Cada enero recorre las “calles de la fe” a hombros de su pueblo agradecido*
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Una sólida devoción que, como tantas otras, nos viene de España, mueve a millones a recorrer más de 7 kilómetros para hacer compañía a la Divina Pastora. Son 164 años de milagros, de fe profunda e inquebrantable y de esperanza en medio de la más terrible oscuridad. La fiesta de la Divina Pastora, en la capital larense, se ha convertido en referencia religiosa y en manifestación del dolor de un pueblo que vive inenarrables visicitudes.
Pastora de Almas
Cada vez que se celebra su día, venezolanos y latinoamericanos de todas partes se dan cita al frente de su iglesia en Santa Rosa para verla salir en hombros. La siguen rezando para culminar la procesión con una misa donde el obispo –generalmente uno diferente- se hace cargo de una homilía que se convierte en la voz de quienes no tienen voz y recita oraciones que conmueven e inspiran, que fortalecen la fe y la voluntad para eso que San Juan Pablo II llamó “despertar y reaccionar”.
Varios obispos han sido señalados, amenazados y hasta atacados en sus viviendas particulares y casas parroquiales por tener el coraje de ser profetas en su tierra, de elevar su plegaria pidiendo justicia al Cielo y protección a la Virgen en momentos en que Venezuela es saqueada y atormentada. Pero siguen firmes, año tras año, en su papel de “pastores con olor a oveja”, tal y como pidió el Papa Francisco.
La Divina Pastora es una cita a la que se acude con fe y pocos faltan a ella. Este año podría ser diferente. Tal vez menos personas acudan pues la crisis de gasolina que azota al país ha provocado una parálisis de actividades nunca vista.
No obstante, la gente está tomando sus previsiones y ya los caraqueños alistan sus vehículos y reúnen a la familia para llegar puntuales a su cita mariana, la más poderosa procesión en América después del Señor de los Milagros de Perú.
Esa imagen de la “Pastora de Almas” es también el icono que representa la tercera concentración religiosa más imponente del mundo, pues en los últimos años ha reunido a más de tres millones de personas bajo la misma oración y sentimiento.
Testimonios directos
“La salvación de niños y niñas- publicó Nando Urdaneta en El Correo del Orinoco- es uno de los grandes milagros que resaltan de la veneración por la Divina Pastora, favores que se multiplican todos los años y es una realidad que se refleja en la gran cantidad de madres y padres que llevan, cada vez más, a sus hijos e hijas a la procesión vestidas y vestidos de pastores y pastoras, en gratitud por un milagro”.
Y cita dos testimonios:
“Le pedí a la Divina Pastora por mi hija; le habían detectado un tumor congénito a través de una resonancia, le imploré por la sanación y que cuando le volvieran hacer la resonancia estuviera sana; cuando fui a buscar los resultados de la niña ya no había nada, hoy mi hija es una niña sana y ese milagro acrecienta mi fe hacia ella”, manifiesta Yuri Betancourt, devota de la Divina Pastora”.
El otro corresponde a Camila Andrade: “En el 2009 cuando la Virgen visitó a Cabudare yo me encontraba enferma de la piel de mis manos y, en una de las procesiones, tuve la oportunidad de cargarla. Días después de eso sané y todo lo que tenía en mis manos desapareció gracias a la Divina Pastora”.
Otro hermoso testimonio lo recoge la prensa digital barquisimetana. El de Solibella Martínez quien, a punto de perder a su bebé, acudió a la Divina Pastora: “La virgen me ha hecho muchos milagros, uno de esos es tener a mi hija que la iba a perder y le pedí mucho, primeramente al Señor y a ella que me concediera a mi hija y la tengo hace 30 años”. Desde entonces, va cada enero con su familia a “caminar” a la Virgen.
Fe telúrica
La fe por la Divina Pastora en indómita, pues muchos de sus feligreses aseveran que con solo tocar la imagen de la Virgen son sanados de inmediato. Las familias la tienen en sus casas, le rezan, le cuentan sus penas, le piden milagros, muchos de los cuales se convierten en testimonios que van de boca en boca y aumentan, al tiempo que afianzan, esta veneración que comenzó en 1736 cuando la imagen llegó por error al pueblo.
El caso es que esperaban a la Inmaculada Concepción. Pero cuando intentaron devolverla, el cajón donde la Virgen se encontraba pesaba tanto que no pudieron levantarlo ni un palmo del piso. Ella quiso quedarse. Y se quedó.
Luego del tremendo y destructor terremoto de 1812, quedó intacta la imagen a pesar de que su templo de desmoronó; y más adelante, en 1855, una epidemia de cólera se desató en el estado Lara muriendo familias enteras. Nada funcionaba para detener el mal que se propagaba por doquier. Decidieron sacar en procesión a la Divina Pastora y la epidemia remitió de inmediato. Desde ese momento, el 14 de enero Ella va en hombros de su pueblo por la ruta que se conoce como “calles de la fe”.
La más famosa plegaria en esas fiestas
En el año 2006, uno antes de su muerte, el cardenal venezolano Rosalio Castillo Lara, quien fuera colaborador de primera línea del Papa Juan Pablo II, como Gobernador de la Ciudad del Vaticano y Administrador de la Santa Sede, fue invitado a pronunciar la homilía al finalizar la procesión en honor a la Divina Pastora. Luego de su intervención -que trataron de sabotear los enviados del régimen cortando el sonido y generando violencia- el Cardenal Castillo fue atacado desde diversas instancias del poder y en distintas formas.
No obstante, fue un momento histórico donde el valiente prelado alcanzó a rezar públicamente esta oración, compuesta por él para la solemne ocasión, la cual los venezolanos repiten con frecuencia:
“Virgen Santísima, que en nuestra
historia has manifestado
muchas veces tu benevolencia y cariño por este
pueblo, ¡te pedimos que
no nos abandones en este momento!
Nuestro Señor Jesucristo ha querido, quizás,
darnos una dura lección por
nuestras infidelidades,
por no haber sabido aprovechar los dones que
nos dio de una naturaleza tan
fértil y rica, de una población
inteligente, trabajadora y generosa, y
por no haber ayudado debidamente
a los más necesitados y no haber
vivido limpiamente nuestra fe cristiana.
Ayúdanos, dulce Virgen de Coromoto,
Divina Pastora de los venezolanos,
a aprender la lección y
danos a todos la claridad de la
mente para conocer el peligro,
y la fuerza para superar democráticamente
este momento difícil.
Consíguenos el don de la paz, de la reconciliación,
de la conversión y danos la alegría
de la recuperada libertad.
Así sea. Amén”.
*Cardenal Castillo Lara*