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La Navidad conmemora el nacimiento de Jesús en Belén en la provincia del entonces emperador César Augusto en torno al año 1.
¿Cómo fue ese acontecimiento? Lo explican los Evangelios.
Cuando se acercaba el día de su nacimiento, su madre María tuvo que salir de Nazaret para acompañar a su esposo José a cumplir un edicto que obligaba a todos a empadronarse en su ciudad de origen.
Así que el parto les pilló fuera de casa, y no tenían recursos para pagar una posada ni les acogió nadie. Sólo una persona les cedió un establo de animales.
Por eso la noche en que nació, Jesús fue colocado en un pesebre, como siglos antes lo habían anunciado los profetas.
Acontecimiento escondido
El Evangelio de Lucas relata que un ángel avisó de este escondido acontecimiento a unos pastores que cuidaban su rebaño en un lugar cercano. Ellos acudieron a verlo y reconocieron su divinidad.
El misterio de Dios hecho hombre ocurrió discretamente en la noche, entre paja, animales y personas sencillas.
Más tarde llegaron unos magos de Oriente buscando al rey de los judíos, guiados por su estrella, reconocieron la divinidad de Jesús y llenos de alegría de rodillas lo adoraron.
Más de dos mil años después, los cristianos celebran durante varios días en todo el mundo que Dios se hace hombre (naciendo como un bebé pobre) para salvar a la humanidad. Es la fiesta de la luz iluminando la oscuridad, que precede a la resurrección.
El niño Jesús manifiesta la esencia de Dios -el amor- y su manera de hacer las cosas: respetar la libertad y hacerse pequeño para ser acogido y amado.