Sur de Chile: Más de medio millón de fieles en fiestas de Piedad Popular
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Tal como fueron carpinteros sus padres, abuelos, bisabuelos, y así, hacia atrás en el tiempo; la asociación asociación de carpinteros de iglesias de Chiloé son los responsables de la manutención y restauración de las 16 iglesias que se encuentran en el Archipiélago de Chiloé, en el extremo sur de Chile.
El 20 de enero se celebró la fiesta de devoción popular El Nazareno de Cahuach, en la isla del mismo nombre y donde llegan más de 12 mil personas; además se cumplen 20 años de la declaración de Patrimonio de la Humanidad realizada por la Unesco.
La importancia del oficio del carpintero es fundamental en la construcción de la cultura chilota basada en la madera. Cuando se levantaron estás iglesias en el siglo XVII estaban sólo las manos y el hacha.
Esta celebración, la más grande del extremo sur, se revela toda la “cosmovisión chilota que se encuentra anclada en la fe católica. Los santos de vestir del siglo XVII; la carpintería de ribera de las iglesias, como por ejemplo la iglesia de Achao que no tiene clavos porque se encuentra ensamblada”, dice Alberto Larraín, vicepresidente de la Fundación de Iglesias Patrimoniales a diario El Mercurio.
Nazareno de Cahuach y Yumbel
El Nazareno de Cahuach llega en 1778 Caguach con la intención de promover, la unión entre los habitantes de ésta y otras cuatro islas vecinas: Apiao, Alao, Chaulinec y Tac. Es así como se comienza la devoción de esta imagen del Nazareno. Por eso esta fiesta es la más grande de la zona austral de Chile.
También el 20 de enero, pero en la región del Biobio, al norte de Chiloé, se llevó a cabo la fiesta de piedad popular más grade que no corresponde a una advocación mariana. El pueblo de Yumbel se apronta a recibir a más de 500 mil personas en la celebración de San Sebastián.
Este santo romano llega a la zona de Concepción, capital regional y próxima a la Yumbel, en en 1663. La imagen en madera de cedro policromada de 73 centímetros fue traída por los españoles a Yumbel en 1655.
Durante la conquista los españoles batallaban contra mapuches y pehuenches, la historia cuenta que los soldados ibéricos llevaban a sus batallas la imagen de San Sebastián y en una huida decidieron enterrarla en las cercanías de Yumbel para que no fuera profanada. Tiempo después la encontraron unos campesinos de la zona. Para ellos fue una señal providencial y milagrosa, ya que, el santo emergió de la tierra. Desde entonces, le confían a él la protección de sus hogares y campos.
Este año la oración a San Sebastián estuvo centrada en la paz para Chile, debido a los acontecimientos vividos desde el 18 de octubre del 2019.