¿Podrían los jóvenes estar, paradójicamente, cansándose del sexo?“¿Por qué los jóvenes tienen tan poco sexo?” [“Why Are Young People Having So Little Sex?”], esta es la pregunta que se hace Kate Julia en un artículo publicado en la revista estadounidense “The Atlantic” que comienza afirmando que “estos deberían ser tiempos de auge sexual” porque
- El porcentaje de estadounidenses que piensan que tener vida sexual sin tener que casarse no es malo es el más alto en la historia de este país.
- La mayoría de las mujeres en los EEUU tienen acceso a la anticoncepción gratuita y a la píldora del “día después”.
- Existen aplicaciones para encontrar fácilmente una persona dispuesta a tener relaciones sexuales contigo
- Diversos comportamientos sexuales que antes muchos consideraban pervertidos hoy son objeto de artículos en revistas para adolescentes (por ejemplo, en “Teen Vogue”).
- La pornografía está a golpe de clic
- Etcétera
Sin embargo, los jóvenes tienen cada vez menos sexo.
Por una parte, para alivio de los padres y educadores, los jóvenes se inician más tarde en el sexo. Según una encuesta realizada entre los años 1991–2017 por los Centers for Disease Control and Prevention Survey Behavior [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades], el porcentaje de estudiantes de Secundaria con experiencia sexual se redujo del 54 al 40 por ciento. En otras palabras, según este estudio, el sexo ha pasado de ser algo que experimentó la mayoría de los estudiantes de Secundaria de anteriores generaciones o no ser ahora experimentado por la mayoría. Así, la tasa de embarazos en adolescentes en los EEUU se ha reducido a un tercio de su nivel más alto.
Sin embargo, resulta que este fenómeno se aplica no solo a los jóvenes. El psicólogo Jean M. Twenge, profesor de la Universidad de San Diego, describió los resultados de su investigación en su libro titulado “iGen”. Según él, cada vez hay más jóvenes de entre 20 y 30 años que nunca han tenido una relación de pareja y que no tienen vida sexual, ni siquiera ocasional. Desde finales de la década de 1990 hasta 2014, el número de relaciones sexuales declaradas por un adulto estadounidense promedio disminuyó de 62 a 54 por año.
Antidepresivos y padres-helicópteros
Las relaciones sexuales vienen motivadas por la libido (deseo sexual). Hoy en día muchos afirman no tener libido suficiente, un síntoma relacionado también con enfermedades y problemas como la obesidad, la adicciones, la falta de sueño, el cansancio, el estrés o la depresión.
Tampoco ayuda la presión que sufren los jóvenes por parte de sus padres en relación con su educación y carrera profesional. Según el profesor académico citado en “The Atlantic”, muchos estudiantes dicen que lo que más temen es enamorarse porque una relación podría arruinar sus estudios. Tampoco ayudan los padres-helicópteros que siguen cada paso de su hijo adolescente y el retraso de los jóvenes en mudarse de su hogar familiar.
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Sin embargo, es imposible no notar que algunos fenómenos que teóricamente sirven para la libertad sexual, de hecho, conducen a una limitación o incluso a la falta de vida íntima. Para que quede claro: la autora del artículo está muy lejos de mirar el problema desde una perspectiva moral o religiosa. Reniega del celibato motivado por convicciones religiosas y considera que todo sexo, incluido el casual, es bueno, siempre que no sea forzado. Y, sin embargo, sus conclusiones, sorprendentemente, coinciden con la forma en que el cristianismo percibe estos asuntos y advierte en contra.
La pornografía
La pornografía es un gran problema. Los hombres jóvenes (y cada vez más mayores) que la miran, se masturban y luego tienen menos necesidad de buscar oportunidades para tener relaciones sexuales. Con el tiempo, incluso se vuelven menos capaces de tener una relación sexual normal. Si deciden hacerlo, copian los comportamientos que conocen de las películas pornográficas, por ejemplo, golpes, asfixia o brutal coito anal.
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La investigadora citada por Kate Julian se interesó por los problemas sexuales de los jóvenes después de cierto almuerzo con una amiga que es ginecóloga en una clínica estudiantil y que le dijo que está cada vez más asustada por la visión de los órganos genitales femeninos. Las chicas no denuncian violaciones, pero tienen heridas que indican que han tenido una relación sexual violenta. Tales experiencias debilitan el deseo de desarrollar la vida sexual en muchas mujeres.
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¿Y qué tal una aplicación de citas? Introduces tus expectativas (por ejemplo, “sexo en mi casa” u “hombre de 20 a 35 años, relación estable”) y en poco tiempo tienes una docena o varias docenas de interesados/as. Sin embargo, Dan Slater en el libro “A Million First Dates” [“Un millón de primeras citas”] demuestra que demasiadas opciones en este campo conducen a “sobrecargar la elección” y, en consecuencia, a la insatisfacción. Además, muchas personas que utilizan la aplicación no saben establecer relaciones románticas e incluso sexuales en la vida real. Muchos jóvenes estadounidenses piensan que hablarle a una chica en un ascensor o bar es demasiado “cutre”.
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Mejor en una relación estable
Al contrario de lo que se puede ver en las películas que son “exprimidoras de lágrimas”, el mejor sexo se tiene dentro de una relación estable. Cuando la socióloga de la Universidad de Nueva York, Paula England, preguntó a las personas si habían tenido un orgasmo durante su última relación sexual, solo el 31% de los hombres y el 11% de las mujeres que tuvieron relaciones sexuales con una pareja casual respondieron positivamente, y hasta el 84% de los hombres y el 67% de las mujeres en las relaciones estables. Resulta que la tan popular hoy en día idea de evitar una participación seria en una relación y el cambio de pareja está arruinando a muchas personas, ¡y no enriqueciendo! – su vida erótica.
Hace más de diez años, la revista “Fronda” publicó divertidos gráficos con unos puzles que simbolizaban a una mujer y un hombre. El elemento “masculino” intentaba hacer coincidir el “masculino” y el “femenino” con el “femenino”, pero solo el “masculino” más el “femenino” coincidían. Los gráficos fueron firmados: “¡No te confundas!”. Y así también se puede resumir el artículo de “The Atlantic”. La confusión trae problemas en muchas áreas de la vida sexual.
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El artículo está basado en:
https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2018/12/the-sex-recession/573949/