Kristopher Terrel tiene ahora quince años de edad. Al nacer en una población de Florida (Estados Unidos), fue abandonado. Estaba en peligro de muerte. Fue recogido y criado en un hogar. Ahora juega baloncesto, estudia y quiere llegar a ser médico.Hay en el mundo católico iniciativas locales que bien podrían convertirse en iniciativas universales. Sobre todo cuando se trata de salvar niños recién nacidos que han sido abandonados por sus madres y sus padres y que pueden morir.
Tal es el caso de un hombre de Florida, Nick Silverio, quien de ser el propietario de un negocio de tecnología ha pasado a ser el fundador de la organización “A Safe Haven for Newborns” (“Un cielo seguro para los recién nacidos”).
Un propósito de vida
Se trata de una red de voluntarios, hospitales y departamentos de bomberos en el Estado de Florida, organizados para salvar a los bebés recién nacidos de los peligros del abandono y una muerte casi segura. Silverio la creó en 2001, tras la muerte de su esposa en un accidente de automóvil en el año 2000.
Tras el trauma que supuso la muerte de su esposa (de apenas 32 años de edad), Silverio leyó un artículo periodístico sobre el abandono de niños recién nacidos en todo el mundo. De inmediato sintió que Dios le sugería trabajar rescatándolos y dándoles un hogar. Era el propósito para el resto de su vida.
A 19 años de distancia, los número de “A Safe Haven for Newborns” son extraordinarios (aunque Silverio nunca salga como “El hombre del año” en alguna revista): 314 recién nacidos salvados del abandono o de situaciones inseguras en Florida, y 68 madres que se dirigieron a colocar a un niño en adopción.
Poner el interés del bebé primero
“Si se deja a un bebé en la puerta, la mayoría de las veces no sobrevivirían”, dijo Silverio a Catholic News Services. Los voluntarios de la organización ayudan a las mujeres a pensar en sus opciones y en las consecuencias de abandonar a un niño. Muchas veces la madre está drogada o tiene problemas de salud mental, por lo que es necesario apoyarla.
La ley “Safe Haven” de Florida da la posibilidad de que una madre (o un padre) tengan permitido llegar al recién nacido ileso y hasta de siete días de edad a un lugar designado como “Cielo Seguro”. Ahí se les ayuda a tomar una decisión tomando en cuenta el interés del bebé y de ellos mismos.
“Todos reciben ayuda y nadie es juzgado”, dijo Silverio, quien es miembro de la parroquia Cristo Rey en Perrine, así como de los Caballeros de Colón y la Orden de San Lázaro de Jerusalén, conocidos como los Lazaristas, a Catholic News Service.
Muchos son los salvados
La esencia del proyecto es crear una mayor conciencia y dar una respuesta rápida desde todos los centros de crisis para el embarazo en Florida Ahora, Silverio está ayudando a voluntarios en otros estados a construir redes similares para salvar vidas.
“Hemos ayudado a Missouri, Kansas, Nuevo México, Kentucky, Wyoming y pronto seremos probablemente Carolina del Norte y Carolina del Sur en términos de consultoría y aportando todas las ideas que tenemos”, aseveró Silverio.
La filosofía de Silverio es que una intervención exitosa de “Safe Haven” significa que no solo se salva la vida de un niño, lo que le permite crecer hasta la edad adulta, sino que también se salva a un padre del enjuiciamiento penal y de toda una vida de culpa, mientras las esperanzas y los sueños de los padres que esperan adoptar también se cumplen”.