiples maneras la abundancia de la vida silvestre marina y del Delta del río Colorado: totoaba, vaquita marina, tortugas marinas y aves, fauna propia de la zoogeografía del Pacífico este, caribeña y la provincia californiana. Mejor que nadie lo saben las familias de tradición pesquera que habían visto los caudales de peces disminuir de una manera alarmante. Y con ello, peligrar su modo de subsistencia.
Lejos de abandonar la zona e irse a vivir a tierra firme o a las grandes urbes cercanas (como Tijuana, Mexicali o La Paz) o a las zonas turísticas como Los Cabos, Mazatlán o Puerto Peñasco, algunos pescadores de El Pardito y de otras zonas aledañas, decidieron convertirse en verdaderos guardianes marinos: en 2010 y asesorados por organismos ambientalistas decidieron levantar las redes y crear el primer refugio pesquero de México.
Así, la Red de Zonas de Refugio frente a la costa oriental del Estado de Baja California Sur, en el corredor marino de San Cosme a Punta Coyote, está conformado, actualmente, por doce zonas de refugio pesquero que ocupan una superficie total 6.966 hectáreas, fruto de un proceso de trabajo colaborativo y de análisis de información biológica, pesquera, económica y social, promovido por las comunidades de pescadores de Agua Verde, Tembabiche, Ensenada de Cortés, Punta Alta, La Cueva, Nopoló, San Evaristo, Punta Coyote, Palma Sola, San Cosme, Los Dolores, El Portugués y El Pardito.
La iniciativa es ahora apoyada por el gobierno federal, sin embargo nació de los propios pescadores que en siete años “han observado y comprobado los efectos positivos del establecimiento de las zonas de refugio pesquero, participando activamente en su supervisión y evaluación, realizando una inversión en el futuro de las pesquerías, considerando que las zonas actúan como una cuenta de ahorro biológico, donde es posible fomentar hoy el futuro de la pesca, en beneficio de las próximas generaciones”, según el decreto que amplia la vigencia de las zonas de refugio en el área.
La vuelta de algunos pescadores que se habían ido por la sobrepesca y la escasez, así como los resultados presentados por la medición científica, son importantes señales de que el cuidado de la Creación consiste en ser administradores sabios de los recursos naturales y en pensar en las siguientes generaciones abandonando prácticas de explotación irracional de la naturaleza.
Entre los resultados positivos cabe destacar que la mitad de las especies de interés pesquero en la zona han aumentado en talla y peso promedio, que la riqueza, diversidad y biomasa de organismos presenta una tendencia a incrementarse, que ha aumentado el número de especies registradas y que el volumen de captura de especies de escama marina se ha incrementado en las zonas de pesca aledañas a las zonas de refugio pesquero.
Según datos reportados por el periódico El País, ahora la cantidad de peces en los lugares de refugio ha aumentado treinta por ciento. Y algo más: la experiencia en este corredor sirvió como base para que en México se dijera cómo crear refugios pesqueros y hoy en día existen 43 zonas de refugio en cinco estados del país que protegen más de 130 especies marinas.
¿Alguien dirá que la conversión ecológico es una utopía?
Te puede interesar:
Desastre ambiental en Brasil: Estar al lado de los que sufren
Te puede interesar:
Energía solar de bajo costo para instituciones católicas
Te puede interesar:
Pescadores con dinamita: El “genocidio biológico” que alarma a Perú