Esta ferviente católica y filántropa vivió mas de cien años en los que trabajó duro para ayudar a los más necesitados volcándose en multitud de obras de caridad.
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Para muchos es simplemente la esposa del actor de Hollywood Bob Hope, con el que vivió un largo matrimonio de casi siete décadas. Pero la historia de esta longeva mujer es la de una persona solidaria, caritativa y entregada a ayudar a los más necesitados y a colaborar en todas las causas sociales en las que se pudo implicar.
Hija de padre italiano y madre irlandesa, Dolores DeFina nació el 27 de mayo de 1909 en Nueva York. Dolores cumplió su sueño de ser artista y, tras trabajar un tiempo como modelo, empezó a cantar con el nombre artístico de Dolores Reade.
Tenía veinticuatro años cuando conoció a un joven y prometedor actor llamado Bob Hope en una de sus actuaciones en un club de Manhattan. Aquel debió de ser amor a primera vista porque pocos meses después, el 19 de febrero de 1934, se casaban, iniciando un matrimonio que duraría sesenta y nueve años, convirtiéndose en uno de los más longevos de la historia de Hollywood. En 1938, se instalaron en la meca del cine donde Bob continuó con su imparable carrera cinematográfica.
Los primeros años, Dolores dejó su trabajo como cantante en solitario para participar en el vodevil de Bob hasta que ambos decidieron adoptar cuatro niños de un orfanato y Dolores se centró en cuidar de sus hijos.
Aunque dejó oficialmente su carrera como actriz, durante toda su vida estuvo vinculada al mundo del espectáculo haciendo varias apariciones en el show de Bob de la NBC y cantando para el ejército de los Estados Unidos.
A finales de la década de 1940, Dolores volvió a cantar por una buena causa, de nuevo acompañando a Bob en una gira por todo el mundo con un espectáculo para entretener a las tropas estadounidenses. Dolores y Bob repitieron tour en 1966 para animar al ejército en Vietnam donde Dolores conmovió a los soldados con su emotiva interpretación de “Noche de Paz”.
De nuevo en 1990, a sus ochenta y un años, fue la única mujer que cantó ante las tropas norteamericanas que participaron en la Operación Tormenta del Desierto en Arabia Saudí. Tres años después, gravó varios discos.
A lo largo de toda su vida, Dolores colaboró con distintas organizaciones católicas no solo haciendo importantes donaciones, sino volcándose en cualquier labor social que pudiera ayudar a los más necesitados. A través de su propia parroquia de la archidiócesis de Los Ángeles y otras instituciones de todo el país, Dolores ayudó a mitigar las condiciones de pobres y desamparados. También participó en actividades caritativas fuera de los Estados Unidos, destacando su papel como benefactora de la Capilla de Nuestra Señora de la Esperanza de Pontmain, en Francia.
Dolores hizo de su hogar un refugio espiritual para todo aquel que quisiera acudir. Los Hope construyeron una pequeña capilla en su casa y acumularon una extensa biblioteca de libros religiosos.
Dolores y Bob siempre estuvieron en contacto con la comunidad católica de Los Ángeles, desde religiosas de pequeñas congregaciones hasta obispos y arzobispos de la archidiócesis, para ayudar en todo lo que pudieran. El propio arzobispo ensalzó siempre “su profunda fe y su espíritu incansable” como valores indiscutibles de la personalidad de una mujer entregada en cuerpo y alma a los demás. Tras la muerte de Bob en 2003, Dolores, a pesar de su edad, había superado los noventa años, continuó volcada en labores filantrópicas.
Su labor caritativa le valió recibir un sinfín de reconocimientos, tanto del mundo del espectáculo, tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, como de la sociedad en general, varias universidades norteamericanas la galardonaron, o el honor de tener una calle con su nombre en el Bronx, el barrio neoyorquino que la vio crecer. La comunidad religiosa también se acordó de ella y su gran labor.
Muchas universidades e instituciones católicas, como la Universidad Católica de América o el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, la honraron con multitud de premios. Pero quizás el mayor reconocimiento fue recibir del papa Juan Pablo II la Medalla de la Orden de San Gregorio el Grande.
Dolores Hope falleció el 19 de septiembre de 2011 en su casa de Los Ángeles. Había cumplido los 102 años de edad.
La labor de los Hope sigue viva a través de la fundación que lleva su nombre, la Bob and Dolores Hope Foundation